1] Introducción: Para optimizar el gasto público no pueden haber gastos redundantes, esto a la larga debería hacer desaparecer a las provincias para organizar al Estado con un Gobierno Central y una multitud de municipios recibiendo cuando lo requieran la ayuda o dinero desde el Gobierno Central sin intermediarios. Los gastos burocráticos redundantes son en doble sentido, si los municipios deciden encargarse de su sistema de educación teniendo sus propios ministerios, entonces el Gobierno Central deberá deshacerse del Ministerio de Educación. A la inversa, si un ministerio concentra toda la organización de un área pasa a convertirse en un "Departamento de Estado", por ejemplo el de Salud Pública, de modo que primero las provincias y finalmente los municipios eliminarán sus gastos redundantes. Esto conduce a que en algunas áreas habrá un federalismo extremo utilizando ministerios locales [mini implica ser pequeño], mientras que a nivel Estatal sobrevivirán unos pocos Departamentos de Estado unitarios y autónomos.
El gobierno Central audita a las municipalidades y a los ex-ministerios que obtuvieron autonomía para convertirse en Departamentos de Estado.
El Gobierno Central es a su vez otro Departamento de Estado pero diferente pues, en vez de trabajar con el pueblo, trabaja con las organizaciones políticas del pueblo. Operativamente tendrá tantas cabezas especializadas como departamentos vigile, elegidas entre sus auditores integrantes, pero, formalmente la presidencia de la Auditoría recaerá en el director más votado de otro sector formando un círculo:
la auditoria controla a los departamentos, pero, uno de los departamentos pone a su líder a la cabeza de la auditoría,
obteniendo el título de Director Supremo de la Nación o Presidente, que tiene cierta particularidad: no será
necesariamente un cargo permanente.
2] Artículo 38 [esbozos previos]: Por el voto directo del pueblo al
elegir a sus directores, o en emergencias por el voto unánime del directorado, un director será Presidente de la
Nación, o seguirá teniendo el título concedido por su corporación pero "en ejercicio de la
presidencia del directorado".
El Presidente conservará las funciones protocolares de los antiguos presidentes, pero su función específica es la de auditar a los Departamentos de Estado autónomos, presidir su reuniones, y arbitrar en primera instancia en sus conflictos.
[A] Cada presidente tiene el derecho para expulsar a cualquier director problemático de la administación pública, pero, para expulsar a un segundo director deberá tener la mayoría de los votos del Directorado [o Senado], y para expulsar a más deberá obtener el apoyo unánime del resto de los directores. La expulsión de la administración pública implica para el expulsado no poder volver a desempeñar funciones ni en su propia corporación.
[B] El Directorado también puede por unanimidad remover temporalmente al Presidente durante una crisis, epidemia, catástrofe, o guerra, para ascender al Director más competente en el tema. El directorado también puede removerlo definitivamente de encontrarlo responsable directo o por omisión de haber causado la crisis. Tras una expulsión se ha de convocar inmediatamente, para completar el Directorado, al actual director de la misma corporación del director removido, de modo que ninguno de los firmantes de una expulsión después pueda pasar a ocupar la presidencia.
No hay posibilidad de renuncia, excepto si se renuncia a la función pública por completo.
Los funcionarios públicos que obtienen cargos electivos no pueden ser "descendidos" sino expulsados. Quien asciende hasta director en cualquier corporación o área administrativa del Estado, con posterioridad no podrá ocupar jerarquías administrativas menores en un futuro gobierno. Los distintos Departamentos de Estado pueden prohibir o permitir las reelecciones, pero, éstas para todos los niveles de la administración, serán por una sóla vez y nunca en períodos consecutivos.
La alternancia es aplicable también a los cargos que los Departamentos de Estado designen como incompatibles, por ejemplo, los miembros de un matrimonio no sólo no pueden ser director y vicedirector de un Departamento de Estado, sino que además no pueden sucederse inmediatamente, debiéndose esperar por lo menos el paso de un mandato completo entre ellos.
[C] Excepto por expulsar a un presidente, designar a un reelevo temporal durante una crisis, o votar remociones a pedido del presidente, el Directorado no hace nada con fuerza de ley excepto los acuerdos estratégicos entre departamentos, como por ejemplo que un Departamento recaude algún impuesto por otro Departamento para que luego lo distribuya.
Las disposiciones firmadas por el Directorado completo se denominan "directivas", y los departamentos y municipios deberán redactar las diversas leyes necesarias para cumplirlas. Los decretos del directorado reemplazan a las leyes que se demoran en sancionarse o que previsiblemente llevarán algún tiempo de investigación y debate.
El derecho de veto recae en los intendentes o gobernadores [hasta tanto no desaparezcan
las provincias], tanto para las leyes de los departamentos como para decretos del directorado.
