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DESABASTECIMIENTO Y PROGRESIVIDAD

Ahorro, inversión, consumo, y finalmente exportar lo que no consumimos, en ese orden todos son importantes pero, normalmente sólo estamos preocupados por nuestro consumo y el mito izquierdista de lo que "el Estado nos debe dar". No vivimos en un país rico con la riqueza mal repartida, sino en uno donde se destruyó este orden y entramos en un tobogán progresivo de empobrecimiento y necio rechazo inercial a volver al sistema ortodoxo en donde cada uno genere riqueza. Brevemente para no perder tiempo con un fracasado por donde se lo mire, Marx dijo una larga sarta de estupideces "con buena prensa" pero todas demostradas como incorrectas por Ludwig von Mises hace ya cien años y como si eso no fuera suficiente [ya quedó claro que para los irracionales y tercos izquierdistas y progresistas no lo fue], hace más de un cuarto de siglo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas colapsó sin poder inculpar a nadie de haberla traicionado porque Stalin ya se había encargado de asesinar a todos los opositores y accesorios. El socialismo en general y el más avanzado de todos que fue el socialismo ruso marxista-leninista, han sido un desastre económico, social, moral, y humanitario, excepto cometiendo el genocidio de los opositores internos, más el de los ucranianos vecinos de Rusia, pero, obviamente eso no se veía ni sabía entre la población de Moscú, más preocupada por tener que hacer colas kilométricas para comprar pan, combustible, fideos, jabón, etc. o sea por el desabastecimiento y la mala calidad de los productos entregados a la población [que no eran los mismos que consumía la casta política socialista e igualitaria].
Claro está que el "Estado benefactor" inventado por los alemanes para competir en propaganda prometiendo "cielos rosas" mejores que los marxistas, aunque demasiado caro cumplió su propósito... hasta que la idea fue tomada por los populismos que lo transformaron en un despropósito de despilfarro inflacionario sin límites. El comunismo cayó porque al ser un sistema de partido único no tuvo la alternancia con gobiernos sensatos que hicieran los demonizados "ajustes", que le permiten a los populismos más o menos fascistas, como lo que se padece en la Argentina peronista, seguir viviendo por oleadas al renovarse los votantes jóvenes políticamente incultos, inexpertos, y sobre todo demandantes, que muerden fácilmente el anzuelo de la añeja propaganda izquierdista, tan antigua como que muchos de los prejuicios de los que se vale le fueron plagiados al cristianismo que lleva más de dos mileños lucrando con la pobreza.

Desabastecimiento de ideas nuevas: Todos los gobiernos y modelos económicos posteriores al año 2008 a los que las izquierdas sobrevivientes, junto con los progresismos y populismos llaman "neoliberales", en realidad son posneoliberales, porque sin discusión el neoliberalismo muere cuando en U.S.A. se socializan las pérdidas de sus bancos en ese año, Grábenselo: socialismo mata a liberalismo, y hubiese sido más correcto llamarlo neokeynesianismo, una vuelta de tuerca que se fue ajustando [se ajusta una tuerca girandola hacia la derecha] llegando a la gloriosa década del ochenta y la revolución informática con la que los liberales volvimos a cambiar el mundo, pero, las viejas ideologías siguen estorbando y generando improductivos conflictos y marchas atrás, porque el problema con los "ajustes" es similar al de las dietas donde la mayoría las abandona, lo que tras un ajuste implica votar en contra del que hizo todo el esfuerzo por corregir una situación heredada, y en vez de ser premiado es castigado con la derrota electoral.

Desabastecimiento de dinero: Yo contabilizo como a una falla del mercado, el que no haya una ley escrita que le informe al gobernante de turno que su poder está por debajo del poder del mercado, y si estuviera escrita la violaría al riesgo de hacer tambalear a la economía que sostiene al sistema que lo llevó al poder, ya sea por sufragio, o como hicieron los banqueros de U.S.A. al crear la Reserva Federal [alias la "Fed"] y que el gobierno les garantice el monopolio de la impresión de billetes a un club de entidades privadas que obviamente han manejado bien las cosas, pero, que cuando cometen errores hacen que otros los paguen: es fácil pero irresponsable abastecer de dinero a la población tal como les gustaría hacerlo a los políticos, lo difícil es abastecerlo con un dinero que tenga un buen respaldo.
De un modo indirecto el poder de la Fed y el interés que pagan los bonos del tesoro de U.S.A. ponen en jaque la soberanía de nuestra Nación que depende del abastecimiento de dólares estadounidenses porque nuestra moneda no vale nada. La solución para independizarnos del papel pintado en U.S.A. por un pequeño club de bancos privados es tener algo mejor que ofrecerle a nuestra gente: la competencia entre varias monedas provinciales con el respaldo que sus pueblos hayan votado [oro, plata, petróleo, litio; biodiesel, y hasta Kwh], más la auditoría del Banco Central de la Nación Argentina, y siempre contra reservas o exportaciones anuales probatorias de la existencia de dicho respaldo, que hará la impresión a pedido provincial en la Casa de la Moneda del gobierno central haciendo que los billetes solicitados estén expresados en kilos o en litros indevaluables cuya cotización se definirá por la oferta y la demanda en la Bolsa de Comercio o en las casas de cambio, donde el gobierno provincial podrá venderlos. Estos billetes son de curso legal en todas las provincias, pero, no obligatorio. Ningún gobierno provincial puede obligar a tener que cambiarlos por la moneda local, ni confiscarlos, ni se los pueden declarar ilegales, no puede haber ninguna cotización oficial, se pueden pagar impuestos con ellos, y guardarlos exclusivamente en bancos argentinos que no los represtarán a particulares, y que cobrarán por guardarlos, existiendo la posibilidad de préstamos hacia municipios, provincias, ministerios, empresas y instituciones públicas, exclusivamente contra la garantía de impuestos ya aprobados, plebiscitados, y recaudándose que garanticen la devolución de los préstamos, o sea: préstamos sólo en moneda local y con riesgo "cero".
A la inversa, los bancos extranjeros no pueden recibir dinero local y deberán operar con el dinero que traigan desde el exterior, publicando sus encajes y las tasas de interés por las que prestan.
No puede haber un sistema monetario justo si la gente no vota como prefiere que sea respaldada su moneda local, si no hay libre competencia entre monedas, y si no hay libre competencia entre dos modelos diferentes de bancos.
La medición e importancia del P.B.I. para decidir políticas monetarias es un disparate pues el de una provincia puede descender mientras el de otra sube, e incluso en una a la que el indicador le marque una suba, pues al 33,33% de la población le pueden estar mejorando sus ingresos mientras que al restante 66,66% le pueden estar disminuyendo. En síntesis: no hay que imprimir más billetes durante un boom comercial. La impresión de pesos sin respaldo se detiene instantáneamente cuando comiencen a comercializarse las nuevas monedas, y el público decidirá cuando ir a cambiar billetes viejos por nuevos, o con cuáles billetes cobrar sus salarios.
No existe el desabastecimiento de dinero porque si hay inflación de hecho el dinero impreso sobra. Además, tampoco existe el desabastecimiento de dólares: si el gobierno de ineptos que intenta intervenir en el mercado cambiario se retira, desmantela la estructura de múltiples tipos de cambio, y deja de robar mediante las retenciones forzosas con un dólar subvaluado, pues hasta el último dólar necesario aparecerá.
Los ahorristas locales son libres de poner su dinero en cualquiera de estos dos tipos de bancos, y ni los cheques ni las transferencias de cualquiera de estos dos tipos de bancos pueden ser cargados con impuestos.

