CONTROL DE CONSECUENCIAS:

1] Errores: Cometer errores no alegra a nadie, para colmo, los errores propios son difíciles de detectar o no se cometerían. Por un extraño mecanismo mental similar al afortunadamente en desuso "matar al mensajero" el depresivo detesta que le señalen en qué cosas se está equivocando, veamos estas pequeñas listas comenzando por los adolescentes que confunden:
[A] Diversión o placer, con felicidad.
[B] Sexo, con amor.
[C] Libertad, con libertinaje.
[D] Amor familiar, con cursilería.
[E] Orden, con castigo.

Los adultos confunden más cosas pues con los años van dejando más cosas atadas con alambre, pero, sus principales errores son confundir:
[A] Dinero, con felicidad.
[B] Infidelidad, con juventud.
[C] Exito parcial, con fracaso.
[D] Delincuencia por bajos montos, con picardía.
[E] Votar, con democracia.

Finalmente, las mujeres se confunden por lo general cuando les conviene, sin embargo, suelen incurrir reiteradamente en estas leves confusiones:
[A] "Está mal", con "es tu culpa".
[B] "No me acuerdo", con "no quiero decírtelo".
[C] "No me alcanza", con "no quiero comprártelo".
[D] Lágrimas, con declaración jurada.
[E] Derecha, con izquierda.

2] Infelicidad: Esta no es un sinónimo cabal de depresión. La felicidad es un estado al que se llega tras muchos aciertos, pero, del que algún hecho nos puede hacer caer en un segundo.
El crecimiento, la enfermedad, la vejez, la inevitabilidad de la muerte, el éxito, el fracaso, etc. llegan y deben ser enfrentados y no hace falta ser un exitoso imbatible para ser feliz, ya que alcanza con ser un digno peleador, pero, algunos no son buenos perdedores, o son pesimistas, o derrotistas, y así están perdidos a priori, y esa es la diferencia entre el depresivo y la persona feliz: la depresión precede a la derrota y la vuelve inevitable, mientras que alguien feliz puede salir fortalecido [aunque, para el depresivo, un derrotado feliz sea un perfecto idiota].
La opinión del depresivo no vale nada para la persona llena de dicha y, al revés, para los depresivos la opinión de los demás es de terrible importancia y cualquier detalle imperceptible los lleva a concluir que los demas tienen un pésima opinión de ellos.
Como se argumentó en el punto anterior el depresivo malinterpreta la realidad hasta convertirla en una pesadilla. Recuerdo a una jugadora de Hockey que pidió disculpas en público por haber ganado un campeonato mundial por penales: ¡ en vez de disfrutarlo se avergonzaba !, y por ello es muy difícil no pensar sino en una niña presionada durante toda su infancia por sus padres, terminando de cabeza en el diván de un psicoanalista.
Para muchos niños la infancia fue todo lo mala que sus padres pudieron conseguirle, pero, una vez adultos pueden quitarse las ataduras y empezar a escuchar a la gente en vez de plantarse en lo alto de su visión negativa para seguir suponiendo qué piensa el mundo de ellos.
Podemos definir a quien es feliz como:
[A] Independiente [protagonista de su felicidad, por ejemplo, opuesta a la felicidad temporal de la mujer que se casa con un millonario].
[B] Seguro [o sea con recursos].
[C] "Recargable".
[D] Voluntarioso, emprendedor.
[E] Satisfecho, pleno [opuesto a "vacío"].
[F] Con valores [aunque sin ellos igual se pueden tener felicidades temporarias como las de los ladrones y corruptos].
[G] Solidario con la infelicidad ajena, o "custodio" de la felicidad de los suyos.

3] Repaso a la Curva de Bred: Por cierto que hay muchas personas que no soportan la presión sobre sus hombros, pero, el ser humano tiene una fuerza considerable para sobreponerse a la adversidad, de hecho desafío a todas las especies pensantes del universo a competir y exhibir sus logros en frente de los nuestros.
Es bien cierto que tenemos una muy larga infancia en la que dependemos de nuestros padres, pero, después somos poderosos, inteligentes, solidarios y temibles. Nos podemos lastimar, pero sabemos curarnos y, la depresión, es apenas una herida accidental más que puede ocurrirle a cualquiera.
Curiosa por cierto, la depresión parece profunda para quien la sufre mientras que para el observador externo parece apenas un rasguño [espero que tras esta lectura se aprecie su tamaño real].
Para controlar la situación, el paciente debe dejar de guiarse por sus sentimientos y percepciones porque así se equivoca más que un hipocondríaco, entonces debe llevar una gráfica y atenerse a los hechos: si a una persona la despiden del trabajo, luego le roban el auto y, encima, se le pierde el perro, para cuando consiga otro trabajo, haya cobrado el seguro del auto y alguien le haya encontrado al pichicho, obviamente tendrá derecho a decir que tuvo una racha de muy mala suerte, pero esos tres escalones en su curva que se sumaron en un momento de su vida, ya fueron superados y la depresión o tristeza que perduran como un eco deben enfrentarse exitosamente con la experiencia adquirida, y ya no será tan fácil que le roben el auto, tendrá en su cabeza alguna idea para independizarse si vuelve a quedarse sin trabajo, y habrá tomado los recaudos para que el perro no se escape más [¿ y cómo no va a escaparse, si el perro es un animalito alegre por naturaleza, que debe estar harto de su depresión ?].
El depresivo clásico no cierra en alza a sus curvas, para él todas las heridas están abiertas y no le resulta muy fácil escuchar a los demás, pues entonces que lleve su propia gráfica sin mentirse: él mismo dibujará la curva según la intensidad de dolor y tristeza que él crea que siente, pero cuando la curva se cierre, punto, ese dolor debe desaparecer, o a acudir al médico para que le haga recuperar la serotonina, o vaya tres veces por semana al masajista [tanto mejor después de "matarse" con una actividad deportiva o gimnástica exigente] porque eso le reportará un incremento de endorfinas.
Con la curva y sus "escalones" a la vista cualquiera verá que unos escalones se abren y cierran mientras que otros permanecen abiertos, por ejemplo: a alguien puede deprimirlo llegar del trabajo y encontrar la casa hecha un desastre, a la larga o contratará a una persona, o se comprará un armario, etc., la solución se le va a aparecer si primero se da cuenta del problema.
Les adelanto que ir recuperando las curvas acercándose a la línea del cero es muy emocionante: va a ver cómo los amigos se juntan para planear cómo turnarse para llevarlo a su trabajo hasta que recupere el auto, una de sus tías va a empapelar el barrio con fotos de su perro, una ex pareja accede a reunirse para tomar un café y simplemente hacer las paces para poder quitarse una espina profundamente clavada, e incluso aunque no acceda a reunirse verá que la decisión de llamarla es lo importante y que algún tiempo después dará la curva por cerrada cuando entienda que hay factores externos para siempre fuera de su control [como ya se dijo] pero cuyas consecuencias son temporarias, y usted ya ha sufrido tiempo de más por ellas.
¿ Por qué es vital ver la curva graficada ?: Para hacer un ejercicio de control gratuito y efectivo, pues se le presentará ante los ojos una simple salida lineal que vuelve cómodo y seguro al cambio al que casi todos le temen, por ejemplo, usted ha llegado a un punto en el que debe terminar su matrimonio, pero usted le teme al cambio cuando lo peor que puede hacer es atarse a "ser la señora de" [o perder el privilegio de considerarse "dueño de"], para prepararse para el momento de volver a ser libre.
Así, ante cualquier problema en vez de recurrir a una tarotista, se recurrirá a la propia curva para calcular cuánto nos perjudicará y cuándo tardaremos en recuperarnos calculándolo por comparación con la gravedad de otras curvas ya cerradas [su nueva filosofía de vida será: "las broncas y angustias pasan"].
El día de mañana caerá granizo y muchas casas perderán algunos cristales. Una persona ejecutiva retirará todos los vidrios rotos y hará parches con bolsas plásticas y tela adhesiva hasta encontrar a un vidriero, otra persona dibujará algo en su curva y llamará a algún vidriero de las páginas amarillas, a los dos les costará lo mismo y tendrán el problema resuelto prácticamente al mismo tiempo, sin secuelas y sin esperar a que un amigo, el padre, o el novio, le lleven a un vidriero varios días después tras hartarse por su falta de ejecutividad y empezar a deprimirse por el estado de abandono en el que usted vive: el vidrio roto, el depósito del baño que no corta nunca, la heladera que hace ruido, el teléfono que únicamente funciona en la ficha del lavadero [y por eso hay un incómodo alargue atravesando toda la casa], etc.
Algunos no harán la gráfica pues les alcanza con hacer la "lista de supermercado" [o sea el texto que acompaña a la gráfica], por ejemplo: pedir un adelanto del sueldo, volver del trabajo el viernes en taxi, pasar a comprar recubrimiento para las rajaduras del techo que hay que arreglar el fin de semana [creo que nada deprime más que una gotera].
Lo importante es darse cuenta de la animalada que es tratar de vivir con quince escalones que nunca se volvieron a subir, o peor, resignándose a que las curvas no sirven porque no se arreglan solas, lo que es obvio: están para que usted se ocupe de arreglarlas, excepto por las curvas de depresiones inevitables como muertes de familiares, lesiones o enfermedades que dejan discapacidades que lo obligarán a aprender a vivir con ese dolor crónico. Nunca se deje sepultar debajo de una montaña de tontas curvas que para cualquiera serían molestias temporarias.
Si ya se compró el libro, si ya leyó hasta aquí, entonces no sea vago y haga la maldita curva, o algo como una lista de supermercado [¡ método y disciplina !].

