[1] Para compensar a un "cráneo" como Marcuse, ya deconstruído el mes pasado, que sostiene que toda la derecha es descerebrada [origen de que hasta el más imbécil izquierdista se crea intelectualmente superior a todos nosotros juntos, y sin haber leído un puto libro en toda su reptileana vida] aquí va otro más de nuestros genios desconocido para las mayorías, pese a ser un Premio Nobel, y de quien además se hizo una película: "Una mente brillante", por oponerse a Adam Smith, que fue el primero de nuestros genios, aunque la verdad es que John Forbes Nash llegó a la pantalla grande porque el pánico al comunismo lo llevó a la locura.
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[2] Esta foto es de la escena en donde Nash recibe el homenaje de sus colegas...
y donde yo me puse a lagrimear.
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[2] Esta foto es de la escena en donde Nash recibe el homenaje de sus colegas...
y donde yo me puse a lagrimear.
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[3] Esta foto es de la Gioconda, tal vez la pintura más famosa del mundo.
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[3] Esta foto es de la Gioconda, tal vez la pintura más famosa del mundo.
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[4] Y esto es un juego "rompecabezas" muy simple por el tamaño de sus piezas, y por tener a mano la foto del modelo a reconstruir, pero... ¿ qué pasaría si en vez de ser 20 fuesen 2.000 piezas, se le encargase la tarea de armarlo a quien no conozca a la Gioconda, y sin mostrarle la foto del modelo original ?
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[4] Y esto es un juego "rompecabezas" muy simple por el tamaño de sus piezas, y por tener a mano la foto del modelo a reconstruir, pero... ¿ qué pasaría si en vez de ser 20 fuesen 2.000 piezas, se le encargase la tarea de armarlo a quien no conozca a la Gioconda, y sin mostrarle la foto del modelo original ?
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[5] ¿ Y qué pasaría si entre el revoltijo de piezas,
apareciera esta ?
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[5] ¿ Y qué pasaría si entre el revoltijo de piezas, apareciera esta ?
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[6] Porque tras verificar que estén las 2.000 piezas de nuestro juego [y no 2.001 con una triangular "colada" por error], hay una pieza faltante, y en su lugar hay una pieza que no encaja ni va a encajar nunca, por más que la imagen que vemos indica que pertenece al modelo a reconstruir, pero no a nuestro rompecabezas.
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[7] Cualquier persona que intente resolver el rompecabezas viendo esto, sería un estúpido.
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[8] De la misma forma cualquier sistema político que permita la inclusión de un partido comunista entre las opciones democráticas ofrecidas a los electorados... sería un sistema estúpido: ¡ el comunismo no encaja, y punto !
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[9] El comunismo es una pieza de otro juego, en donde encajan los socialismos, los fascismos, los populismos, la violencia reemplazando a la negociación, el adoctrinamiento, el miedo a la verdad, el paternalismo/asistencialismo, los corporativismos y... sorpresa: ¡ los capitalistas !
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[10] Veamos por qué: Los capitalistas no pueden en un sistema democrático comprar jueces, políticos, leyes, regímenes impositivos especiales, etc. y, si lo hacen... es porque estamos en otro juego.
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[11] Todos los juegos tienen tres cosas: un desafío, un reglamento, y una estrategia. Obviamente una estategia está en dependencia directa con el reglamento, por lo que un cambio en las reglas sentencia el fracaso de cualquier estrategia.
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[12] Adam Smith descubrió el reglamento de algo que todos jugaban sin saber cómo, y lo llamó como "las leyes de mercado". Pues bien, a estas leyes cientos les intentan hacer trampas cambiándoles las piezas por otras que parecen corresponder al diseño, y Nash nos vino a explicar el por qué, curiosamente, de una forma impecable desde el punto de vista matemático -o sea apartado de cualquier ideología- y lo hizo dentro de la "Teoría de los juegos".
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[13] Un tema aparte es la estrategia de las izquierdas que como no pueden ganar el juego, han saboteado al nuestro metiendo a sus piezas y quitándonos las nuestras, porque su meta es que nosotros no podamos jugar, en donde la variante de Marx, Engels, Lenin, y Stalin, fue la de no dejarnos jugar asesinándonos, mientras que la de Gramsci, Luckacs, Münzenberg, Deleuze, Derridá, Habbermas, Marcuse, Foucault, etc., fue la de meter sus piezas, pero primero lo que hicieron fue convencer a la gente de tirar a la basura unas cuantas piezas correctas de modo que el juego presenta fallas y pareciera que las piezas que nos ofrecen ellos vienen a salvar los agujeros. O sea que sus estrategias son matar, o llevarnos al suicidio [¿ y qué mejor ejemplo de país que se está suicidando que Argentina ?].
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[14] Pero Nash estudia y resuelve algo contradiciendo a Adam Smith y sin ser por ello un aliado del comunismo en su batalla cultural contra el liberalismo, pues de hecho era anti-comunista, les tenía pánico, y tanto pánico que se volvió loco.
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[15] El punto clave del equilibrio de Nash, es que explica por qué los empresarios no siempre están deseosos de competir y salir a pelear por el premio mayor, cuando el riesgo de perder implicaría resignar una parte del mercado ya ganado. La cuestión es no ver única y smithsonianamente la ventaja egoísta buscada, sino ver al mismo tiempo la ventaja para el conjunto, lo que lleva a la conformación de carteles y oligopolios, como todos ya lo veían muy claramente desde bastante antes de Nash, con ejemplos en U.S.A. como los de Vanderbilt, Rockefeller, Carnegie, J.P.Morgan, y sobre todo por la forma práctica en que las mafias dejaron de enfrentarse a muerte entre ellas, para elegir a un "padrino" y, lo que era "Vox populi": repartirse territorios de dominio exclusivo [cuando el liberalismo había nacido para enfrentar a los oligopolios y monopolios, y se había convertido en uno de los principales cimientos sobre los que se edificó el surgimiento de U.S.A. como potencia económica].
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[16] La respuesta del liberalismo académico es que esto no puede mantenerse mucho en el largo plazo, pero en el corto plazo [y que no es muy corto] no queda otra salida que la de los controles estatales, lo que lleva a plantear dos opciones ambas contradictorias con el espíritu de la lógica liberal: en un mercado completamente libre, los empresarios finalmente traicionarán a la libre competencia y tratarán de asesinarla creando carteles, oligopolios, y monopolios. Mientras que en una segunda opción, un gobierno liberal debería asegurar la libre competencia tras recurrir a las regulaciones y controles estatales que demoniza.
Aunque esta visión no está completa, pues los monopolios únicamente pudieron surgir gracias a la ilegalidad y la connivencia de los empresarios traidores, con los políticos y funcionarios sobornables, pero, una vez que estos se han establecido, resta saber por qué el mercado no acaba con ellos cuando se recupera la legalidad.
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[17] La opción de forzar a un monopolio a dividirse crea el problema de debilitar a un imperio que se ha especializado en ser conspirativo en vez de ser competitivo, con el riesgo de llevarlo a la quiebra y dejar en el camino a un tendal de desocupados. Sumado al hecho anecdótico de Rockefeller, el ícono del empresario que odiaba a la competencia y prefería comprar tanto a competidores como a políticos que, una vez derrotado legalmente y forzado a dividir y vender parte de la Standard Oil... el resultado fue que se hizo mucho más rico.
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