Impuestos progresivos: En el nuevo entorno mundial, los impuestos progresivos [una coincidencia entre la docena de diferentes tipos de progresismos radica en que todos están a favor de los impuestos progresivos], resulta que esa pavada incorrecta que se le ocurrió a Marx ["para destruir al capitalismo, hacen falta impuestos, impuestos, y más impuestos"], en el nuevo mundo posneoliberal este tipo de abuso recaudatorio debe repensarse precisamente porque no funciona, una de las razones es porque yo propongo divorciar al liberalismo del capitalismo [antes un capitalista era un aliado del innovador o emprendedor pero, gracias a Keynes, hoy un capitalista es alguien que se fuga con su dinero y hasta lleva su fábrica hacia otro país [en realidad no existe ninguna "fuga" de algo que no estaba preso sino que es libre, luego no es culpa del que se va, sino del que lo espanta], o por el contrario se queda muy cómodo y es un aliado del gobierno proteccionista de turno.
Como el aumento de las exportaciones cárnicas de Paraguay y Uruguay no me cierra muy bien, creo que se nos están fugando hasta las vacas. Entonces, una posibilidad para estudiar para todo tipo de productos agropecuarios es esta: Quitar las retenciones y reducir impuestos, por ejemplo imaginemos una cadena de seis pasos [1] el productor, [2] el transportista, [3] el fabricante, [4] el segundo transportista, [5] el supermercado mayorista, [6] el almacén del barrio. La cadena implica que en "1" hay una vaca, y al final en la heladera de "6" hay una caja de hamburguesas, o en "1" hay un árbol, y en la góndola de "6" hay mermelada de duraznos. Pues bien, la reducción de impuestos debe ser progresiva y más baja que la actual o van a llover las quejas, entonces por ejemplo el IVA debe ser del 16%.
El IVA es el mejor impuesto para el Estado e incluso es el más justo, pero es muy alto y va encareciendo el producto paso a paso, para que al final la diferencia entre "1" y "6" sea un disparate, entonces el IVA del último paso "6" debe ser el mayor y la escala de impuestos progresiva sería para cada paso: 1%, 2%, 4%, 8%, 16%, y lo que esto hará es pensar que convendría invertir en infraestructura y transportes para acercarnos al ideal de, en las mercaderías que se pueda, ofrecerlas en el supermercado directamente recibidas del productor, o del fabricante, lo que habrá liquidado a una cadena de intermediación demasiado larga, y el supermercado que pasaría a pagar impuestos por 2% o 4% hasta podría bajar el precio final de forma proporcional a los IVAs ahorrados al acortar la cadena [conociendo a nuestros empresarios tal vez eso no pase hoy sino en un futuro no muy lejano].

Esta sección del libro es un pequeño tratado de economía práctica, que no comienza con una teoría sobre el dinero, ni sobre las tasas de interés, ni sobre el desempleo, ni sobre el tamaño creciente y continuo mal desempeño del Estado, sino que de raíz trata sobre el mercado que nos abastece de todo, porque... ¿ si hay desabastecimiento, para qué necesitamos al mercado ?... bueno, resulta que lo necesitamos igual porque incluso regulado, mal regulado, o desregulado, nosotros somos el mercado, pues los mercados no son únicamente los que venden o fabrican, ni tampoco los que mueven el dinero, sino también los que consumen, que a su vez son parte del mercado laboral y, empeorando las cosas, al mismo tiempo son el mercado electoral dentro del que los políticos pescan sus votos. Como estos pescadores de votos son demandantes de nuestro dinero deben compatibilizar su gula con el permiso social para robarse el fruto del trabajo ajeno, entonces tienden a eliminar los impuestos proporcionales por los impuestos progresivos para poder publicitar que le cobran más a los más ricos, pero a la matemática y la lógica no les importa pescar votos: con los impuestos proporcionales el rico ya paga más que el pobre, y con los impuestos progresivos hay un punto en donde no conviene crecer para no saltar a una categoría de impuestos superiores, y eso hace que la economía de una sociedad cualquiera se estanque y entre en declive, y esto recauda menos impuestos, genera déficit, y el manotazo de ahogado ya sabido al que recurren los políticos es aumentarnos los impuestos a todos, y emitir dinero sin respaldo, con el previsible resultado de empeorar el declive que, de decaer, pasa a desbarrancar.

Breve repaso histórico: Hoy sabemos cosas de las que hace 100 años ni se tenían idea. No es que los hombres del siglo XIX y comienzos del XX hayan sido menos inteligentes o ignorantes, sino que sabían mucho pero sobre cosas equivocadas, porque sólo de esa forma es comprensible que Marx solo [sí, estaba Engels acompañandolo, pero daba lo mismo si el compañero inseparable de Marx hubiese sido su perro salchicha], pues bien, insisto: él solo haya logrado convencer al grueso de la intelectualidad de su tiempo sobre que el motor de la historia era uno solo: "la lucha de clases".