4] Orden: Un análisis mínimo lleva inevitablemente a la conclusión de que la curva de Bred no es sino un método para ordenarle la vida a los desordenados, pero, como estos son felices siendo desordenados, entonces estarían imposibilitados para concretar un proyecto como el de llevar su propia curva de Bred.
La gente se divide en ordenada y desordenada [con toda una gama de posibilidades que va desde el 100% ordenado hasta el 100% desordenado] y habiendo muchos menos ordenados, yo podría adjetivarlos como neuróticos e insufribles para quedar bien con la mayoría y hasta en forma indirecta usted que es un desordenado fatal, se sentiría halagado, tendría buena onda hacia mí, y hasta compraría mi próximo libro, pero, la verdad es al revés: el neurótico insufrible es el desordenado.
Nadie goza con el desorden: estoy cansado de escuchar a personas desordenadas autohumillándose ["estúpido" es lo menos que se dicen cuando no encuentran algo, o fracasan en conseguir cualquier objetivo como consecuencia de su desorden].
La persona ordenada [generalmente los ordenados y los limpios son las mismas personas] al ver un trabajo terminado, ya sea en el trabajo propiamente dicho, en la escuela, o en su hogar, siente un gran placer estético más alegría por poner todo en orden, limpio, y funcionando correctamente [no sólo por lo estético, sino también por lo práctico, pues todas las cosas estando ordenadas brindan un mejor servicio que desordenadas].
La persona desordenada no siente placer por el desorden y no existe el desordenado feliz, como tampoco existe el gordo feliz, siendo apenas mentiras "autopiadosas". Los desordenados son básicamente vagos, y por lo tanto sienten "displacer" por el trabajo de ponerse a ordenar, pero, si alguien ordenara las cosas por ellos, sin dudas estarían muy satisfechos y agradecidos.
El mundo es un desorden, todo tiende al caos y el triunfo de la especie humana es el triunfo del orden, el triunfo de la ciencia es el de encontrar el orden y, podría resumir, toda depresión se origina por la ruptura de algún tipo de orden, como el conyugal, familiar, las relaciones de trabajo, y hasta el orden natural de las cosas que indica que los padres deben morirse antes que los hijos.
El orden no es una imposición machista, pues si bien hay más mujeres desordenadas, también las hay ordenadísimas sin por ello haber perdido su femineidad [creo que algo de su desorden es consecuencia de la confianza en una memoria superior].
Tampoco es válido el planteo de tener que optar entre el orden lógico intelectual y el desorden emocional. Vivir con orden no nos transforma en robots sin sentimientos, nuestros hijos no serán desalmados si les inculcamos los beneficios de tener orden.
El que argumente que el desorden le gusta miente, o se niega a asumir su defecto presentando cientos de excusas: si la pereza es un defecto tal que entró en la categoría "top" de los pecados capitales, el desorden no puede ser nunca una virtud, ni siquiera para los artistas surrealistas, ni los autocalificados genios creativos. Por cada artista desordenado puedo nombrar a otro ordenado e igual de creativo, o mejor: artistas con una vida desordenada, pero, con el arte que los rescató de la mediocridad, ellos fueron muy ordenados y meticulosos.
Orden vs. estrés: La persona que llega fatigada del trabajo, lo último que necesita es encontrar su casa hecha un desorden.
En la misma vuelta ya se debe sortear el desorden del tránsito con las peculiaridades autóctonas argentinas, como una avenida cortada por una "sentada" de universitarios [portándose como chicos del jardín de infantes], una peregrinación de huelguistas siempre en dirección al centro de la ciudad [nunca hacia lugares menos congestionados], puentes cortados por quince piqueteros [la barricada con la que cortan el tránsito es lo que originalmente se llamó "piquete"], y con cosas como estas el estrés le sube el punto de ebullición hasta al más santo, y ¿ no es raro que todavía no se haya inventado un termómetro de estrés o estresómetro ?: a no preocuparse pues hay indicadores naturales como las ojeras, la caída del cabello, y el aumento del colesterol [los japoneses ya van a meter un estresómetro en un reloj].
Lo mismo ocurre en su oficina, taller, etc., donde el desorden también lo estresa, y así como la música es antiestresante, los ruidos, que no son otra cosa que sonidos como la música, pero desordenados, también le aumentan el estrés [las bocinas de los autos ya deberían venir con un micrófono para detectar durante un embotellamiento el exceso de contaminación sonora, porque a los imbéciles de los automovilistas no les funciona la cabezota y le tocan la bocina al de adelante como si ese sujeto no estuviera en la misma situación que el bocinómano].
Tanto en el hogar como en el trabajo, el desorden además de antifuncional tiene un componente de contaminación visual, pero, los precedentes son estresores externos cuando el principal desorden moderno sea el desorden "horario" culpa exclusiva de su portador que no duerme lo debido o lo hace a cualquier hora cuando el cuerpo y la psique demandan cantidad y calidad [buenos colchones y almohadas] con regularidad, pues además de solucionarle varios problemas físicos, usted no sabe cuántas soluciones evidentes a sus problemas se le escapan por la zoncera de no "consultar con la almohada" [ver tema 4, punto 5, "L"].
Orden y organización: La cumbre del orden sería llegar a organizar [puede hacerse con los números de teléfono que le propuse anotar al final del libro] a todos los depresivos del país.
Hoy no hay quien no conozca por lo menos a un par de depresivos y la propuesta de las primeras páginas de avanzar en la lectura debatiendo con otros depresivos, de hacerlo con orden va a rendir más, pues para determinados depresivos [por ejemplo una mujer mayor abandonada o enviudada] cualquier compañía es mejor que la soledad porque en una de esas estúpidamente pueden decidir suicidarse, pero, evidentemente lo mejor sería comentar su caso con otro depresivo que a su vez lo comente con otro hasta llegar "en cadena" a otra mujer que haya pasado por lo mismo y tenga los "anticuerpos" desarrollados como para tomar el teléfono y relevar al primer compañero de depresión que, si no ha pasado por lo mismo, se quedará sin letra muy rápido.
Si se ha entendido el concepto se llega a la conclusión de que hay dos posibilidades: primero la auto-organización en la que, por ejemplo, se auto-convoquen los adolescentes hijos de padres castradores, los divorciados, los desocupados, etc. y, la otra posibilidad es que como el depresivo tiende a esconderse y recluirse, su compañero de debates pase el dato al grupo [confiando de buena fe en su diagnóstico] y algún meticuloso que nunca falta llene carpetas con listados de sus "hermanos" de tipo de depresión, fobia, etc., y luego integre lentamente al grupo.
No creo que se pueda hacer esto por Internet debido a los bromistas y vendedores [ver resumen, punto 6] que obtendrán una lista servida de depresivos para intentar venderles alguna terapia alternativa, pulseras contra la mala suerte, rosarios benditos, etc.
Así tendríamos a "activistas", por ejemplo usted que conoce a dos depresivos y les insiste para que compren este libro para luego debatirlo. Luego tendríamos "correos" o gente que gusta debatir no con un sólo confidente, sino con varios para cada tema: estos son los que le pasarían el dato, por ejemplo a un claustrofóbico, de la curiosidad de conocer a otros dos como él. Por último, inevitablemente aparecerá el "organizador" temático.

