EL DESEQUILIBRIO DE
ADOLPH HITLER





EL DESEQUILIBRIO DE
ADOLPH HITLER


  1. La maldad no es locura, y lo que desequilibra es el poder absoluto. Adolph Hitler ya fue nombrado varias veces en estos ensayos del año 2016, y es sin dudas el ícono mayor del mal, un verdadero monstruo aunque los comunistas Stalin y Mao han asesinado a más gente, pero durante gran parte del siglo XX ser comunista concedía automáticamente el perdón de todos los pecados y, después de todo, Mao asesinaba chinos y Stalin asesinaba rusos o cosas parecidas, mientras que Hitler mataba a gente como uno, o sea a franceses, ingleses, y hasta bombardeó a España.
  2. Por cierto, los franceses, ingleses, y españoles tiempo atrás también fueron genocidas que recién terminarían de liberar a sus colonias después de terminada la amenaza nazi.
  3. Está claro que Hitler para superar a sus rivales de China y Rusia, suma a su favor el hecho, que algunos infelices niegan, del genocidio del pueblo judío y, aunque Stalin también era antisemita, no invadía países para secuestrarles a sus judíos, llevarlos en tren a campos de concentración en donde los envenenaban con gas y después los cremaban en hornos industriales, o en fosas comunes, simplemente por ser judíos o tener un abuelo judío.
  4. En su libro "Mein kampf", escrito en prisión [hubo varios encarcelados que se volvieron escritores, como por ejemplo el comunista Gramsci, porque parece que los carceleros además de violar a los presos y de hacerles comer basura, les regalan cuandernos en blanco en compensación]. Pues bien, ya en la primera página aparece el primer objetivo de Hitler: unificar al pueblo alemán bajo un mismo estado para poder tener una exitosa política colonialista de ultramar con colonias como las que Alemania le envidiaba a Francia e Inglaterra. Esto implicaba puntualmente a Alemania y la Austria natal de Hitler, pero, habían colonias de alemanes [aunque no propiedad de Alemania] en Francia, Polonia, Checoeslovaquia, Holanda, Suiza, Luxemburgo, Croacia, y hasta en Rusia sobre el mismísimo río Volga.
  5. Y antes de la primera página, en el prólogo, Hitler explica que escribe para uniformar y homogeneizar la doctrina del movimiento [cualquier parecido con lo escrito por Perón es simple plagio cometido por el argentino], para enfrentar a las calumnias de la prensa judía, y para afirmar que no cree en la palabra escrita sino en la oratoria, adelantando lo que estaba por hacer: convertirse en un líder "mediático".
  6. Hitler no tenía en mente reescribir "El capital" y esperar medio siglo para que le aparezca un Lenin alemán que ponga en práctica sus ideas. Para eso se había estudiado cómo hacer todo junto: tomó cosas de Marx pero sin darle las gracias, después de todo aunque traidor a sus raíces, igual se trataba de un judío, y que para colmo fue un alemán adorado y comprado definitivamente por los rusos [un pueblo eslavo a los que los germanos también consideraban dentro de las razas inferiores]. Para hacer esto, Hitler textualmente plagió a Mussolini que ya lo había hecho exitosamente antes robándole las masas de trabajadores a los comunistas, luego les sumó a los nacionalistas alemanes, a los militaristas anticomunistas [Frei corps], más los antisemitas, y ya tuvo un partido político con representación parlamentaria que no paró de crecer sobre la base de los errores ajenos.
  7. Una vez en el poder, copió toda la propaganda leninista que pudo, incluso al comienzo en la iconografía nazi figuraban el martillo y la hoz, luego descartados.
  8. Pese a los altísimos niveles de corrupción de su gobierno [nada diferente a la corrupción reinante en la Rusia comunista o en la Argentina peronista, con la diferencia de que los nazis les robaban a los judíos, los comunistas a los opositores, y los peronistas a nuestra clase media], resulta que Hitler tuvo un éxito económico sobre la base del pleno empleo construyendo su máquina de guerra, y luego saqueando a las naciones vecinas.