En cambio, si Adam Smith es el padre del liberalismo, está claro que no estaba solo porque el cisma protestante fue la madre del liberalismo. En ese tiempo la iglesia romana dominaba el mundo medioeval y la revolución industrial que llegó casi automáticamente como consecuencia de las ideas liberales, le cambiaron el mundo, entonces, la iglesia ya no sólo perdía territorios que se volvían protestantes, porque desde entonces por culpa de los liberales pasó a perder a las sociedades de los territorios que aún poseía. De ser el 100% del tiempo cristiana, la gente pasó a serlo apenas tres o cuatro veces durante toda su vida, a saber: al bautizar a sus hijos, al casarse, y al enterrar a un ser querido.

La gente que comprendió que su inteligencia y formación eran su mejor capital, comenzó a dedicar gran parte de su vida, ya no a Dios, sino a capacitarse, pues el proceso de cooperación social que genera el mercado libre no lo exige, pero, más vale estar bien capacitado para obviamente dar un mejor servicio y consecuentemente obtener mejores dividendos, y bien... la iglesia nunca le perdonó eso a los liberales, y por eso se opuso al préstamo con intereses, a la competencia que determina la desaparición de ciertas actividades económicas ineficientes [por ejemplo, la edad media nació con caballos y carretas y terminó siglos después con caballos y carretas, mientras que los liberales trajeron los trenes de entrada, y después los autos más los aviones], incluso esto está indirectamente ligado a la terca oposición de la iglesia al aborto. Luego, su enfrentamiento a pasado por diferentes etapas, desde las declaraciones de herejía que pusieron por décadas a toda la cristiandad a empuñar las espadas, a la más radical que fue la teología de la liberación pro-comunista, hasta llegar a la actual etapa tras el breve paso de Ratzinger señalando al Estado como sirviente del maligno [Lucas 4:5 al 4:8 -previamente Cristo había estado cuarenta días en el desierto, en donde Satanás comienza a acosarlo con tentaciones- "y le llevó a un alto monte y le mostró todos los reinos de la tierra -que en aquellos tiempos eran equivalentes a los Estados- y te daré toda potestad porque a mí me ha sido entregada, y a quien quiero se la doy, si tú postrado me adorares, todos serán tuyos". O sea: Según Ratzinger y la Biblia, los Estados son agentes/empleados del Diablo].

Después de Ratzinger llegamos al insólito presente con la coronación de un Papa argentino... ¡ y peronista ! que, con su primera encíclica anti-liberal nos hace un ataque simplista, de neta inspiración populista, y 100% infundada [a no ser que se consideren a los eternos "sambenitos", que las izquierdas les han colgado a las derechas, como prueba suficiente] sobre las supuestas fallas del liberalismo, que por cierto tiene fallas, pero, que no son las que enumera Marx para apuntalar su ideología [pero sin demostrarlo, como es sabido], ni las que sostiene la iglesia [para gente desinformada y para mostrarse progresista], sino las fallas que he recolectado y que se solucionarán con más liberalismo, o con más democracia, incluyendo a las fallas que los liberales libertarios [desde Rand hasta Rothbard] encuentran en los liberales ortodoxos de la escuela austríaca, porque estos se solucionan con más democracia sin necesidad de destruir al Estado, que va a saber defenderse y contraatacar letalmente, sino subdividiendo su poder. De hecho Jesús Huerta de Soto, sin explayarse mucho sobre el tema [su tema es el anarco-capitalismo], ha afirmado que preferibles a los Estados democráticos serían incluso las monarquías absolutas, pero, en Estados muy pequeños como Andorra y Mónaco, lo que coincide parcialmente con mi propuesta de dejar atrás el debate imposible de ganar porque nadie atornillado a un sillón del poder lo va a querer debatir, me refiero a dejar atrás la antinomia "Estado grande y todopoderoso contra Estado chico" y en su lugar pasar a "Estado necesario, o sea ni chico ni grande sino variable según las circunstancias, pero, con un poder ejecutivo mínimo".

Coincido en un 100% con la visión de Hayek [un talento inigualable] pero, un mercado libre autorregulado por usos y costumbres de generación espontánea va a tener por ciento incentivos como disfrutar de la libertad para crear, producir, intercambiar, etc., pero, va a estar muy obstaculizado por el entorno, de allí que aunque el mercado no tenga fallas, resulta que todos se las veamos todos los días, y esto no es una contradicción: el mercado no tiene fallas "no forzadas", pero sí tiene fallas forzadas, o heredadas, o contagiadas que, en el caso puntual argentino, éstas son originalmente fallas de la democracia indirecta, del gobierno o poder ejecutivo sobredimensionado, del federalismo, y del keynesianismo que es una alquimia peligrosa elucubrada para corregir fallas del mercado inexistentes y que no sólo ha sido nefasta por generar al actual empresariado amoral prebendario, sino que hasta la fecha al liberalismo le ha sido imposible el descontaminarse, porque de eso se trató el neoliberalismo: liberalismo contaminado con una importante cuota de keynesianismo, resumible como la equivocada política monetaria que argumenta que emitir expandiendo el circulante al ritmo en que crece el PBI, no genera inflación [la genera, pero a escondidas].