5] Violencia: Cuando cualquier tipo de violencia se ejerce sobre sus hijos, dejan una marca imborrable, pero, por más dolorosos que sean, todos reconocen un límite: nunca son cosas peores que la muerte.
Una persona que ha perdido a un hijo y estabiliza su curva es un verdadero cretino y sólo es comprensible que la llegada de otros hijos aplaquen ese dolor con su amor [o enseñen a tragarse el dolor y "actuar" por el bien del resto de los hijos o nietos].
Con diferentes grados ocurre lo mismo tras la muerte de los padres, cónyuge, hermanos y amigos donde lo único que reestabilizaría la curva sería la posibilidad de viajar por el tiempo hacia el pasado para ir a visitar, charlar y abrazar por un rato al fallecido [estoy tratando de inventar una máquina para viajar por el tiempo y ya tengo resuelta la mitad de la misma y, para más información ver el punto 9, al final de este tema].
Un hecho irreversible se queda "clavado" en su curva, entonces, se traza una línea horizontal que marque un nuevo nivel, pero, cuando la víctima es un niño, ¿ no se puede hacer otra cosa que resignarse a que las curvas con recuperación en cero sean parte del pasado  ?
Dolor y depresión no son sinónimos. El paso del tiempo hace superar la etapa más dolorosa, y luego aflora la depresión como un "eco" de ese dolor y, por ejemplo, un menor obligado a convivir con su violador, vive torturado con "eco" crónico.
Por diversos motivos, es un hecho que hay madres que permiten a padres o padrastros abusar de sus hijas y, hay otro tipo de casos donde es la justicia la que obliga a la víctima a tener que "socializar" con su violador [¿ si la justicia hasta le puede hacer perder la libertad a un hombre, por qué carajo no le puede hacer perder la paternidad al padre golpeador o violador ?].
Un eco de ese dolor es fácil de percibir cuando la víctima de violación sepa que su violador [o el violador de su hija] salió libre a los seis meses.
Estamos discriminando a la menor. Si una adulta puede divorciarse del marido violador de su hija, con mucho más motivo ¿ por qué la menor, y víctima, no puede divorciarse del padre ?
Hace falta apenas un recuerdo circunstancial del trauma sufrido para que el nervio vago le estruje el pecho y le haga un nudo en la garganta. La injusticia no deja vivir en paz y si es injusto que el cáncer se lleve a personas jóvenes, ese tipo de depresión por impotencia es peor cuando el responsable fue un humano y otros humanos, muy progresistas y garantistas, se empeñan en devolver criminales a las calles como si nada.
Contra la injusticia este libro no puede hacer nada, excepto convocar a una huelga para acelerar y democratizar a la justicia empezando por poder elegir a nuestros jueces [visto que no nos dejan dictar las leyes porque tenemos una democracia indirecta].
El que causó un mal debe pagarlo en carne propia y no pagando abogados y jueces. Sin la más remota posibilidad de escaparle a la justicia, o mejor dicho "venganza bajo control" para llamar a las cosas por su nombre visto que hoy ya nadie le teme a la justicia y que sería por demás lógico que le teman a la venganza: a nuestra justicia de los ciudadanos [y no de los jueces y abogados, que no son otra cosa que burócratas entrenados, a quienes les pagamos los estudios nosotros] para lucrar gracias a las zonas grises y vacíos legales que ellos crearon.
Uno de mis ejemplos favoritos es que los violadores asesinan para no ser denunciados y ante lo extremo del homicidio para ocultar un delito que, en su ejecución, no difiere mucho de lo que la violada hace todos los días con su pareja pero voluntariamente, nos debería poner a todos a discutir dos soluciones para terminar con esto:
Primero: Despenalizar las violaciones porque bajarían en cantidad y en homicidios, porque, semejante indefensión legal sería compensada por las mujeres con una menor exposición.
Segundo [mi favorita]: Tanto la violación como la violencia irracional que desencadena el homicidio reconocen clínicamente un mismo agente: la testosterona que se produce en los testículos.
Como somos todos progres no podemos meter preso a un sujeto cuya libertad de decidir fue bloqueada por esa droga [una de las más poderosas que producimos los hombres], por lo tanto, al violador incluso homicida no le corresponde la cárcel sino el tratamiento médico que, hasta la fecha, es uno solo [si se opta por inhibir químicamente a la testosterona, el paciente podría suspender la medicación] debiéndose tratar al mismo extirpándole los testículos en forma rápida, barata, y sin consecuencias para el paciente que sin la presión de la testosterona le parecerá incomprensible que él, o cualquiera, recurra a la violencia por cualquier cosa, recuperándolo para la sociedad pues sus manos, piernas, y cerebro, siguen funcionando y por lo tanto puede trabajar sin generarnos los gastos de mantenerlo en prisión donde nadie se cura, y algún día saldrán para reincidir [¡ más del 50% !].
Esta cirugía es más simple y tiene mejores resultados que una lobotomía con la que de hecho el paciente pasa a ser otra persona, mientras que con la extirpación el resultado es el mismo pero el paciente sigue siendo útil a la comunidad y no queda "tarado" obligándonos a ponerle médicos y enfermeros para rehabilitarlo y enseñarle a no cagarse encima.
Si en todo el mundo nos acusan de ser salvajes y atrasados, podremos defendernos mostrando que nuestra justicia funciona y sin la pena de muerte del "primer mundo", y que además sigue a nuestra tradición [el gran invento argentino, son las boleadoras].
Volviendo a la depresión y dejando a un lado a los hijos de puta que no hacen otra cosa que cagarle la vida a los demás como delincuentes o como colaboradores [ya les va a llegar su "San Martín"], si sus síntomas depresivos son crónicos, en algún momento el nervio vago le dará un respiro y su cerebro simplemente se preguntará: "¿ qué voy hacer desde ahora en más con mi vida ?".
Bueno, no alcanza con la ayuda profesional y la contención de los seres queridos, por lo tanto, debe instrumentarse la forma de relacionarse con quienes hayan pasado por lo mismo [a ver si usan las computadoras para algo más que para la pornografía].
Siéntese, tómese una taza de té y dibuje su curva de Bred [la primera puede hacerla con la ayuda de alguien del nuevo círculo de amigos a los que los une "el espanto"] y allí verá que tras un suceso trágico algunas situaciones depresivas se evaporan: ya no lo afecta perder un colectivo y llegar cinco minutos tarde al trabajo, mojarse un poco los días de lluvia ni lo alegra ni lo entristece, usted se ha vuelto impermeable a unas cuantas cosas que antes lo deprimían [se ha "curtido"], por lo tanto toda su curva se dibujará diferente, las magnitudes varían y aparece algo que antes le parecía innecesario agregar a su curva personal: escalones que se anotan hacia arriba "porque sí", porque ese día se levantó distinto, y no hace falta enterarse de la muerte del hijo de puta que lo lastimó... ese sujeto cuenta como un "cero" en su curva.

