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El problema de los acompañantes:
Primero probemos con prohibir a los acompañantes, y ya sabemos: quilombos, piquetes, amparos, y toda esa mierda a la que en Buenos Aires se recurre con cualquier excusa.
También podríamos probar reduciendo el 50% del problema, prohibiendo que el acompañante del conductor también sea varón, y ya supongo que lo está intuyendo: quilombos, piquetes, amparos, y toda esa mierda a la que en Buenos Aires se recurre con cualquier excusa, pero... esta vez organizada por los gays.
Finalmente, si no se puede evitar que dos individuos de cualquier sexo o elección sexual viajen juntos, apoyando el acompañante sus genitales contra las nalgas del conductor, lo que sí se puede hacer es que en todo caso en el que viajen dos personas, el dueño de la moto viaje como acompañante, porque con su moto en manos de otra persona, el dueño se va a encargar de gritarle que vaya más despacio, o que no acelere al ver un semáforo "en amarillo", etc.
Claudio Corniola
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