Lista de fallas:
  1. La falla de los "fines": En donde sea que se aplique el liberalismo las diferentes situaciones económicas de quienes están dentro de la ley mejoran [quedan afuera los esclavistas, y los que tienen monopolios o privilegios]. Remarcando que "mejoran" no quiere decir que se "igualan": Igualar no es el fin del liberalismo. El fin del liberalismo incluye el de liberarnos de los monopolios y carteles, una tendencia inocultable y ya muy bien explicada por Nash.
  2. La falla de los "medios", o sea: la contaminación ambiental [La conocida como "Tragedia de los comunes"].
  3. Las fallas futuras: Se trata de la "obsolescencia planificada", una estafa en donde se vende lo supuestamente mejor al más alto precio, y no es lo mejor, o contiene intencionales vicios ocultos.
  4. La falla por incrustaciones "voluntarias" de otras ideologías, por ejemplo: la sopa de keynesianismo, monetarismo, neoliberalismo, y menemismo.
  5. La falla por incrustaciones "forzadas e irreversibles" de otras ideologías, por ejemplo: las leyes laborales y los derechos del "Estado de bienestar".
  6. La falla de Nash, o sea: la traición a la libre competencia ejecutada impunemente por muchos empresarios liberales, siempre con la complicidad de legisladores y funcionarios del Estado sin cuya aprobación es imposible crear monopolios u oligopolios y carteles.
  7. La falla de la creciente "brecha" entre los que ganan más y los que ganan menos, que imbécilmente hace que los cegados por la envidia voten ser todos igualmente pobres en vez de tener todos riquezas de diferentes niveles. Antes de cada elección debería haber una quincena igualitaria: se cierran los bancos, se inmoviliza el uso de tarjetas de crédito y débito, y todos cobran el mismo sueldo equivalente a la mitad de una jubilación mínima [y entonces vamos a ver si siguen soñando con la idea de la igualdad].
  8. La falla que genera "excluidos", o sea: la desocupación ya sea temporal o crónica, que en Argentina como consecuencia de los subsidios a la pobreza se ha convertido en desocupación generacional, devino en cosechas perdidas por falta de mano de obra [¡ insólito desabastecimiento de trabajadores !], y una eterna conflictividad social y movilización de activistas desocupados en las calles haciéndoles la vida imposible a los que están ocupados trabajando, y que son usados como rehenes para chantajear a los gobiernos a cambio de más dinero.
  9. La falla de Einstein, o sea: la relatividad de las leyes de mercado referidas al lugar y la época, por ejemplo: el desabastecimiento de productos estacionales que ponen a todos los quejosos de siempre a patalear contra el liberalismo.

Desabastecimiento intencional: ¿ Adiós al neoliberalismo, sin decirle adiós a la economía de "mercado" ?, pues obvio, ya que el liberalismo siempre ha ido cambiando para mejorar a la sociedad desde las primeras fábricas de la revolución industrial, con dos excepciones, primero fue la invención de la máquina desmotadora de algodón [problema ya solucionado], y segundo la llegada del neoliberalismo que se puede erradicar principalmente anulando sus tres defectos propios, más otros dos que arrastra del liberalismo clásico que lo incubó. En general, para frustración de los anti-liberales, casi todas las fallas del liberalismo se solucionan con más liberalismo, sin descuidar lo relativo al lugar y la época que se está viviendo, porque eso determina prioridades, el ejemplo más simple es: ¿ quién alimenta y cuida la salud de la familia de un desocupado, hasta que el mercado encuentre en dónde reubicarlo ?
Libre competencia y gusanos: No hay nada más eficiente alimentándose que un gusano. Un gusano lo único que hace es comer mucho, caminar muy poco, y engordar. Pero, un gusano no va a ser toda su vida el mismo gusano de mierda, porque va a transformarse en una mariposa que viene a ser la vedette de los insectos, y la razón de engordar tanto y crecer lo más rápidamente posible es para poder hacer esa tranformación asombrosa denominada "metamorfosis". Pues bien, comparemos a un empresario con un gusano: en sus inicios su empresa va a arrastrarse como pueda e irá alimentándose de a poco, al ir creciendo va a comer más eficientemente y seguirá creciendo hasta llegar a un punto en el que será insuperable en su rubro. Aquí la comparación con el gusano temina pues el gusano no se come a otros gusanos más chicos para seguir creciendo, mientras que una empresa sí lo va a hacer, e incluso va a querer seguir creciendo cuando ya no queden empresas chicas sino otras empresas grandes imposibles de ser ingeridas, y como no pueden comerse entre ellas, aquí es en donde se están produciendo las metamorfosis empresariales: los empresarios dejan de competir beneficiando a los consumidores y comienzan a cartelizarse en perjuicio de los mismos, o sea: "La falla de Nash".
¿ En dónde estamos ?: Estamos en una economía de mercado globalizada en la que participa la República que hemos creado al independizarnos de España, porque ésta no nos dejaba elegir a nuestros gobernantes, y principalmente porque nos obligaba a exportar e importar productos exclusivamente con ella, o sea monopólicamente, prohibiéndonos participar del mercado global.
¿ En qué momento estamos ?: Después de nuestra independencia tuvimos largas guerras civiles para determinar quiénes y cómo nos gobernarían, pero, ninguna guerra para salir del mercado mundial y volver al monopolio, pero, sucedió algo afuera de nuestras fronteras: el mercado mundial ha cambiado y ahora está casi completamente cartelizado, o sea: copado por grandes monopolios sectoriales muchos apalancados por la ex comunista pero siempre imperialista China. Estamos en un momento o etapa del liberalismo en donde se suceden temblores similares a los que preanuncian grandes terremotos [por favor, empecemos a pensar en cosas nuevas].
Nuestro país nació en el mismo momento en el que el liberalismo desalojó al mercantilismo del sitial de política económica dominante. Entre el liberalismo clásico y la llegada del neoliberalismo hubo cuarenta años en los que todas las naciones del mundo eran comunistas o keynesianas, excepto por Alemania Federal y Japón. Alemania Federal es la reina de los ejemplos exitosos de liberalismo por dos motivos: estaba ocupada por las potencias aliadas que eran todas keynesianas, y en frente estaba la Alemania comunista. Ahora bien, Alemania se ha reunificado y también ha cambiado el mundo al desaparecer la U.R.S.S. y aparecer la U.E. con muchos manejos turbios en su estrategia geopolítica y económica que en mucho parecen cositas fotocopiadas de la U.R.S.S., pero, volviendo a la pregunta que inicia este párrafo, no estamos en un momento "pico" del neoliberalismo sino al final, con una expansión detenida [en latinoamérica esta etapa se parece a una guerra de trincheras como la de la primera guerra mundial, con avances y retrocesos que no definen la lucha para ningún bando], y dentro de ese final estamos en un momento de paz que en realidad es el ojo de la tormenta entre la última crisis financiera, y la resolución del quilombo monetario en el que se metieron U.S.A., Inglaterra, la Unión Europea, y Japón, todos emitiendo billetes a lo loco, pulverizando las tasas de interés, demoliendo al mercado inmobiliario, evaporando los fondos ahorrados por sus jubilados, o sea: un coctel conocido como "flexibilización cuantitativa", que mezcla lo peor de Keynes con lo peor de la leyenda negra del capitalismo, ese viejo cuento de Marx [o de Montaigne] en donde se afirma que los ricos no producen nada, y que solamente se quedan con la riqueza generada por los pobres, y tras la emisión de papel pintado sin precedentes tras la crisis del 2008 que a duras penas fue más bien anestesiada que superada, el mundo entró en pánico por la epidemia del Covid-19 y los gobiernos cometieron dos economicidios: una cuarentena mundial, y volver a emitir billetes al estilo de las repúblicas "bananeras" como la nuestra cuando gobierna el peronismo.
¿ Para qué estamos en donde estamos ?: Ya sea como individuos o como Estados, somos parte de los mercados para poder abastecernos de todo lo que necesitamos. Si tuviésemos todo lo necesario no participaríamos del mercado, y participamos en ellos de dos formas: como consumidores y como ofertantes. Mayoritariamente nosotros ofrecemos nuestro trabajo y esperamos recibir un sueldo por ello, unos pocos de nosotros ofrecen sus mercaderías y esperan cobrar sus precios, otros ofrecen sus conocimientos y obviamente hay que pagárselos, finalmente, hay otros que ofrecen su dinero esperando cobrar intereses. Todos pertenecemos y por lo tanto "somos" los mercados, el asunto es que bajo el reinado del neolibralismo el último y más reducido grupo de todos se adueñó del mundo, y una señal de ello es que hoy al decirse "mercados" todos piensan automática y exclusivamente en los mercados financieros.
Simple, contundente, e inapelable: Los países vecinos de Argentina también agroexportadores no cierran sus exportaciones simplemente porque no tienen desabastecimiento debido a que no tienen inflación. Como sea, por lo que sea, y nos guste o no nos guste, estamos donde estamos por el abastecimiento, y entonces si hay desabastecimiento [alimentos, combustibles, medicamentos, tecnología, transferencia tecnológica, etc.] no nos sirve el mercado, y entonces viviremos con lo nuestro. Antes no, porque sería estúpido como lo que hace la dirigencia peronista probibiendo exportar y perdiendo mercados para generar sobreoferta local y tapar su ineficiencia e inflación pero este desquicio provoca el desabastecimiento voluntario de los insumos necesarios que adquirimos en el exterior pagando con la moneda bien ganada al exportar, y más estúpido es ir hacia un comunismo completamente cerrado, porque "desabastecimiento" implica que algo falta, y no se puede repartir entre todos lo que no hay, pero Karl Marx no estaba tratando de construir un sistema económico sino un sistema cohercitivo de dominio despótico [en un principio sobre las clases "explotadoras", pero, muy rápidamente extendiéndose a toda la sociedad] por lo que si estamos tratando de destruir no a la economía libre, sino a la intermediación que perjudica al productor, al consumidor final, y le sirve de excusa a los izquierdistas, pues entonces sus impuestos progresivos en ese rubro pueden y deben aplicarse en contra de nuestros principios ortodoxos anti impuestos de cualquier tipo, pero sobre todo en contra de sus fines ocultos: atacar al empresariado exitoso porque expone brutalmente a los políticos como ineptos y, si de todos modos van a haber impuestos, que no ataquen el inicio de la cadena productiva, aunque al inicio haya un terrateniente poderoso y al final haya un simple almacén de barrio, el resultado final para la billetera del consumidor va a ser peor cuanto más se lleve el Estado, y no porque gane más alguien que tiene 3.000 cabezas de ganado, y esperemos que le vaya bien y llegue a las 6.000 cabezas [con sus lomos, bifes, chinchulines, mollejas, etc], porque eso nos va a bajar el precio de la carne.