6] Afortunadamente yo no perdí a un hijo, pero, puedo imaginarme lo que debe ser para un padre pasar por la puerta de su dormitorio y ya no escuchar salir esa música exasperante que escuchan los chicos [e indefectiblemente la música de una generación exaspera a la otra].
Su asesor inmobiliario seguramente le dirá lo obvio: esa casa ahora le queda grande e incómoda y, vender algo grande, le permitirá comprar algo chico en un barrio mejor, más cuidado, seguro, o sea: menos depresivo. Un entorno prolijamente cuidado y limpio es menos depresivo que vivir en calles de tierra inundables, teniendo que ver todos los días a chicos descalzos y harapientos, y no quiero olvidarme de darles las gracias a los noticieros por pasarnos esas imágenes a cada rato: gracias, sigan así que les va a dar el Pullitzer a lo trillado y falluto, pues con un segundo de publicidad se asfaltan tres cuadras, y se compran cientos de zapatos.
Hay una diferencia entre informar y torturar a la gente que ya bastantes problemas tiene como para deprimirse por los problemas de los demás, independientemente de que el origen de esa depresión tenga o no que ver con la muerte de un ser querido.
Si se cae de un puente un micro lleno de estudiantes y no sobrevive ninguno, ¿ quién me defiende de la depresión que los medios me regalan tras pasarme las imágenes de las madres llorando, etc. ? si no hay tiempo de cambiar de canal ya que nadie avisa, y aunque se llegue a cambiar antes de que manden la famosa "cobertura" uno ya se enteró del desastre.
Deberían estar obligados a avisar: "la siguiente noticia es trágica y altamente deprimente", a continuación, se pasa una cuenta regresiva "4 - 3 - 2 - 1", y recién allí la locutora sonriente anuncia: "murieron 27 alumnos de un jardín de infantes, los restos de los niños siniestrados están esparcidos en ciento cincuenta metros a la redonda del lugar del hecho luctuoso, agradecemos al Canal 4 de Cerro Choto en Panamá por la cobertura de la nota".
Como no hay forma de evitar tragarse todos los días una dosis de amargura porque en todo el mundo fallan los frenos, yo no estoy pidiendo noticias buenas que compensen, sino que sean menos soretes, y creo sinceramente que Salud Pública debería censurarlos o multarlos con días de suspensión sin salir al aire [por pelotudos y por joder a los televidentes] porque, por ocho morbosos, hay dos personas que sufren y el morboso no se perjudica por esa censura que, técnicamente no es censura pues no se refiere a actos de gobierno o acciones de los gobernantes.
Si hay correctas prohibiciones para fumar en espacios públicos, un espacio abierto como el televisivo no es el lugar donde se puede jugar libremente con la depresión del consumidor pasivo de entretenimientos, cine, etc. y, los flashes informativos no perdonan y contaminan a cualquier programación pasatista que el televidente haya seleccionado.
Si usted duda de esto por razones "políticamente correctas" revise su ideología y recapacite sobre qué le hubiera ocurrido a nuestro país si los medios no hubieran titulado como catástrofe nacional y machacado más que sospechosamente durante la crisis de la hermana Tailandia, el default Ruso, y el efecto "Tequila" de otro país querido con el que tampoco teníamos comercio.
Por si no lo escuchó antes, no hay nada más miedoso que los capitales, entonces, ya sea que los quiera o los odie ¿ para qué asustarlos ?, y tengo razón porque si bien dejaron de llegar capitales por "contagio" de las crisis de otros países del tercer mundo, cómo carajo se explica la terrible fuga de capitales locales si no es por este bombardeo mediático, y fue ésta fuga y no otra cosa ni salvaje ni fundamentalista [por más mala u odiada que sea] la culpable del corralito, el corralón, la devaluación, la pesificación, el retorno de la inflación y muy probablemente su posterior depresión y disparada de la curva de Bred a las nubes suya, mía, y de miles.

Abandono la cuestión política de la depresión con la siguiente afirmación irrebatible: Argentina lleva dos siglos siendo gobernada por abogados y sindicalistas cuando, excepto por el poder judicial y los sindicatos, durante una depresión generalizada, toda organización e institución de gobierno debería estar dirigida por un psicólogo, incluido el Poder Ejecutivo.
A usted le puede parecer un disparate, pero, a mi me tranquiliza y me parece lógico que durante una guerra nos dirija un general, que durante una epidemia nos dirija un médico, etc. o sea "zapatero a tus zapatos" y que los sindicalistas, abogados, sus parientes y testaferros se dediquen a sus asuntos, o a freír churros, en vez de dedicarse a arruinarnos la vida.
¿ Cuántas oportunidades hay que darles hasta que acepten que son unos incompetentes y se agregue en la Constitución que ser abogado o sindicalista es una incompatibilidad para integrar los poderes Ejecutivo y Legislativo si ya tienen el Poder Judicial, los sindicatos y el Ministerio de Trabajo para ser felices ?

7] La ley de los siete: Hay saltos brutales pero temporarios en la curva de Bred en los que nadie va a tomar su curva para analizarla y serenarse, por ejemplo, usted concurre a una fiesta en la que sabe que lo va a pasar estupendo, entonces, a los treinta minutos de pasarla bien entra una persona a la que odia, a la que no puede ver, ni mucho menos permanecer bajo el mismo techo.
De haber hecho su curva vería que pega un salto brutal, que luego baja cuando se retira de ese lugar, pero que no baja todo lo deseable hasta pasados un par de días.
Pues bien, yo he realizado mi estadística [usted haga la suya] y he descubierto que indefectiblemente de cada siete varones que conozco, cifra que se repite con los nuevos que me presentan vengan o no "recomendados", a uno de ellos no lo soporto [las mujeres no entran en esta estadística].
Tengo una amigo bonachón que tiene que conocer a cien personas nuevas para encontrase con alguna que le desagrade, por lo tanto a él habría que aplicarle la "ley de los 100". El caso inverso es mi madre a la que le cabría la "ley de los 2" pues odia a la mitad de las personas [y algunas apenas las conoce de vista].
Hay excepciones obvias con el sexo opuesto, con la edad de la gente, y algunas profesiones [adivinó: quiero estrangular a los piqueteros, sindicalistas y políticos ni bien me los presentan hayan o no llegado al número siete, pues si su sola existencia me deprime, tanto peor su presencia, oir sus voces, latiguillos, etc.].
Necesito eliminar el génesis del desorden disruptivo pues me "sacan" de mi muy controlada curva de Bred y, una forma de hacerlo sin recurrir al homicidio, es no tragarse nada y por ejemplo, en medio de las futuras fiestas a las que me inviten, si entra un sorte humano yo voy a gritar algo como: "¿ quién carajo invitó a ese reverendo hijo de puta ?", pues si muchos se pliegan al abucheo, el N°7 saludará y recurrirá a una excusa para marcharse rápidamente, con lo que la fiesta de buena pasará a ser memorable, generando una "anticurva", algo que un depresivo ni imaginaba que pudiera ser real: resulta que bajando de la línea del cero se llega a la felicidad y, aunque estas curvas sean temporarias, ¡ mierda, esa cosa llamada felicidad existe !
Hasta ahora definida por la negativa en el punto 2, la felicidad sería entonces el control absoluto de su curva de Bred a la que nada podrá perturbar, más la tranquilidad de tener la fuerza como para que cualquiera que lo intente salga perdiendo, tanta como para proteger las curvas de los que nos rodean.
Notas: Primero, no odio al séptimo sujeto que me presentan [ni al 14, ni al 21] pues se trata de un promedio, o la vida sería mucho más simple: "¿ vos sos el N°7 ? ¡ desaparecé de mi vista !" [sumé a los compañeros de trabajo, estudio, y familiares queridos lo dividí por la suma de los molestos y el resultado fue siete].
Segundo: No sea usted tan cruel como para hacerle "la ley de los 7" por ejemplo a los de piscis, o a los hinchas de Boca, a los judíos, o a quienes usted haya calificado como insufribles, después de todo: ¡ hasta un abogado puede ser un buen tipo !
Tercero: Hay gente que se revierte, y que en realidad siempre fueron "sietes" hábilmente disfrazados de cuatros o cincos. Cuidado, ojo con esos guachos porque son los peores sietes.
Ultima nota sobre la ley de los sietes: No he incluido en el promedio a las mujeres porque son demasiado complejas y requieren de un largo análisis para nada porque se pueden dar vuelta hasta por nimiedades una vez cada 28 días.
Es más, usted pudo tener la mala suerte de haber conocido a su mujer perfecta y que justo le fuera presentada "dada vuelta" así, esta cuestión de "la ley de los 7" se está transformando en un verdadero quilombo que no le va a aportar soluciones para superar sus curvas depresivas, pero, tal vez le permita tener una visión más amplia antes de juzgar a las demás personas y sólo cuando usted deje de ser despiadado juzgando a los demás, dejará de sentirse juzgado y observado por todo el mundo.

8] La discusión: Pocas cosas deprimen y alteran los nervios tanto como el tener una discusión. Voy a tratar de quitarle para siempre este tipo de depresiones gratuitas, pero, sea sincero:
[A] Discusiones docentes: Usted cree tener la verdad, y siente que es su deber "educar" a su oponente para que no cometa más errores.
[B] Discusiones constructivas: Desde la certeza de que no tiene todas las respuestas, cree que debatiendo con el otro pueden llegar a aproximaciones superiores.
[C] Discusiones egoístas: Las hace para plantar banderas de superioridad, control, o dominio. Una discusión es una pelea y a usted no le gusta perder a nada.
[D] Discusión política: También sirven para establecer control o dominio sobre el otro, incluso a conciencia de que su oponente tenga la verdad de su lado [aquí importa el apoyo conseguido y no la verdad].
Como en los casos "A y B" no se compite ni se busca ganar, tampoco se pierde, y al no haber derrota no hay depresión.
En el caso "C" los muchos tipos de discusiones son estadísticamente encabezados por la discusión entre marido y mujer que en un 99% de los casos no es una discusión sino una pelea verbal que comienzan cuando un hombre inseguro quiere autorevalorizarse y para ello menosprecia y "basurea" a su mujer, o cuando la mujer tiene necesidades insatisfechas y, aunque sabe que a los gritos no las va a solucionar, por lo menos así encuentra una forma barata de descargarse.
Como todos ya saben, sólo en una de cada mil discusiones alguno reconoce que ha cometido un error, entonces, ¿ para qué carajo discuten, excepto para perder el tiempo, irritar al nervio vago, o para poder dar una demostración de lo cruel y bajo que se puede ser, porque lo más sencillo del mundo es atacar al otro en vez de exponer la verdad de forma incuestionable con argumentos válidos [la verdad como suele ser retorcida, obviamente nunca deja argumentos "servidos" y por eso las discusiones son tan peleadas].