  9. La plena ocupación, la propaganda, el fervor patriótico, más los éxitos militares, y los alemanes lo amaron, definitivamente creyeron que era un dios propio invencible y capaz de producir milagros, pero fue derrotado, en gran parte porque generales mejor calificados no se animaban a contradecir las órdenes de un megalómano desequilibrado exponencialmente a causa del ejercicio incontrolado del poder total, que obviamente no sólo se creía infalible, sino que quienes lo rodeaban también se autoconvencieron de ello.
  10. Pero, ¿ sólo Stauffenberg se dió cuenta y quiso matar a Hitler ?: La locura no es contagiosa, pero el fanatismo sí, especialmente el religioso, pero ya vimos que este fenómeno ha sido estudiado y capitalizado por los políticos, con dos efectos notables: primero, un entorno fanatizado borra las inhibiciones morales incluso de los no fanatizados, y segundo, los reclutados por el fanatismo se vuelven ciegos y sordos ante las contradicciones de sus líderes y de su ideologías, al punto de que causan gracia si no fueran gente tan peligrosa como para asesinar, incluso a niños inocentes en donde algunos de ellos fueron utilizados para hacer experimentos sádicos, y hacerlo convencidos de estar haciendo algún tipo de justicia contra los perversos judíos que traicionaron a Alemania haciéndole perder la primera guerra mundial, con lo que quedaba justificado asesinar a los hijos menores de edad de un granjero judío húngaro u holandés.
  11. A este tipo de incoherencia sumada a una brutal indolencia moral, la hemos visto de sobra en Argentina en donde los peronistas, y luego multiplicado varias veces por los kirchneristas, no podían ver la contradicción de adherir en cuerpo y alma al servicio del partido de los pobres y excluídos, en donde todos sus dirigentes políticos y sindicales, más sus comunicadores mediáticos, eran todos millonarios sin haber trabajado nunca por afuera del Estado.
  12. La última desequilibrada orden de Hitler fue destruir toda Alemania para no dejarles nada a los vencedores, y pese a que su ministro Albert Speer desoyó esa orden, Alemania igual quedó arrasada, y el verdadero milagro alemán, modestamente lo hizo el arriesgado pero sobre todo sensato liberal Ludwig Erhard, y lo hizo en tiempo récord con otro libro muy diferente a los populares "El capital" de Marx, "Mein kampf" de Hitler, y la teoría general de Keynes de moda en Inglaterra y sobre todo en U.S.A. que era la que tenía el poder de facto al tener ocupada a Alemania, pues bien, Erhard arregló el desastre causado por un austríaco, con las ideas de otro austríaco pero judío: Ludwig von Mises.
  13. En Argentina hemos visto claramente la ejecución de la orden de dejar la tierra arrasada cada vez que el peronismo debe abandonar el poder. Cada nuevo presidente post peronismo parece no entender que hubo una guerra, a la que yo denomino como "guerra civil fría", que no tiene treguas, y que deja un verdadero "campo minado" [ver también "campo minado - parte II"], por lo tanto se va a tener que improvisar arriesgándose a cometer errores que no van a ser gratuitos, y por eso es preferible y doblemente probado como correcto, tomar el camino seguido por Alemania Federal después de la segunda guerra mundial, y por Corea del Sur, después de la guerra de Corea, porque dentro de ese entorno de políticas doblemente liberales [en política de derechos civiles y en economía] todo lo que haya que improvisar va a tener una especie de seguro de alta confiabilidad de éxito. Por lo tanto, hay que descartar las políticas keynesianas que los aliados implantaron en Alemania Federal hasta que Erhard tomó las riendas de la economía. Toda improvisación dentro del tibio marco keynesiano por el que se deciden la mayoría de los temerosos, no es otra cosa que una pérdida de tiempo, o "tirar la pelota afuera", en vez de encarar hacia el arco, porque mientras los gobiernos "hacen tiempo" esperando que se calmen las aguas, pues las inversiones no llegan, y el empresariado local no se compromete con la reactivación y se sienta a mirar el partido desde afuera.


    1. Indice del comunismo