Desabastecimiento inevitable: Sabemos que nos encaminamos hacia el desabastecimiento de petróleo [nafta, gasoil, gas, etc.], lo que no imaginábamos era que sería tan rápido y por pelotudos, porque estando en guerra uno de nuestros competidores, en vez de festejar ahora estamos llorando miseria. Paralelamente, en el fondo de cualquier tema económico está la cuestión de "pesos y medidas", y nosotros debido a la inestabilidad monetaria producto de la inflación, lo hacemos en pesos pero también en dólares [tiempo atrás lo hemos hecho en oro]. Pues bien: todo lo comerciable puede valuar a su costo de producción en pesos, dólares, u oro, pero también en la cantidad de energía que se utilizó para producirlo, por eso el dinero Fiat sin respaldo en oro indirectamente quedó vinculado fuertemente a la tenencia, disponibilidad, y predictibilidad para la obtención de petróleo, hasta un punto en el que errónea pero mayoritariamente se cree que el precio del combustible causa inflación. Tomemos por ejemplo al alimento histórico de la humanidad: el pan requiere sembrar las semillas usando máquinas, poner fertilizantes sintéticos, después hay que cosechar consumiendo gasoil, para hacer harina los molinos utilizan electricidad, y después hay que transportarla consumiendo naftas o gasoil y, finalmente, hay que hornear el pan cerca de los consumidores quemando gas [por suerte, la energía solar necesaria para la fotosíntesis es gratuita, pero, también es energía]. El trabajo humano también puede ser medido como consumo de energía: se come pan, el hígado lo convierte en glucógeno, y de eso se alimentan los músculos que permiten descargar "a hombro" a los camiones llenos de bolsas de harina, o alimentar al cerebro que diseña mejores motores de tractores y camiones para ahorrar petróleo. Y "viceversa" todo costo puede ser medido en "horas hombre" o sea: en horas de trabajo necesarias para producir lo que sea, y todos los insumos tambien pueden ser convertidos en unidades "horas hombre", pues excepto insumos como la lluvia, o la luz del sol, todos son lo que son gracias al trabajo humano. No estoy diciendo que el precio de algo se corresponda con la cantidad de horas de trabajo humano que ha consumido, sino que la "hora hombre" puede ser una unidad de medida, pero, ¿ cuál hombre, el bruto o el profesional ?, yo preferiría a la "hora mujer", más precisamente la hora de trabajo de una partera porque ese trabajo nunca se va a poder hacer con máquinas, y como las máquinas dependen de una energía cuyo desabastecimiento va a ser inevitable, debemos separar al combustible de su relación con la moneda Fiat [desde Bretton Woods], o "rendirnos" ante su poder y oficialmente ir al patrón petróleo o energía. ¿ Esto le importa a alguien ?... pues debería. Hagan el esfuerzo mental de imaginar que mientras le descuentan dinero del salario a un trabajador para su futura jubilación, en su cuenta personal se le acreditaran las horas correspondientes de trabajo convertidas en HP [Hora Partera] y al retirarse se multiplicara la cantidad de horas por lo que cobra por hora una partera en la actualidad, un valor que no depende ni del petróleo, ni del dólar, ni de alguna escasez estacionaria, y que es simplemente un valor neutro nuestro, como el "metro patrón" francés, pero para medir salarios.