9] La verdad: Mi verdad, su verdad, y la otra verdad, son mentiras. La verdad no acepta pronombres posesivos, por lo tanto, la verdad democráticamente no es de nadie [claro que algunos la perciben antes que otros, pero, eso no les da un título de propiedad].
Algo parecido pasa con la lógica que es una ciencia que nos da una serie de herramientas para razonar ordenada y más eficientemente [deducción, inducción y los principios de igualdad, no contradicción y tercero excluido] hay una sola lógica y no varias o polilogismos [por favor: ¡ basta de "lógica" femenina !] y, lo que sí existen son diferentes escalas de valores personales o grupales, pero no lógicas opuestas.
Sabemos por experiencia que no hay nada más deprimente que tener una discusión fuerte pues nos altera los nervios [entre ellos el vago] y, vasopresina mediante, la misma no se nos va de la cabeza hasta pasadas varias horas [lo que vulgarmente se llama "darse máquina"] y algunos se aplacan más rápido mientras que otros siguen levantando temperatura al punto que la mayoría de los homicidios tiene como desencadenante a una estúpida discusión.
En el fuero interno, es muy raro tomar decisiones impulsivas y por lo general todo es el resultado de una discusión privada que sopesa diferentes alternativas, que opone argumentos a prejuicios, desafía o defiende cuestiones morales como la de lo "correcto" socialmente aceptado, en síntesis, un ping-pong mental donde una posición pierde y la otra gana sin dramatizar.
Se crece descartando razonamientos equivocados ya sea que lo descubramos nosotros mismos por ese procedimiento interno, como que se trate de un procedimiento externo, o sea, discutiendo con otra persona más informada o más lógica.
Oponer argumentos entre personas o entre diferentes partes de nuestra mente no debería ser diferente, pero, sólo entre amigos el debate de ideas es enriquecedor y hasta disfrutable.
Tal vez la raíz del problema que lleva de un confrontamiento de ideas a una miniguerra personal con otra persona, esté en lo que se llama "voluntarismo": nosotros queremos que determinadas cosas sean de una forma [por ejemplo que los pobres sean siempre buenos y los ricos sean siempre malos], cuestiones como esta y otras miles más son evidentemente estupideces, pero, hay miles de personas que para poder vivir con estas convicciones deben negar o cegarse ante los hechos indiscutibles construyendo una ficción [o sea una farsa o mentira] a la que internamente el autor denomina "su verdad" autoengañándose [y quien es capaz de autoengañarse, contra cualquiera "de afuera", es evidente que será inflexible].
En mayor o menor medida hasta las mentes más brillantes y lógicas tienen cosas que no les gustan aceptar, prejuicios infundados, y conclusiones "lógicas" disparatadas porque, memoria selectiva mediante, dejaron afuera de la ecuación a algo vital [hasta que algún metido viene a poner el dedo en la llaga y con una objeción derrumba toda una trabajosa construcción].
Incontables respetados intelectuales, y hasta científicos, sucumbieron a la tentación de forzar los hechos para que coincidan con sus más amadas teorías [por ejemplo el filósofo Marx cuando quiso ser economista], mientras que otros menos famosos como por ejemplo Kepler [pocas páginas adelante en el tema 13, punto 2], sí tuvieron éxito reconociendo humildemente su error y comenzando otra vez desde "cero".
Lo que coincide con nuestro pensamiento se magnifica y lo que no coincide se barre debajo de la alfombra. Thomas Huxley lo dijo mejor que nadie: "Una bellísima teoría puede ser hundida por un pequeño dato desagradable y feo", o muy mal dicho, pero en argentino: "un solo hecho en contra, y te tenés que meter diez teorías en el orto" [en Argentina y en Grecia, por diferentes motivos, pero "orto" equivale a "recto"]. Esto es lo que no quieren entender los peronistas, fascistas, socialistas, y comunistas de Argentina: con propaganda pueden ocultarles los hechos a los ignorantes y fanáticos, pero, no hacen desaparecer a los hechos, que son una larga lista [corrupción, abuso de poder, patoterismo, desquicio económico, hambre, delincuencia, narcotráfico, deserción escolar, infraestructua y salud pública en ruinas, etc.].
Nota: Cuando se discute con esta peste, siempre te tratan de refregar por la cara el modelo izquierdista de los países escandinavos [¡ como si lo estuviran imitando medianamente bien !]. Pues bien, ese ejemplo es falso: revisen los números de ascenso del nivel de vida, baja de la criminalidad, éxito educativo, industrialización, derechos sociales, solidez económica y reservas bancarias, de países de culturas diferentes como la oriental y la occidental pero todos bajo la única bandera del liberalismo económico, como pasa con los países de oriente: Corea del Sur, Japón, Australia, y Nueva Zelanda.
Excluyendo a las discusiones salidas del choque de intereses como las que cuestionan a la autoridad, o combaten privilegios, una discusión de ideas debe ser constructiva y no "a la argentina" tratando de destruir al adversario [en realidad, a la "General Motors vs. Nader"]. Un conflicto o discusión de ese tipo no construye sino que destruye y mina incluso la salud del supuesto "ganador" que puede padecer picos de presión, y hasta infartos.
Como ya dije, el verdadero ganador no es el que hace callar al equivocado, o incluso desenmascara al mentiroso, sino el que aprende algo nuevo... y no me lo discuta ¡ cretino mal perdedor !

[10] La discusión política: El tema 21 es sobre política y cuánto afectan a la salud psíquica de la ciudadanía. Aquí se analiza porqué nos exaltamos tanto con estas discusiones tipo "D" que se vienen repitiendo desde 1789 [antes sólo se opinaba si el rey era bueno o malo], y pese a los años pasados, discutimos sobre lo que no sabemos o entendemos parcialmente llenando los "baches" con opiniones muy subjetivas o poco imparciales [eso es inevitable sobre todo cuando discutimos a personajes históricos]. Este tema es sobre el control de consecuencias, y estas son dos: primero, quedar muy dolido tras una discusión, y segundo, la posibilidad de perder una amistad por discutir de más. Entonces no se trata de no discutir pues tener que "tragarse" algo también duele, sino sobre cómo cerrar la disputa rápido.
Como sobre Marx ya no se discute, en Argentina los personajes históricos que monopolizan las discusiones son Rosas y Perón [o el peronista de turno en el poder]. Discutir de "política" [entre comillas, porque en realidad casi siempre se discute sobre corrupción, y no sobre política], siempre termina con estos dos sujetos insultados o alabados, y lo notable es que si el insulto ofende, la alabanza desmedida ofende igual.
Sacarle su amado fanatismo de la cabeza a una persona, le dolerá tanto como que le amputen un brazo, y obviamente tratará de defenderse, lo que en última instancia llega a la violencia física.
Traten de entender que estúpido es que dos amigos de toda la vida discutan por culpa de sujetos como Perón [o en Cuba por Fidel Castro, o en Alemania por Hitler, en U.S.A. por cómo los hermanos Bush robaron una elección presidencial, etc.: es realmente muy difícil explicar cómo las visiones subjetivas sobre estos líderes oscila de santos a demonios], y hay una explicación: ningún gobierno genera riqueza [ni cuando emite dinero genera riqueza, sino todo lo contrario], sino que maneja dinero ajeno. A algunos se los quita vía impuestos y vía inflación [que es un impuesto indirecto que suele no percibirse que es un impuesto, pero lo es], y a otros sujetos les da créditos baratos, subsidios, vivienda, contratos con el gobierno, etc., y obviamente aquí hay una divisoria de aguas entre los que demonizan o santifican, pero, hay un número mucho mayor de personas que están del lado de los que pagan y que creen estar del lado de los que reciben. Son los que yo llamo "traidores de la clase media": el peronismo es históricamente el partido de los pobres, pero, sus dirigentes políticos y sindicales son todos empresarios millonarios. Una de las políticas eternas del peronismo [que ha oscilado varias veces de la derecha a la izquierda], es castigar con mayores impuestos a la clase media, y sin embargo la mayoría de su militancia es de clase media no rentada [o sea que no recibió ni cargos, ni empleos públicos].