[D] Esta Constitución enumera cuáles corporaciones integrarán el primer directorado, pero, ese derecho lo adquieren solas.
Si cambia la relación de fuerzas, un supersindicato se puede subdividir, desaparecer, o hasta un pequeño sindicato transformarse en uno poderoso y ganar el derecho a tener una banca en el directorado.
Los salarios y gastos operativos de cada Director de Estado los cubre su departamento y nunca el Gobierno Central.
[E] Cualquier director puede solicitarle al presidente su mediación, y a su vez éste para fijar límites más exactos puede convocar al Congreso Nacional que puede arbitrar y fijar límites proponiendo excepciones que las leyes departamentales no hayan contemplado, pero, si algún departamento no las acepta, sólo podrá ser forzado temporalmente debiendo pasar a decidirse esto mediante un plebiscito, tras el que el director o los congresistas derrotados serán cesanteados.
[F] El derecho de fijar impuestos nacionales, o multas [por ejemplo decretados por el
Departamento de Salud Pública, para reacaudar para su propia tesorería, afectando a empresas de otro
Departamento de Estado] va a traer conflictos. La aprobación de leyes conflictivas debe ser previamente
negociada, girando invitaciones para participar en los debates del Congreso generador de la iniciativa, evitando la
aprobación de leyes al viejo estilo [el de aprobar cien leyes en la trasnoche del último día de
sesiones del año] y dejar al Departamento "puenteado" con la única herramienta de presentarse ante
el Congreso Nacional por un pedido de límites, o llegar al caso extremo del veto. En este sistema no hay
"hecho consumado", y todo intento de un Departamento de Estado, o de su Director, para excederse en sus
atribuciones debe ser castigado.
[G] Si los funcionarios ya tienen su poder limitado por el mandato imperativo y la
revocatoria, es lógico que puedan delegar el poder en forma imperativa y con revocatoria, por ejemplo, si frente
a un arbitraje interno, un director decide convocar a una comisión de congresistas.
[H] Las reformas a la constitución quedan prohibidas para "convenciones constituyentes" que tratan temas generales, pues de ahora en más cada reforma se discutirá punto por punto en los ámbitos profesionales correspondientes como cualquier ley.
[I] Quedarán bajo la autoridad del Presidente de la Auditoría:
[1] La Sindicatura.
[2] El Procurador del Tesoro.
[3] El Fiscal General de Investigaciones Administrativas.
[4] La Superintendencia de Entidades Financieras.
[5] La Superintendencia de Administradoras de fondos de jubilación y pensión.
[6] La Superintendencia de Seguros.
[7] La Comisión Nacional de Valores.
[8] La Inspección General de Justicia.
[9] La Auditoría Federal de Organizaciones Sindicales.
3] Comentario A: Los primeros presidentes deberían salir de
"Trabajo" con mucho más del 50% de los votos del país, pero, al irse organizando más
corporaciones bajará su número de apoyos, entonces, habrán que hacer "fumatas" internas
para superar el 50%, será entonces cuando el Presidente pueda encontrar difícil trabajar en el nuevo
Senado, por rivalidades personales preexistentes o posiblemente por odios de los que hayan perdido la elección
contra él, por eso, tendrá el derecho de expulsar [con límites] a los directores problemáticos.
Tras cada expulsión, la corporación afectada coloca en el gobierno a un nuevo director elegido según
sus reglamentos.
Lo más probable es que el sistema nuevo arranque con mucho miedo entre sus funcionarios
de ser etiquetados como "tecnócratas", entonces al inicio habrá un tiempo más político con
muchas elecciones, referendums, y plebiscitos, sobreactuando "democracia", pero después, cuando se la haya perdido
el miedo a la palabra "tecnocracia", tendremos una merecida tecnocracia fiscalizada, auditada y... ¿ por que
no ?, plebiscitada.
Como los representantes de los municipos en los congresos son llamados "diputados",
queda para los representantes de las corporaciones el poder llamar tanto "Directores" como "Senadores" a sus
máximos dirigentes. En consecuencia el ex-gabinete tanto podría ser llamado Directorado como Senado y, como cada
Departamento de Estado tendrá su propio Congreso unicameral o bicameral por decisión interna, el Congreso Nacional
pasará a ser unicameral que es lo mínimo necesario para las pocas cuestiones en las que tendrá competencia,
quedando disponible toda la infraestructura del antiguo Senado vacante para ser utilizada por el nuevo Senado, si es que no deciden
optar por autodenominarse como Directorado. Resulta que con el Poder Ejecutivo reconvertido en una auditoría de Departamentos
de Estado autónomos donde internamente cada uno tiene un área ejecutiva, otra legislativa, y otra judicial, sus líderes
representan tres poderes, mientras que los anteriores Senadores representaban solamente al Poder Ejecutivo de sus provincias, o sea:
los nuevos Senadores tienen más derecho a portar el título históricamente respetable de Senadores, que los actuales
Senadores atados de manos por la obediencia debida a los superiores que tienen adentro de sus partidos. Además si el Director de
un Departamento de Estado no pasó por el voto popular que sí es utilizado pero sólo para crear un cuerpo de
electores que después analicen currículums para finalmente hacer una "fumata" y contratar a un gerente,
podemos tener un Senado donde todos sean Senadores excepto por un par de Directores, pero... ¿ y si resulta ser al
revés y con el paso de los años al final lógicamente se tengan más Directores que Senadores ?