Desabastecimiento de petróleo: Tenemos dos escenarios, obviamente con o sin petróleo. Sin petróleo una guerra en Medio Oriente va a hacer que le aumenten la nafta a los argentinos que, por esta vez, no causaron el problema. Con petróleo una guerra en Medio Oriente va a hacer que nos pongamos a exportar por los precios excepcionales, desabasteciendo al mercado interno [contrabandear combustible si aquí se lo vende con subsidios mientras aumenta en el exterior, no es exactamente exportar, pero igual causa desabastecimiento].
Pero todo será temporal pues el desabastecimiento futuro de petróleo es inevitable, por no ser un recurso renovable y porque su consumo crece por sobre el aumento de las reservas, y por eso tiende a la suba aunque en el año 2014 vimos una inesperada baja de los precios, curiosamente sin que la política externa de las grandes potencias artificialmente lo haya bajado a los cañonazos [se especula que para desalentar el avance en la explotación de yacimientos no convencionales que a Argentina le sobran y sub-explota por la imbecilidad de una conducción política que como no encuentra la forma de lucrar con algo tan grande sin que se note... pues no hace nada].
Con el petróleo ocurre que aún tenemos poco llegando a las destilerías, pero gastamos muy por debajo de lo que un país industrializado consume y por desinversión y agotamiento de nuestros pozos convencionales, comenzamos a tener sed de petróleo. Para empeorar las cosas, exportamos petróleo durante los años del petróleo privatizado, lo que fue una estafa al Estado Argentino tanto al privatizar, como al renacionalizar, pero eso es un tema de corrupción más que de política petrolera [al igual que fue una estafa que nuestro petróleo se haya vendido en nuestro propio mercado interno un 30% más caro que en España [y un 60% más caro que en U.S.A. durante toda la convertibilidad], así fue cómo las ventas internas subsidiaron a las exportaciones, e YPF se convirtió en una aspiradora que nos llevó al desabastecimiento interno.
Según las leyes de mercado, Argentina ni en el mejor de los escenarios posibles podría competir contra los grandes exportadores de petróleo y si antes exportábamos fue símplemente porque el mercado mundial estaba intervenido y distorsionado por las grandes potencias, entonces, tenemos el derecho de intervenir en el mercado interno para compensar daños, o hacer inversiones estratégicas para tener una salida menos traumática del actual modelo energético que genera electricidad quemando combustibles fósiles. En parte la solución de esto podría acelerarse porque si el trabajo es un derecho en nuestra legislación, siendo el petróleo uno de los elementos base de la industria [junto al hierro mineral con el que se hace el acero], los sindicatos deberían luchar para prohibir exportar petróleo crudo, y limitar las posibles exportaciones de refinados exclusivamente a nuestros vecinos sin petróleo. Esto nos saca del mercado internacional del petróleo, y nuestra lamentable y pauperizada petrolera estatal [que ha pasado a ser partidaria], pues deja de ganar o perder dinero, que es lo que va a seguir haciendo mientras no se la privatice, lo que parece que nadie quiere hacer, por lo que propongo desnacionalizarla para provincializarla. Mientras tanto, a futuro es más negocio tener el petróleo bajo tierra que refinado y saliendo del país a precios subdidiados. De modo que el no tener cómo solucionar el problema no es un problema, el problema son las soluciones que elucubran los populismos, una de ellas fue renacionalizar Y.P.F. lo que derivó en un absurdo pago millonario, y una también millonaria demanda judicial aún sin resolver con ninguna chance de ganar ese juicio, o sea: cuando Vaca Muerta esté operativa, nos van a embargar lo que extraiga.
¿ De quién es el petróleo ?... ¿ suyo, mío, de todos, del Estado, de la provincia productora, del empresario que puso una parva de dinero para extraerlo y refinarlo, de los trabajadores contratados por ese empresario, de las familias que se mudaron al medio de la nada para acompañar a esos trabajadores a los que la soledad los volvería locos, borrachos, o drogadictos, y enfermos con sífilis, S.I.D.A., o las dos juntas ?