Desacreditar: Que yo tenga el vicio de apuñalar gente para arrancarles los ojos y comérmelos a la provenzal, no invalida que Rosas desangró al país, y que Perón lo hizo estancar en el subdesarrollo, engendró una generación de resentidos clientelistas que a su vez parió a otra generación peor de resentidos clientelistas y encima vagos: no hay ni una sola idea de Perón adoptada por otro país del mundo [por ejemplo en Francia la C.G.T. se llama igual que la peronista, pero, resulta ser anterior, y en Dinamarca hubo un partido justicialista, pero también fue anterior]. Teníamos un rico país oligarca tan subdesarrollado como Canadá o Australia [con terratenientes oligarcas, militares oligarcas, y hasta una iglesia oligarca] y Perón lo desmanteló, pero no construyó un nuevo orden, y entonces a una oligarquía hereditaria, le sucedió en el poder otra oligarquía advenediza, de amigos y parientes del poder... todos nuevos millonarios, y de la peor clase: la de los que están desesperados por hacer fortuna rápido, como sea, y caiga quien caiga [incluso sus votantes]. Y encima, en el nuevo orden post-peronista, los opositores cuando toman el poder lo hacen sabiendo que va a ser por poco tiempo... y eso casi los convierte en depredadores del dinero público, ya sean radicales, liberales, socialistas, o peor: militares. Han sido todos iguales a partir del momento en el que sienten el olor del dinero.
Con odio de por medio, no hay debate sino pelea, y Perón fue sin dudas el gran sembrador de odios [en los tiempos de Rosas el país tenía muchos menos habitantes], además de sembrar villas de emergencia porque necesitaba votos para ganar en las ciudades, y tras sus rotundos fracasos [el país siempre terminó a los tiros], también sembró el derrotismo paralizante [fulminó las vocaciones de los emprendedores y por eso tenemos un país anti-empresarios y anti-empresas], optimizó el clientelismo conservador, y condenó a la depresión a sus seguidores, porque, el que nace pobre en la Argentina peronista, menemista, o kirchnerista, se muere pobre [con más o menos regalitos, y con más o menos dinero recibido a cambio de nada, excepto que se logre ascender a "dirigente"].
Y también condenó a los habitantes de las ciudades a la inseguridad de vivir sitiados por villas peronistas. No hay ciudades pobres, de clase media, y ricas, sino de clase media, con algunos barrios ricos, y todos rodeados de miseria, y fue Perón el que nos llevó a esto, porque ocurrió con los peronismos en el poder, porque siempre aumenta la ocupación ilegal de terrenos para construir villas con los peronistas haciendo la vista gorda [obviamente porque esos nuevos habitantes son sus votantes].

El tiro de gracia: El que está perdido aunque haya comprendido que no tiene razón, traba la discusión porque darle la razón al otro es rendirse y eso no es cosa de machos y, sin un sólo argumento válido, niega sistemáticamente todas las evidencias expuestas por el otro, o hace "la peronista": acusa al adversario de canibalismo u otra cosa improbable para desautorizarlo [yo ya confesé ser canibal, pero oculté que lo hago a sueldo de poderosas empresas multinacionales y, pese a eso, Perón y los que lo siguieron hicieron mierda al país]. Si usted dice en clara y alta voz que es de clase media por su propio esfuerzo, que paga sus impuestos y no recibe ni un peso como los de abajo, ni evade como los de arriba, y si usted nunca tuvo un cargo público, está inmunizado y no puede ser desacreditado: sus opiniones, sus ideas, o la adhesión a las ideas de políticos, pensadores, o filósofos de cualquier partido político, son genuinas y no han sido compradas. Un logro que no puede exhibir ningún oficialismo.

¿ Y qué pasa si usted es oficialista y quiere ganar una discusión ?: Los liberales [esos que odian los peronistas], tienen 100% de razón cuando dicen que las demandas son ilimitadas, pero, que los recursos son escasos. Y el oficialismo que usted pretende defender tiene algo que los opositores no tienen: la máquina de imprimir billetes, y con ella [visto desde las alturas del poder] parece que se tienen recursos ilimitados, pero los que están abajo ven los efectos de la inflación que causa esa máquina y que el gobierno trata de ocultar [en todo el mundo: U.S.A. es la que mejor lo oculta, luego Inglaterra, la Eurozona, Japón, China, India, y algunas ex-colonias inglesas].
Entonces si hay demandas que son ilimitadas, siempre habrán quejas... ¿ y de quién quejarse: de los chinos porque todo en los supermercados está más caro, de los tintoreros japoneses, de los albañiles bolivianos porque aumentó la construcción... de cualquiera menos de los argentinos que están en el poder ?
¿ Ha visto que alguna discusión política termine con uno de los contendientes con la boca abierta en gesto de asombro tras haber recibido una revelación de la otra parte ?: ¡ Jamás, y mucho menos en público [excepto por izquierdistas que analizan textos liberales para criticarlos y terminan convirtiéndose] !
Por lo tanto declaro a la discusión política como absolutamente inútil, y a la discusión histórica como hiper-inútil [¿ si no podemos sacarnos de encima a los políticos muertos, cómo vamos a hacer para quirarnos de encima a los políticos que viven de administrar mal y autoritariamente nuestros dineros ?].
Si usted es oficialista no puede ganar ninguna discusión, entonces no discuta, ¿ No le alcanza con tener el poder, que encima se lo quiere refregar en la cara a los demás ? Evite discutir y proponga esperar a que se concluya el mandato para hacer un balance con todas las obras de gobierno ya terminadas, y no a medio hacer. Usted tiene derecho a pedirlo y los demás tienen la obligación de respetar su pedido, eso sí, que la discusión sea de política y no sobre la corrupción de los políticos que usted votó. En el peor de los casos afirme haber votado una plataforma que en ningún lado le pidió permiso para robar dineros públicos, y si eso sucede no es con su visto bueno, pero tampoco usted es un funcionario de la justicia como para ponerse a recibir denuncias. Al acusador mándelo a la justicia, y al político no lo defienda, que se defienda solo que ya es grandecito [y poderoso].
De esta forma su buen nombre y honor no será salpicado si realmente hubo corrupción, y si no la hubo se ahorró la discusión con todos los daños posibles ya nombrados.

"Adiós al neoliberalismo": A este libro que sirve para ganarles una discusión a los liberales van a tener que leerlo en Internet [fue escrito en 1999 y todavía no lo he publicado], y para "despedir" a los políticos sin discutir, en el mismo libro se explica el concepto de "multidemocracia". Afortunadamente los liberales no discuten tras su decepcionante perfomance en el gobierno menemista [aunque de hecho no estuvieron en el poder, salvo en el ministerio de economía].
El progreso de la humanidad es la historia de las minorías que ganaron discusiones y convencieron a las mayorías. Las páginas más tristes de la historia le corresponden a las mayorías que han masacrado a minorías y, la discusión científica, no está excenta de vanidades, fanatismos, y corrupción, por ejemplo: la iglesia tratando por siglos de mantener a la humanidad en la edad media, o los casos de Lysenko en U.R.S.S., y de Gallo en U.S.A.
¿ Ha notado la ola de optimismo que cubre al país con cada cambio presidencial ?: Eso se debe a que lo único bueno del presidencialismo es que podemos cambiar a los presidentes, sin embargo estos cretinos monárquicos insisten en buscar sus reelecciones: la democracia indirecta degeneró en una pseudo monarquía pero no hereditaria sino partidaria [del mismo partido en vez de la misma familia].
¿ Se ha tomado la molestia de leer la Constitución de 1853 ?, pues en ningún lado está la palabra "democracia". O sea: nunca hemos vivido en democracia, sino en una democracia doblemente indirecta en donde el poder termina en manos de partidos políticos no democráticos. Por ejemplo, no nos olvidemos que en Argentina un presidente puso a dedo a su esposa como vicepresidente, y después otro presidente puso a su esposa como candidata a presidente tambiéa a dedo, sin pasar por internas partidarias. No importa si una vez en el poder ambas mujeres fueron amadas por multitudes: eso no es democracia aunque las reelijan. Los perros también aman a los que les dan de comer aunque los maltraten.
Los partidos internamente no son democráticos más allá de lo formal [todas las líneas internas viven pleiteando en tribunales y, si fueran limpios demócratas, eso no ocurriría] y de esto sólo se puede concluir que si se trampean sin piedad entre amigos, ¿ qué cosas se creerán con derecho a hacernos a los que no los votamos, sólo porque sacaron un poco más de votos ?
Lo más parecido a la forma en que funciona un partido, es una mafia. Su partido tiene una plataforma, el peronista otra, y yo no tengo una: yo cambiaría todo el sistema. Así como estamos hoy, si el peronismo gana con el 51 % y el suyo sólo obtiene un miserable 49% ¿ no tendría derecho a que se cumpla por lo menos el 1% de la plataforma que votó ?, ¡ eso sería por lo menos un 1% democrático !, pero, nuestra Constitución no defiende su derecho a la representatividad proporcional, mientras llena de derechos al poder ejecutivo conformado por el partido triunfante, y casi no le exige ninguna obligación, por ejemplo, ¡ que el presidente electo cumpla ya no el 51%, sino por lo menos el 1% de su plataforma !

