DERECHO ¿ POSITIVO ?




DERECHO ¿ POSITIVO ?


  1. Occidente ha sido la cuna de la derecha y de la izquierda en economía, respectivas representantes por un lado de la libertad de los mercados y de la propiedad privada, mientras que del otro nefasto lado bregan por el intervencionismo estatal regulando los precios y confiscando lo que se le antoja y cuando se le antoja [nunca, pero nunca, para mejorar ningún servicio o prestación], por un motivo calificable como "envidia de Estado", desatada cuando la dirigencia [o "vanguardia" para esa gente de mentalidad militarista] más los activistas de esta clase de gente mediocre, si por desgracia acceden al poder, automáticamente van a comenzar a abusar del mismo, y hasta van a creer que es patriótico cometer todo tipo de injusticias sobre sus opositores, llegando a cometer genocidios en todos los continentes menos en Australia y la Antártida.
  2. Dentro de la derecha, el respeto de la vida y la integridad de las personas, junto con su propiedad privada, y el cumplimiento de los contratos celebrados libremente, nos llevó de cabeza a organizar un sistema legal-punitivo, pero, no hicimos uno sino dos: el "Common law" inglés, y el positivismo francés [yo aún soy partidario del código Hammurabi, famoso por aquello de: "Ojo por ojo, diente por diente"].
  3. Las izquierdas que tantas veces han llegado al poder, no tienen una teoría del Estado y por eso en contra del Estado democrático argumentan que pueden superarlo con una dictadura del proletariado que, siempre en sus términos y con su particular psicología, es un sistema de gobierno mucho más democrático [y es cierto, casi nunca pierden una elección después de haber asesinado a todos los opositores]. Aunque al afirmar esto estaría pecando de falta de objetividad, pero, los muertos que los comunistas han asesinado llegando a los 100 millones, ya no votan ni mucho menos pueden opinar objetivamente sobre las ventajas para su sociedad producidas por el gobierno que los asesinó y tiró en una fosa común, pero, como objetivamente hay que reconocer que no todos los gobiernos socialistas han sido genocidas, el tema de sus crímenes, torturas y abusos no sería sino una "chicana" a la que no se le puede permitir ser parte de un debate de ideas sobre el derecho. Entonces, esa ideología sobre la que debido a que hay excepciones ya no se puede afirmar que sea genocida, pese al poco ambiguo concepto dedicado para quienes no encajen en el plan maestro comunista que "deberán perecer en un holocausto revolucionario" [palabras de Marx], mientras en algunos países no estaban exterminando a opositores, ni a propietarios de granjas, o a profesionales a los que por su capacitación ya se los consideraba contrarevolucionarios, y a los que incomprensiblemente pese a que no los consideraban útiles dentro del plan revolucionario, tampoco los dejaban autoexiliarse, y los acribillaban en las fronteras, o tratando de trepar un muro, o de navegar en una rudimentaria balsa, pues bien... en donde la izquierda se comportaba civilizadamente, sus cráneos se dedicaron a hacer mierda al derecho que inventaron las derechas, y a esa estrategia cuyos mayores exponentes fueron Foucault en Francia y Zaffaroni en Argentina, la llamaron: "garantismo-abolicionismo", y esto padece del mismo problema que el tema precedente: en las democracias indirectas finalmente algunas decisiones son tomadas por uno solo [lo que es grave incluso aunque no se trate de dictadores psicópatas como los que encumbró la izquierda].
    Los jueces garantistas y abolicionistas son personas como nosotros que tenemos curiosidad por los asesinos seriales y tiranos genocidas, sobre los que vemos películas y compramos millares de libros, con la diferencia palpable que ellos verdaderamente los aman y por eso no pueden verlos presos, o muy probablemente al fin de cuentas [me cuesta creer que las estupideces que dice Zaffaroni sean tan persuasivas] muchos recurren a montañas de justificaciones jurídicas y filosóficas para meternos a todos a discutir cuestiones bizantinas, mientras que de manera muy sugestiva estos charlatanes infatigables incrementan sus patrimonios muy por sobre las posibilidades de sus ingresos.
  4. Sin embargo la derecha no tiene una respuesta única frente a las izquierdas, y de hecho utiliza a dos sistema legales diferentes y, por lo tanto, susceptibles de distintas maneras de ser infiltrados por el garantismo-abolicionismo, o por la vieja corrupción por dinero enmascarada con progresismo barato: Por ejemplo en el Common Law, el juez no está solo con sus limitaciones sino que está acompañado y apoyado por el prestigio de montones de jueces anteriores que le dejaron por escrito lo que tiene que hacer, aunque siempre bajo su criterio final, caso por caso [lo que lo define como "derecho casuístico"], o con un jurado asumiendo la responsabilidad de declarar la culpabilidad de los acusados.
