Introducción
 Japoneses
 Turcos
 Comunistas
 U.S.A.
 Islam
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NACIONAL SOCIALISMO ALEMÁN


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Un aproximado de 17 millones de muertos [seis de ellos como parte de la "Solución final" al problema judío], ponen a Adolf Hitler, el genocida más famoso, en el tercer puesto entre los peores montruos que tuvo que padecer la humanidad, y es apenas el tercero y hasta puede ser considerado el sexto: Gengis Khan asesinó a menos gente, pero la población mundial era menor con lo que supera a Hitler en porcentaje, y lo mismo sucede con el comunista Pol Pot responsable de la muerte de un tercio de la población de Camboya, mientras que Hitler estuvo muy lejos de matar a la tercera parte de los europeos, finalmente, Lenin supera a Hitler porque aunque apenas hizo fusilar a dos millones de sus compatriotas, pues lo hizo en tiempo récord, no durante, sino después de que la revolución comunista resultara triunfante y se convirtiera a Rusia en el primer país comunista del mundo... y en el ejemplo a seguir por Hitler.
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Hoy ni podría decorar esta página con cruces esvásticas sin que se me considere nazi, un tipo de locura como nunca se ha visto: responsabilizar a una minoría pacífica, alegre, trabajadora, exitosa, y sobre todo muy inteligente, como la responsable del fracaso ajeno, cuando más que obviamente si realmente hay un problema, por lógica a toda minoría le cabe una responsabilidad menor y, finalmente, la gente trabajadora e inteligente nunca son parte de ningún problema sino, por el contrario, son parte de la solución.
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El grado de locura homicida alcanzado por los nazis fue superado en la Rusia del paranóico Stalin y en la China de Mao, pero lo excepcional del Tercer reich alemán reside en que se trataba de una de las naciones más civilizadas abrazando insostenibles ideas de superioridad racial y un antisemitismo fanático e irracional de una manera monstruosamente meticulosa y eficientista.
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También es posible que lo atípico haya sido que la masacre haya quedado tan bien registrada, por ejemplo, los genocidios precedentes cometidos por japoneses en China, por Stalin en Ucrania, y por los turcos contra la minoría cristiana armenia, no abundan en imágenes, pero, aunque con otros métodos, sin dudas no fueron peores por sus resultados. De hecho los informes de los diplomáticos alemanes en esos lugares demuestran que estaban horrorizados al punto de intentar mediar en esos conflictos: un empresario de Siemens, el nazi John H.D. Rabe, logró salvar las vidas de unos 200.000 chinos presidiendo el Comité Internacional para la Zona de Seguridad de Nankín que negoció el retiro de todas las tropas chinas del cuarto oeste de la ciudad, a cambio de que los japoneses ni la invadan ni la bombardeasen, lo que Japón respetó por el pacto Anti-komintern firmado con Alemania. [Nota: la foto que ilustra el genocidio japonés en China, corresponde a la entrada del ejército del general Iwane Matsui en Nankín, que por entonces era la capital de China].
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Claro que el resultado en Alemania superó todo lo imaginado por la mentalidad metódica del pueblo alemán que convirtió al homicidio de judíos en una industria de exportación, pues no les alcanzó con matar a los judíos alemanes con la excusa de tratarse de los traidores que llevaron a Alemania a ser derrotada en la Primera Guerra Mundial... pues bien: los judíos que capturaban en los países ocupados no podían ser acusados de lo mismo, y sin embargo los nazis desviaban hombres y presupuesto para matar a gente indefensa, mientras peleaba una guerra en dos frentes: cualquiera con dos dedos de frente le tuvo que decir a Hitler que matar a todos los judíos de Europa no tenía sentido y que además menos lo tenía estando en guerra contra otras personas que sí se defendían y que una vez frenado el impresionante avance inicial aleman, pues ahora todas las "razas inferiores" contraatacaban y los estaban aplastando.
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Lo increíble es que la mente alemana se haya concentrado tanto en el "cómo" asesinar, y para nada en el "por qué" asesinar a un pueblo indefenso, históricamente vinculado al comercio y a las ciencias. Aunque obviamente el "por qué" para algunos alemanes pasaba por los bienes raíces, o por adquirir las empresas de los judíos por nada, o por saquear lo que sea, desde obras de arte, hasta dientes de oro.
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En oposición al carácter judío, el pueblo prusiano-alemán hasta ese momento estaba vinculado a la guerra casi como si fuera su deporte o juego nacional, sólo superados por los espartanos, y de hecho al principio de la Segunda Guerra Mundial parecía que los alemanes estaban jugando al "T.E.G." solos sobre el mapa de Europa, frente a las estupideces y torpezas, primero políticas y luego militares de los "aliados" que, pese a ser muchos más, no ganaron antes porque no estaban tan aliados, pese a tener información contundente, los campos de concentración no se bombardearon [o por lo menos sus accesos ferroviarios], ni se abrió el segundo frente hasta que quedó claro que Rusia podía ganar la guerra ella sola, porque evidentemente a Stalin no le importaba sacrificar a diez soldados suyos para matar a un alemán.
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El resultado de la Segunda Guerra Mundial determinó el cierre definitivo de los sueños expansionistas alemanes, japoneses, e italianos, selló el final del reinado de Inglaterra como primera potencia mundial [con relativamente pocas bajas, pero arruinada económicamente y virtualmente en quiebra], vió consolidarse el ascenso de U.S.A., y llevó paradójicamente a la U.R.S.S. a la cumbre, porque la U.R.S.S. comenzó la Segunda Guerra Mundial como aliada de los nazis [Stalin fue el impulsor de pacto "Ribbentrop-Molotov", fue proveedor de metales, combustibles, alimentos, e incluso aportó las bases navales desde donde Alemania atacó a Noruega, al inicio de la guerra].
Parte del pacto con Alemania fue la partición de Polonia invadida por Stalin quince días después que lo hiciera Hitler, y después hizo lo mismo con Estonia, Letonia, y Lituania, fracasando al invadir a Finlandia, y no fue sancionada por Inglaterra [que entró en la guerra para liberar a Polonia de los alemanes], pero, el 50% estaba ocupada por rusos que, al final de la guerra, se quedaron con el 100% de Polonia, más las repúblicas bálticas y todo el este europeo.
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Posdata: El mismo Molotov que pactó con los nazis para repartirse Polonia y el este europeo, fue el único que votó en contra del ingreso de Argentina a la O.N.U., con la acusación de ser un Estado fascista aliado de los nazis [en 1939 la U.R.S.S. también había acusado a Polonia y a Finlandia de ser fascistas para justificar sus invasiones, cuando el único fascismo del mundo era el italiano que no había cometido ningún genocidio].
Pues bien, eso no era del todo cierto: Argentina le declara la guerra a la Alemania nazi un día antes de su rendición, con lo que podemos afirmar que Perón ganó la guerra. Incluso ya antes al inicio de la guerra, Argentina corta relaciones diplomáticas con Alemania y Japón, pero, se produce un golpe militar y el nuevo gobierno [del que Perón terminaría siendo su vicepresidente] daría vuelta las cosas, lo que como todo el mundo sabe, terminó por convertir a la Argentina en un refugio de nazis prófugos. Entonces Molotov, pedazo de hijo de puta, aclaremos bien las cosas: Argentina no es nazi-fascista, sino que lo es el peronismo.

Claudio Corniola