Keynes: Este inglés es el padre del sistema económico más compatible con los populismos. Con Perón muerto, el peronismo residual, ideológicamente vacío ya no fue tan peligroso como los fascismos que le precedieron e inspiraron, pues deambulando del neoliberalsimo al keynesianismo, o a lo que sea, a la larga la va a embocar con algunas rachas breves [una de ellas fueron los años dorados de la convertibilidad, que desembocaron en los años terribles de la desocupación del siguiente gobierno radical] lo que es posible, me refiero a que en las cambiantes condiciones de la economía mundial, un gobierno que cambia de sistemas económicos por cuestiones políticas, a la larga la emboque y tenga el sistema indicado en el momento justo. Esto definitivamente no es inteligente: el liberalismo exitoso en todo el mundo, en manos del peronista Menem terminó en un desastre. El keynesianismo que en muchas crisis sacó adelante a países del primer mundo, en manos peronistas termina empantanado. Resulta que Keynes recetaba mucho estatismo y poca [un 5%] inflación anual, pero, sus seguidores no bajan del 25% [y el mismo Keynes llegó a decir que sus seguidores estaban todos locos].
La pobreza desesperante de los desocupados hace que el Estado genere inflación para pagar subsidios a granel, y mediante la emisión sólo hace transferencias de ingresos de ocupados a los desocupados, ciertamente ganando tiempo para que se reactive la actividad económica apalancada por el más estricto proteccionismo. No está mal si uno se está ahogando, y hasta Keynes, el inventor de esta receta, que no es ni peronista ni kirchnerista, se dió cuenta, pero se murió sin encontrarle una solución [se la andan buscando desde 1936] y a esta altura debe ser que no existe una solución además de la ortodoxa liberal que como es curiosamente cruel e inhumana, hace que la pongan a trabajar en cuotas: un poco de keynes, un poco de liberalismo, un poco de socialismo, otro poco de liberalismo... e inevitablemente por andar a los saltos, cada ocho o diez años hay una crisis enorme.
¿ Y cuál es la crueldad terrible del liberalismo ?: Pues bien, se acuerdan de aquello de "no hay que regalarles peces a los pobres, sino enseñarles a pescar", pues bien, los liberales se niegan a regalar su propio dinero, y también el de los contribuyentes que pagan impuestos.

Montaigne: El "yo tengo mi idea y vos tenés la tuya" muy habitual en los derrotados para terminar una confrontación de ideas en un empate virtual [traducido quiere decir: "vos podrás tener razón, pero, yo no voy a cambiar"] es en principio una mentira, pero de las peores pues se trata de un autoengaño, veamos: excepto por esa matriz de la envidia que es el pensamiento que se expresa como "la pobreza del pobre es culpa de la riqueza del rico" expuesto por primera vez en el año 1565 por Michel Montaigne [bastante antes de 1810] y conocido por pocos como el "dogma Montaigne", que ya se demostró que es erróneo, pero, generación tras generación la gente con muy poco conocimiento de las causas reales de la pobreza vuelve a inventarla [no es un pensamiento sino una excusa fácil], bueno, excepto por este "dogma" que todos creen haber inventado, la gran mayoría de los que dicen "yo tengo mi idea" en realidad no tienen ni una sola idea propia y lo correcto sería que confiesen: "yo adhiero a las ideas de Marx, o Castro, o Perón [o al embaucador que más quieran]".
Esto es importante porque si usted les quiere ganar una discusión, primero debe tener el tacto para salvar a la vanidad del otro, de modo que no pierda la discusión él, sino Marx, Keynes, o algún ministro de Perón.
Mi recomendación es decir una verdad a medias: "¿ Sabés que yo pensaba igual que vos ?... pero, después vi que... [Marx, Keynes, algún ministro, la mujer, o el mismísimo Perón], nos mentía" [la verdad es a medias, porque la primera mitad es falsa].
El dijo: "llevo en mis oídos la más maravillosa música que es la voz del pueblo argentino", cuando nunca se preocupó por encontrar a los culpables de la matanza de Ezeiza [de hecho los protegió], después nos trajo a López Rega y al terrorismo de la derecha peronista, luego el de la izquierda peronista, más desabastecimiento, inflación, paros generales de peronistas a un gobierno peronista encabezado por el regalito que nos dejó de postre, o sea a su tercera esposa "la mujer del látigo" [tal vez lo usaba con él, pues no me asombraría nada que provenga del sujeto que le regaló la presidencia de la Nación a una bailarina de cabaret].
La gente derrotada tiende a buscar excusas estúpidas, y siempre la culpa la van a tener los otros, siempre a Argentina la han robado, siempre "los poderosos" están detrás de todo, y hasta creamos un cuco nuevo: "los hijos del poder", entonces nadie les va a ganar una discusión que empiece por obligarlos a reconcocer que la culpa la tienen ellos por haber votado reiteradamente mal.
Excepto cuando en las invasiones inglesas nos robaron el oro del tesoro público, a Argentina generalmente la han estafado los banqueros del exterior, con la complicidad de dirigentes de adentro, sólo así se explica que aumente la deuda externa en forma geométrica, y a cambio no se vean los frutos concretos en los que se ha gastado el dinero prestado.

Contra los políticos se puede ganar cualquier discusión: Los dirigentes del partido de los trabajadores no han trabajado casi nunca.
El radicalismo, otro partido populista pero "light", llenó los consultorios de los psicoanalistas con depresiones, ataques de pánico, e intentos de suicidio [Alfonsín nos trajo la hiperinflación y, De la Rúa, una breve pero demostrativa anarquía].
Si la Unión Cívica Radical fuera una empresa, tras tanta conducción incompetente sin dudas ya hubiera quebrado, pero, después de 100 años ese partido sigue rapiñando poder desde el Congreso, intendencias, y algunas gobernaciones gracias a nuestro voto. Y después, por vergüenza, todos lo niegan al punto que nadie parece haber votado a Alfonsín y a De la Rúa.

Nota: Este libro lo escribí en el año 2001, lo actualicé bastante bien el el 2004, y por eso recién volví a actualizarlo -y ponerle música- en el 2018, y por desgracia los radicales han vuelto al poder, esta vez aliados de un partido de derecha, que atado de manos no hace nada de derecha, como no tener inflación, bajar los impuestos, achicar al omnipresente Estado burocrático, o privatizar las empresas públicas deficitarias y superpobladas de empleados peronistas que no trabajan.

Los de la izquierda quieren gobernar el país y ni son capaces de organizar un partido político coherente. La derecha de la libre competencia es incompetente para enfrentar a los populismos baratos, no capitalizó el que casi todo el mundo comunista se haya vuelto liberal, y ha desperdiciado los cientos de millones de dólares que el primer mundo nos ha prestado [nos han prestado más y con menos garantías que a países mucho más poblados y necesitados] y no nos prestaron porque nos odian, sino para que arranquemos de una buena vez, pero, lo único que arrancó fue la máquina de dar excusas por sus pobres actuaciones como funcionarios, y tanto peor la derecha "privada" que hizo un papelón histórico dejándose ganar privatizaciones "jugando de locales", dejando que nos roben mercados, que nos invadan con manufacturas de tercera, dedicándose a "vaciar" sus empresas, y consiguiendo una ilegal megadevaluación peronista para licuar sus pasivos, y después consiguieron una década de proteccionismo peronista-kirchnerista, que no sirvió para nada [tanto la gigante China, como la pequeña Corea del Sur, se ríen de nuestra industria].