    En cambio, en el derecho positivo [que por desgracia es lo que tenemos en Argentina], un juez no puede hacer nada sino únicamente aplicar la ley, y si los legisladores pretendieron con ello evitar abusos y arbitrariedades, pues no obtuvieron nada más lejano y fácil de contaminar por el progresismo cínico abrazado por los jueces neo-setentistas.
  5. La avalancha de leyes es tal que siempre hay dos o más leyes para cada caso y, el garantismo, nos fijó el principio de aplicar la más benigna para el acusado ¿ por qué no la más severa, y así disuadir a otros de llegar al delito ?... y ni opinar sobre la libertad de los jueces para acortar sentencias, permitir salidas transitorias y, en síntesis, ser partícipes necesarios de sus futuros robos a mano armada, homicidios, y violaciones seguidas de muerte, en donde obviamente lo más horrible son los homicidios cometidos por quienes son liberados casi seguramente a cambio de dinero, pero en donde el premio mayor por lo delirante, lo obtuvo un grupo de convictos saliendo de sus encierros para asistir a actos políticos de los Kirchner: el denominado [no sé por qué con errores ortográficos] "vatayón militante".
  6. Pero, obviamente el derecho va mucho más allá de las leyes impositivas, penales, y de las excursiones pagas para que los convictos vayan a aplaudir a Cristina Fernández de Kirchner. Según Frédéric Bastiat: "La ley no tiene por misión regir nuestras conciencias, nuestras ideas, nuestras voluntades, nuestra instrucción, nuestros sentimientos, nuestros intercambios, nuestros dones, o nuestros placeres. Su misión consiste en impedir que en estas materias, los actos de unos atropellen los derechos de otros", y remata explicando cómo la justicia se ha degenerado por culpa de dos vicios: la falsa solidaridad y el falso altruísmo, obviamente para ocultar el cinismo egoísta e irracional de los que gobiernan en nombre del pueblo, lo que nos recuerda a la primera inercia redistributiva en un mundo donde todos somos egoístas, y nos conduce a la última inercia sobre cómo supuestamente mejoramos el mundo [aunque evidentemente lo empeoramos] sancionando leyes "sociales" justificadas en que hay necesidades que generan derechos... por el pueblo... por los pobres... por los desposeídos... para que sigan igual.
    Los egoístas inteligentes o racionales entendemos que nuestra vida, libertad, y propiedad privada, deben ser defendidas al igual que las de todos los demás. En cambio, el egoísta irracional, carente de inteligencia [excepto para robar], obra como si su vida, libertad, y bienes, fueran los únicos que importan, mientras que los nuestros no sólo no valen nada, sino que conspiran contra sus deseos. Y estos individuos van a esperar pacientemente hasta el momento en el que saquen un voto de más, para refregarnos su ideología por la cara, y hacer que todos los logros de nuestra vida no valgan nada.
    Sobre los deseos recién nombrados, el populismo sacralizó un eslogan de cumplimiento imposible: "Las necesidades generan derechos", pero... ¿ cuáles derechos ?, pues para empezar resulta que esto parecerá un juego de palabras pero la verdad es que en el derecho positivo los derechos reales son negativos, o sea que tenemos derecho a que no se nos mate, a que no se nos robe lo nuestro, a que no se nos prive de nuestra libertad, mientras que los derechos en positivo, como por ejemplo el derecho a la vivienda, primero es imposible de cumplir pues si todos tenemos derecho a una vivienda, pues bien... ¿ a quiénes vamos a obligar a que se pongan a hacerlas ?, a no ser que este supuesto derecho incluya la obligación de convertirnos a todos en obreros de la construcción gratis donando horas de nuestro trabajo haciendo casas para los demás o evitar tener que trabajar aportando dinero vía impuestos para pagar la satisfacción de las necesidades de los demás [más agua, electricidad, gas, Internet, transporte, obra social, jubilación sin haber hecho ningún aporte, vacaciones pagas, educación gratis, etc.], con lo que el sagrado mandamiento izquierdista de convertir en derechos las infinitas necesidades ajenas por pura demagogia esconde la mayor de las inmoralidades: los gobernantes izquierdistas nos han de convertir por ley o por decreto en esclavos, o sea en trabajadores, aportantes, o contribuyentes forzosos a cambio de nada.
  7. Orden espontáneo: En Argentina creemos que la ley es la voluntad del gobernante, y nada hay más errado que confundir ley con legislación y órdenes, lo que seguramente es producto de mentes devotas de la "suma cero", y los mandatos compulsivos dados desde el poder a grupos particulares para terminar por concederles privilegios a otros.