Desabastecimiento de un medio eficaz de ahorro: Una solución al problema que genera la suba del precio internacional del petróleo, es adaptar el patrón oro del liberalismo "clásico", a un patrón en combustible: diversos tipos de petróleos y diversos tipos de refinados, pero que pueden encontrar un patrón en el kilowatt de energía eléctrica que es exactamente igual ya sea que se lo haya generado con carbón, nafta, gasoil, uranio, etc. Aquí otra vez deberían actuar los sindicatos, pues si al subir el precio del petróleo se deteriora el salario de los trabajadores, de estar estos expresados en petróleo o derivados, los mismos se mantendrían "a flote". Aquí el problema es que U.S.A. es la primera potencia mundial y pese a tener varias crisis siempre son más sus años de estabilidad y bonanza, y en estos años ellos se ocupan muy bien de mantener planchado el precio del petróleo.
Lo aclararé mejor usando un viejo problema: ¿ Cuántas horas tarda en hundirse un barco anclado en el puerto si la marea sube un metro por hora, y el barco tiene cinco metros de alto ?
La respuesta es que puede tardarse "toda la vida", porque resulta que el barco flota y no se hunde cuando sube la marea, y de la misma forma sube el poder adquisitivo del salario atado al precio del petróleo si el mismo aumenta, y por eso después al asalariado no lo afectará ninguna suba de precios generalizada porque habría quedado inmunizado y, simultáneamente, ¡ tendría algo en lo que poder ahorrar !
Como el billete está expresado en litros o en kilowatts en vez de en "pesos" no puede devaluarse y dará lo mismo que esté bajo tierra, ya que se puede emitir contra las reservas, y a las petroleras privadas por extraerlo y refinarlo [como excepción a la prohibición de exportar] obviamente se les pagará con petróleo en vez de darles billetes [ni viejos, ni nuevos, ni moneda extranjera], y las utilidades que enviarán a sus casas centrales ya no serán remesas de dinero, sino refinados de petróleo.
Con el dólar bajando con respecto al petróleo [o el petróleo aumentando de precio que es lo mismo], nuestras riquezas aumentan teniendo el petróleo bajo tierra en vez de extraído, refinado, y embarcado hacia los que nos lo pagarán con "papel pintado de verde", por ello es mejor quedarse con el petróleo, y que les den esos "papeles pintados de verde" a las petroleras de otros países.
Si los dólares bajan y el petróleo sube, no se hace riqueza exportando petróleo y cobrando en dólares, por lo tanto, que nos paguen nuestros sueldos con billetes con respaldo en gasoil [como antes hubo respaldo en oro], y que cuando cambie el gobierno por uno con ganas de devaluar, destruir nuestra moneda, confiscar ahorros, y licuar pasivos millonarios, como los billetes están directamente expresados en litros de gasoil de exactos 1.000 cm³ al gobierno no le va a ser posible apropiarse de lo que no le pertenece [o sea la riqueza de los argentinos], y deberán respetar el valor de la moneda, los ahorros, y los contratos, porque el truco está en que no podrán devaluar el litro, el metro, el kilowatt, como sí pueden devaluar al peso en Argentina, o al dólar en U.S.A.
Siendo el petróleo el único activo estratégico argentino con alguna chance de aumentar de valor, eso lo convierte en la reserva perfecta pues aumenta de valor sin invertir capital en extraerlo, o sea dejándolo bajo tierra [incluso aunque se lo guarde y después el mundo se sorprenda con la aparición de un nuevo combustible, el petróleo tiene otros mil usos en la industria química tanto o más importantes que quemarlo en los motores de los autos].
La cuestión del petróleo es la clave para entender la diferencia entre cambiar de "modelo" económico y cambiar de "sistema": cambiemos a un sistema donde la moneda no sea una abstracción manipulable por otras naciones, sino por algo real como los combustibles, y después dejemos que la "mano invisible", que en todo el mundo funciona, haga lo suyo aquí en donde las cosas nunca funcionan.
Tenemos una "Secretaría de Estado de Combustibles" que no hace nada y como mínimo debería planificar la etapa o "interregno" entre el petróleo y su definitivo reemplazo por la electricidad ya sea hidroeléctrica, termoeléctrica por hidrógeno [el fondo de los océanos tiene una capa de kilómetros de espesor de un barro saturado de hidrógeno hoy inalcanzable], más la termonuclear, o lo que mañana inventen.

Hay dos problemas secundarios, uno es el de la sobrevaluación o subvaluación del peso "empetrolado" ya sea expresado en litros o en Kw con respaldo en petróleo: Es por eso que se debe crear una barrera constituida por los permisos de exportación que garantizarán el equilibrio en la balanza comercial, y eso es para evitar [sin prohibir] a la fuga de dinero convertible en petróleo, que debe ser excusivamente de uso interno.
El segundo problema secundario es la contaminación. Por sus diferentes proveedores de "precursores" la electricidad tiene un precio más estable que el de las naftas. El 40% de nuestra electricidad es hidroeléctrica, un 5% es nuclear, y el 55% la producimos quemando gas [y en las crisis por desabastecimiento, con fuel oil venezolano], como sea que se la genere, las empresas deben venir con sus capitales, profesionales, y con los planos de las obras a realizar, pero, las hacemos nosotros, o sea: el Estado, o nos arriesgamos a que por las ganancias de una década, una empresa irresponsable nos deje una contaminación de un siglo, que es lo que pasa con el fracking.

Desabastecimiento de muros de contención contra el desabastecimiento: El petróleo se acabará y aunque no se nos acabe seguirá bajo tierra si insistimos con el estatismo, y si lo privatizamos no vamos a ser automáticamente como los Emiratos árabes o Qatar y nos vamos a sentir estafados, y luego un político bocón va a llegar al poder con los votos de los que votan a populistas parlanchines. Creo en la competencia entre empresas privadas y públicas, siempre que éstas no sean estatales monopolizadas por un partido político como YPF [Yacimientos petrolíferos fiscales], de modo que las empresas petroleras sean provinciales haciendo nacer a los Yacimientos petrolíferos salteños, Yacimientos petrolíferos mendocinos, Yacimientos petrolíferos neuquinos, etc., en donde cada provincia decidirá si mantener a lo que le toque de YPF 100% en manos públicas, o volverla mixta, o privatizarla por entero plebiscitándolo.
Podemos tener una bonanza o dejar otra vez pasar el tren como suelen hacerlo los populismos que combaten al capital y juntan con pala los votos de quienes no tienen la menor idea de lo que implica nadar contra la corriente capitalista en un mundo capitalista y petróleoadicto, previendo que a la larga [no tan larga: aprox. 25 años] el Estado deberá sacarle las papas del fuego a la actividad petrolera privada instalada [porque los autos van a dejar de usar nafta], cambiando la matriz de la producción de electricidad [que será igual generada a partir del petróleo, pero nunca con la explosiva nafta que le sirve únicamente a los autos -ni los aviones la usan- o sea: les sacaremos el petróleo a los autos para enviarlo a las usinas eléctricas], y ese cambio se va a hacer con nuestro dinero mientras mantengamos a los políticos y su "Estado presente", o con dinero de inversiones privadas en un Estado mínimo liberal, y una forma de que esto no sea desquiciante es que nuestro dinero termine convertido en las obras que generarán a la electricidad que respaldará a nuestro dinero [desquiciante, o sea una locura, va a ser prohibir los autos eléctricos para que las petroleras puedan seguir vendiendo nafta en vez de cerrar y dejar miles de desocupados, si hacemos esto vamos a volver a perder el tren [aunque ya todos son eléctricos] y nunca dejaremos de ser un país susbdesarrollado... caldo de cultivo perfecto para las bacterias de la enfermedad endémica nacional peronista.