Para terminar de discutir, la "multidemocracia": La política hace felices a unos [los ganadores.. y más a sus dirigentes] e infelices a otros [los perdedores], nunca nos hace felices a todos, pero, es posible. Mis teorías favoritas corresponden a las del nervio vago, a la depremetría [o sea: llevar una "contabilidad" emocional gracias a la curva de Bred], y que la información cura.
Tengo otra teoría para terminar con todas las discusiones políticas que tanto lo deprimen, y por esto he escrito estas páginas: cualquiera sea su tendencia, ideología, partido, opción alternativa, etc., no valen nada y son apenas un montón de mentiras sólo aveces cándidas [y por eso "no malintencionadas"].
Nosotros elegimos democráticamente a un presidente que luego elige a dedo a los ministros de su gabinete y, ¡ al carajo con ese sistema, pues yo quiero que sea "mi" gabinete y no el de cualquier partido político !
Para ello habrá que votar democráticamente pero al revés: eligiendo a los ministros y que gobiernen en sus áreas sin molestarse, y para coordinar tareas usaremos una democrática "mesa redonda", y sólo en una crisis que ellos elijan a un líder.
Por ejemplo en una epidemia el líder [o "presidente"], sería obviamente el ministro de Salud, pero, la mesa redonda incluso puede elegir a una eminencia internacional, pues no importa que el presidente sea argentino, ni de su partido o el mío, sino que sepa hacer bien su trabajo [¿ empiezan a entender ?].
¿ No es estúpido tener autonomía universitaria, y que el día después de egresar, ya siendo un profesional capacitado y con derechos válidos para elegir a su líder, se deje de tener autonomía y se dependa de un ministro puesto a dedo y que nadie votó ?
Si "la democracia es imperfecta, pero lo mejor que tenemos", que es lo que resumidamente dijo el liberal inglés Churchill, metiendo la pata y pudriéndoles las cabezas a varias generaciones de liberales, ¿ qué tal si comenzamos a perfeccionarla dejando de hacer estupideces, y que los médicos gobiernen la salud, los docentes la educación, y los abogados la justicia, o sea una multidemocracia, ¿ o está prohibido que la democracia evolucione, lo que no hace desde que en 1787 en U.S.A. se creó al primer federalismo ?
Más democracia es menos depresión, y en este sistema es suficiente [y demasiado] que a los políticos les queden el ministerio de Trabajo, la Cancillería, y aveces el de Economía [en manos de técnicos desde el radical Pugliese, el del lamento: "les hablé con el corazón, y me contestaron con el bolsillo"].

[11] Modernizar la psicología: Los temas de este capítulo son sobre el control de las consecuencias, o sea: algo anduvo mal, y no hay vuelta que darle. Lo que está funcionando mal es que tanto en psicología como en psiquiatría respectivamente de las facultades de psicología y medicina, tanto en Argentina como en del resto del mundo también, egresan estudiantes notables, pero que no saben nada y recién empiezan a aprender su profesión en la práctica con sus primeros pacientes.
Por ciento que, al menos en los institutos públicos de salud, no se los deja sin la supervisión ni el consejo de profesionales más experimentados, pero, estos siempre llegan después.
Imagínese a un cirujano trabajando así y pidiéndole consejo a alguien más experimentado "después" de una cirugía: En una operación el médico más experimentado hace la parte principal y el novato lo asiste y, con suerte y si es muy hábil, lo dejan hacer el cierre, y eso se hace pese a que la población de cirujanos es ampliamente inferior a la de psicólogos y, sin embargo, a cada paciente se le ponen como mínimo a dos cirujanos profesionales [y más dependiendo del grado de complejidad].
El anestesista también es médico y, además, la humilde instrumentadora se sabe cada cirugía de memoria y más de una vez una "laguna" o "furcio" del cirujano se pasa por alto porque ella se anticipa entregando el instrumental correcto incluso a médicos que cuando están muy concentrados se vuelven casi mudos y solo estiran el brazo y si no se les da la pinza correcta el paciente pierde sangre, se inunda todo el campo quirúrgico, etc. [y a los furcios y lagunas de la instrumentadora, nunca nadie los pasa por alto, porque es el último orejón del tarro].
A comienzos del siglo XXI con la ciencia y tecnología ayudándonos a vivir más y mejor, los planteles de psicólogos y psiquiatras estadísticamente no están a la altura de los logros de las otras ramas de la medicina, comprobado que en su área hay más enfermos y pacientes crónicos que nunca.
Así como todas las ramas de la medicina reevalúan sus procedimientos e intentan nuevas fórmulas, la estrategia adoptada por Freud al abrir una rama terapéutica lateral denominada "psicoanálisis", basada en "un paciente - un analista", pareció aportar una solución, pero, una vez pasada la moda [que llegó a lo ridículo con Lacan] visto el incremento de pacientes en estas áreas, o no está funcionado, o es muy lenta, y al final son los mismos pacientes los que deciden el cambio de analista tres años después de hacer terapia, cuando debería ser el mismo sistema el que programe "pasos al costado", o el manejo de distintas cuestiones de un mismo paciente por diferentes profesionales sin encarecer el tratamiento, pues el paciente recibirá la misma cantidad de horas de atención y, los analistas tendrán las mismas jornadas laborales pero con más rotación de pacientes pues, siempre dependiendo del paciente, hay códigos más fáciles de romper entre hombres o entre mujeres, entre personas de una misma generación, o sólo ante personas mayores que tengan una imagen paternal o maternal, etc.
Incluso creo que sería buena la "tarea para el hogar" el que a un paciente nuevo sobre determinadas cuestiones puntuales se lo haga trabajar en equipo con un paciente más avanzado y ya en vías de recuperación.
Sinceramente yo no les puedo enseñar a psicólogos y psiquiatras a hacer su trabajo [ni les propongo combatir el efecto placebo que logran algunos psicoanlistas, algunos... Freud tuvo un porcentaje altísimo de suicidios], pero, si les puedo sugerir que se habran a recibir la influencia de profesionales de otras ciencias y, a los establecimientos médicos, que lo hagan para recibir la beneficiosa influencia de otro tipo de organizaciones con diferentes métodos de gestión.
La falta de vocación es ampliamente superada por la voracidad de ascenso social que se satisface con obtener un título terciario y, psicólogo o picoanalista, se puede ser en pocos años. ¿ Debería entonces un comité de psicólogos evaluar a los aspirantes a cursar su carrera ?
Yo aprobé orgullosamente el examen para ingresar a la escuela pública de cine dependiente del Instituto Nacional de Cinematografía [entramos 24 de un total de 600 inscriptos] y después de dos años de carrera abandoné porque no aprendí nada que no supiera antes del examen, porque sólo aprueban el examen los que ya saben de historia del cine, del manejo de cámaras y hasta de edición y, como no se puede evaluar el talento, después con un poco de paciencia y perseverancia el Instituto se ve forzado a darles su título a todos los aspirantes que recibió.
A la Facultad de Psicología le pasa lo mismo y encima por cuestiones políticas no puede tomar exámenes de ingreso, y así el título que ni es una garantía de salida laboral, ni es un certificado de talento [en ninguna universidad se enseña a ser talentoso], se lo dan a cualquiera con el tiempo, la paciencia, y la buena memoria necesaria para superar una serie de exámenes. Creo que la solución pasa por crear una carrera unificada de psiquiatría, con un título habilitante intermedio como el de psicólogo, y otro inicial como el de psicoanalista, e incluso con tantas opciones psicoanalíticas nuevas, deberían agregar la carrera de "orientador psicólogico" que se encargaría de la primera consulta en la que se daría una medicación preventiva para luego derivar a cada paciente hacia el profesional con la terapia correcta, para que dejen de comprar la "buena prensa" de las nuevas terapias adoptadas por pacientes famosos.
La Facultad de Psicología debería ser bipolar, lo que no puede hacer la de Medicina donde se estudia con "preparados", o directamente con cadáveres. Esta bipolaridad sería para que puedan entrar tanto estudiantes como pacientes "oyentes", y así después de una hora de clase el interesado en aprender charle con el interesado en saber qué le pasa e interactúen cinco años antes de comenzar la actividad profesional.
¿ No conoce a cristianos que se volvieron más buenos después de ver al Papa ?: Bueno, no descartemos la influencia que los "grandes hombres" tienen sobre los hombres comunes, pues, si hasta conmueven a los insensibles de los estudiantes, ¿ no sería genial aprovecharlos por el mismo precio y que su poder para "iluminar" se derrame también sobre algunos pacientes "oyentes" ?
Para estas clases abiertas, recomiendo muy seriamente trabajar en conjunto con guionistas de cine y humoristas de "Stad up", para armar la exposición de cada tema como si fuera una especie de show. Los guionistas y los humoristas son los "legos" que de manera intuitiva más saben de psicología práctica.

Claudio Corniola