    Uno de los mayores portentos intelectuales del siglo XX como Friedrich von Hayek, no se puso a prescribir ni redactar leyes, sino a analizar cómo mucho antes que el legislador se sentase frente a una máquina de escribir, la sociedad ya tenía un orden espontáneo de extrema complejidad y eficiencia [donde el ejemplo hayekiano por excelencia son los idiomas, cuyo estudio desveló a camadas enteras de intelectuales izquierdistas, y en donde evidentemente ninguna autoridad legisló cómo hablar ni escribir]. Según Hayek, "Estamos viviendo todo el tiempo gracias a un sistema de normas de conducta que no fue inventado, ni diseñado, y al que en gran medida no entendemos".
    El papel del gobierno es asegurar nuestra libertad y progreso por intermedio del Estado de Derecho, pero ellos no pueden hacer una ley, sino descubrirla: ésta se basa en los precedentes, un sistema de prueba y error por el que tuvieron que pasar todos los principios sociales más efectivos, y que por eso son transmitidos de una generación a la siguiente. Una especie de lenta evolución darwiniana pero cultural gracias a la que las reglas efectivas fueron perfeccionadas con el tiempo por medio de la costumbre y la experiencia, que posibilitaron verificar cuáles estrategias sí servían adoptándolas como reglas sociales generales, que fueron interpretadas por las autoridades que las han plasmado en leyes, gracias a la legitimidad proveniente de no haber sido creaciones suyas, sino nuestras, observando para su redacción dos cosas:
    [A] Las leyes deben ser de carácter general. No deben convertirse en específicas porque así se les impedirá convertirlas en instrumentos para conceder privilegios especiales.
    [B] La verdadera libertad implica la igualdad ante la ley, por lo tanto las leyes sólo le pueden decir a la gente lo que no pueden hacer, para evitar perjuicios a terceros. La ley no le debe decir a los individuos qué tiene que hacer, sino que cosas no hacer para mejorar su situación perjudicando a otros.
  8. Es muy tarde para cambiar a nuestro sistema por el inglés, sin embargo, podríamos tener juicios por jurados en materia penal, y tener el derecho de veto en manos de las autoridades carcelarias, más otro derecho de veto para los jueces cuando enfrentan la disyuntiva de elegir entre aplicar dos leyes que van a definir dos resultados diferentes. En esos casos el juez veta a la ley que no va a utilizar para todos los jueces posteriores, y la envía al Congreso para su anulación, corrección, o unificación con la ley aplicada, en un plazo breve que de ser sobrepasado, convertirá al veto en ley. Los jueces no pasan a legislar, sino que sigue legislando el Congreso incluso aunque sea por omisión, y como el veto sólo se utiliza cuando hay un conflicto entre dos leyes del Congreso [o sea que el juez no inventa una tercera ley], el poder judicial no se apodera de funciones legislativas.
  9. La división del Estado en tres áreas [ejecutiva, legislativa, y judicial], pone a la justicia al sevicio de los particulares para frenar actos de autoritarismo por parte del poder ejecutivo, en manos del gobierno de turno, pero, la justicia por este motivo puede y es utilizada por los opositores de un gobierno para estorbar su gestión mediante amparos a decisiones que ya han sido debatidas en los correspondientes parlamentos nacional, provincial, o municipal, sumado a que ya le fueron auditados y aprobados los gastos con la forma de afrontarlos, para que todos estos trámites, que han involucrado a varias oficinas públicas, terminen en el escritorio de un juez que no sabe nada y que tiene que revisar todo desde cero, mientras se les sigue pagando a los contratistas, empleados, y proveedores.
    La diversidad y seriedad de los reclamos va desde la defensa de la libertad de prensa durante el gobierno kirchnerista, hasta pararle una obra gigante de infraestructura al actual gobierno de los C.E.O.s, porque para terminar de hacerle la salida al túnel de un nuevo recorrido subterráneo, hay que tirar abajo a un árbol [o doce, no importa el número: si cada vez que hay una tormenta se cae media docena de árboles].
    Frenar el intento fascista de monopolizar la información estuvo bien, y frenar una obra que beneficiaría a miles de usuarios asesinando a un pobre árbol indefenso estuvo mal... ¿ por qué, por el diferente color de la intención política de fondo ?
    El tema pasa por la decisión perversa de utilizar a la justicia para perjudicar a terceros, desviándola de su función original que es proteger a terceros, y en estos casos la justicia debe tener un arma para poder sancionar y multar al manipulador del sistema, que conservará el derecho de apelar a una instancia superior, que podrá sancionar al juez, anular la multa, o sumarle otra multa más.

    Será justicia
    [o mucho más moderno... ]
    ¡ Aguante la justicia !


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Otra farsa "progre"