Desabastecimiento de cambios y reincidencia con recetas viejas fracasadas: Bien podríamos utilizar hoy como motor del cambio al conocimiento, aunque sea por una sola vez, y para ver qué pasa si esta vez no improvisamos ni intentamos reciclar amadas teorías económicas absurdas y, para peor de todo: fracasadas.
Hoy el mundo está siendo gobernado por neoliberales malos que se adueñaron del poder sin disparar ni un sólo tiro. Incluso en los gobiernos de la nueva izquierda post-comunista la mayoría de sus equipos económicos hacen directa o disimuladamente políticas neoliberales, embadurnadas con variantes del discurso populista seductor de siempre [que seduce a gente tonta, pero seduce: es un hecho]. Puestos estos gobiernos, o el que sea, concienzudamente a arreglar en serio los graves problemas económicos y sociales de la economía de mercado [o de "derecha"], deben comenzar por reconocer que en realidad no hay un sistema económico de derecha y otro de izquierda, sino un sistema económico y otro que no es económico, por lo que no se puede partir desde la izquierda, sino partir desde la derecha para ir hacia su izquierda, tanto como sea posible sin desbaratar el sistema económico, porque es socialmente preferible tener un sistema económico "salvaje" que funcione, porque incluso el más extremo de este tipo de sistemas tiene algún grado de "derrame", frente a otro engendro económico que, exceptuando a las jerarquías en el poder, no funciona para nadie.
Pues bien, el neoliberalismo actual apodado "salvaje", no es el más extremo, sino el más injusto... el más extremo es el que yo propongo en esta sección del libro, y lo hago porque no tenemos liberalismo sino en pequeñas cuotas y para peor reduciéndose con cada gobierno traedor de "mejoras" que, ya sean mucho o poco populistas, se acumulan. Los populismos lloriquéan contra el neoliberalismo, pero, lo que nos ofrecen es un "capitalismo de amigos" que por lejos es lo más injusto: los sindicalistas son empresarios a cara descubierta, y los políticos también pero utilizando a testaferros... y obviamente la competencia contra sus empresas proveedoras del Estado, brilla por su ausencia.
La semilla que creciendo desde su interior destruyó al liberalismo clásico, fue el dinero fiat, el neoliberalismo original de la Alemania de posguerra definitivamente no es el mismo del de la U.S.A. de Greenspan, el proteccionismo que nunca se fue, y los subsidios de aquí y de todo el mundo. Aunque puede ser coincidente con otra causa planteada por los anarco-capitalistas para los que la causa es que el liberalismo acepta a un Estado mínimo, y tiene una incontestable razón al afirmar que los Estados nunca han dejado de crecer, por lo que "mínimo" a la larga es imposible [por eso yo planteo un Estado mucho más atomizado -que se va a ver más "presente"- y con un Poder Ejecutivo mínimo]. Argentina es el octavo país más grande, no hay forma de gobernarlo con un Estado chico, y evidentemente se está hundiedo con un Estado no grande sino obeso que peca de un vicio denominado con una palabra que por estas pampas no se usa y luego se ignora: "procrastinación".

Desabastecimiento de trabajadores... ¡ que sobran !: A su vez el cáncer interno del neoliberalismo fue la desocupación. Nuestro problema es que no podemos utilizar a la desocupación en contra del neoliberalismo porque a los primeros que ella perjudica es a nosotros los trabajadores liberales [excluyendo a los empleados públicos que mantenemos]. En cambio, cuando el cambio que siempre motoriza el liberalismo genera desocupados, estos equivalen a "tirarles una soga" a los populismos a punto de ahogarse, y la imbécil solución que ellos han elucubrado son los subsidios y "planes sociales", que equivalen a ponernos su soga en el cuello a nosotros. Por eso propongo crear un tipo de liberalismo nuevo, extremadamente liberal pero "compensado" en donde si el problema es la desocupación, los contratos laborales simplemente deben ser "de por vida", algo que también [como el Estado mínimo] sería imposible porque si una empresa debe reducir personal o morir [y los sindicatos la van a ayudar a morir], antes bien podríamos preguntarnos ¿ por qué los contratos laborales "de por vida" [al estilo japonés] deben ser con empresas temporales ? [resuelto en el tema N° 57].
Hubo muchos subsidios de desempleo por todo el mundo, pero ningún antecedente como los planes sociales para millones de argentinos que no quieren trabajar sino militar y cobrar por hacer protestas sociales en las calles y rutas. Yo creo que un principio de solución puede encontrarse discutiendo entre nosotros que ponemos la plata, y los desocupados a los que de todas formas no les alcanza, pues si dejamos que lo arreglen los políticos que crearon el problema estamos resignándonos a que esto sea crónico. ¿ Vamos a seguir pagando ?, pues no tengan más que un hijo por matrimonio, además, quienes vivan de nuestra caridad no votan [porque sabemos que nos traicionan y votan a nuestros enemigos], ¿ en qué cabeza cabe el morder la mano de los que les dan de comer ?... los gobiernos populistas atacan al sector productivo, y si no se produce, luego no se reparte.

Desabastecimiento de políticos decentes: Uno de los más exitosos trepadores de la política argentina que llegó hasta ser presidente fue el corrupto millonario Néstor Kirchner, que dijo que para hacer política hace falta dinero, y como para hacer dinero la receta más simple dentro de la ley es eliminar intermediarios, eso justifica comenzar la sección de economía de este libro por los impuestos progresivos, el desabastecimiento, y el mercado que nos abastece de todo, hasta de políticos anti-mercado.
Marx recurre a los impuestos y más impuestos para destruir al liberalismo, y propone el uso de los impuestos progresivos. Una progresión puede ser creciente o decreciente y, a diferencia de Marx, mis impuestos progresivos son decrecientes. El carácter de los impuestos marxistas hace que se frene la inversión antes de cruzar el umbral de un salto de categoría impositiva por la paradoja de invertir más, trabajar más, y que por eso se cobren más impuestos para terminar ganando menos que antes de hacer el esfuerzo para crecer, al fin de cuentas, por nada.
Yo recurro a los impuestos progresivos decrecientes y especulo que habrá más inversiones y mucha más competencia, aunque persiste la cuestión de los equilibrios de Nash.

Claudio Corniola