Comentario B: El sistema termina con la profesión de la política y aprovecha al máximo la vocación de servicio.
El todo será filtro de cada parte y si el líder de una corporación es un dictador en potencia, no podrá pasar el filtro de conservar su puesto en el Directorado, ya que puede ser expulsado y "retirado" por el voto de sus pares al no existir la posibilidad de replegarse a su corporación, en donde sí podrá trabajar de docente o de médico, pero, ya nunca más de dirigente de los docentes o médicos.
Ser "trepador" puede llevar a un sujeto astuto a ser Director de un Departamento de Estado, pero, también lo expone a que lo "pasen a retiro" antes de lo pensado.
¿ Qué pasa si surgen líderes visionarios, en un sistema donde los políticos mediocres concentrados en el "chiquitaje" de sus corporaciones decidan expulsarlo del gobierno por ser "diferente" y brillar con luz propia ?: Los que sean brillantes que escriban libros, segundo, no se tienen "visiones" todos los días [por lo que la pérdida no sería tan grande] y, tercero, si entre todos sus seguidores no hay ni uno que pueda ejecutar esas visiones para las que el líder sería el único indicado, es porque hay algo que falla y, la falla, radica en que las visiones se dividen en dos partes: la concepción y la ejecución [por ejemplo, Perón, que dispuso de tres presidencias, fue pésimo ejecutando su gran visión de un país industrializado y con justicia social], en estos casos se hace evidente que el mayor logro del líder no está en su "visión" sino en su habilidad para obtener la sumisión de las masas, algo envidiable y muy útil para un rey, pero indeseable en una república democrática.
¿ Qué hubiese sido de Inglaterra sin Churchill y otros casos donde ciertos hombres aparecieron en el momento indicado para torcer la historia ?: Churchill fue insuperable haciendo de Churchill, pero no haciendo de militar, y de no ser por él la segunda guerra mundial hubiese terminado antes. Si en el futuro entramos en una guerra, ¿ qué talento especial puede tener un líder carismático que convierta en secundarios a los pergaminos del líder de la corporación militar que estudió estrategia militar y por lo menos conoce de armas y de los problemas logísticos de una guerra ?
Un líder como Reagan impulsó el auge económico de U.S.A. al final del siglo
XX y forzó el "abandono" de la U.R.S.S. en la guerra fría, pero, por los prejuicios de Reagan a U.S.A. se le
escapó de las manos la epidemia del S.I.D.A. Si los epidemiólogos hubiesen tenido más autonomía,
más presupuesto [y menos política], se habrían salvado miles de vidas. Otro actor como fue el caso de Zelensky
en Ucrania tuvo que vérselas con los despojos de la U.R.S.S. y los delirios de grandeza del presidente ruso Putin que
invadió Ucrania pese a la oposición de todo el mundo excepto por la Argentina kirchnerista, y mientras que Zelensky
sorprendió al mundo positivamente, el presidente de Argentina y su mentora "putinista", ambos "políticos
de raza", pues avergonzaron a nuestro país por ponerse de rodillas "no forzadas" ante un dictador.
Descartando a los líderes religiosos [que en la antigüedad no disponían de medios masivos de comunicación], el líder más carismático de la historia fue Hitler, el hombre indicado para el peor momento de la historia, en una nación para la que la guerra era el deporte nacional. En las especiales circunstancias de la hiperinflación posterior a la derrota en la primera guerra mundial, Hitler sirvió para reencauzar todo el talento alemán hacia el esfuerzo militar y el exterminio de personas.
¿ Por qué no podría el líder indicado, contribuir al buen fin de aunar el esfuerzo y talento nacional para sacar al país del subdesarrollo ?: Porque los líderes pueden hacer que algunos saquen fuerzas de no se sabe dónde al contagiarles su espíritu "antiderrotista" [es interesante que el culto a la personalidad de otro potencie aspectos apagados de la personalidad de sus seguidores], lamentablemente, lo que se consigue es que broten sujetos como Göbbels, Ribbentrop, Himmler, Hess, etc. y nunca que alguien que haya abandonado sus estudios, los retome y llegue a ganar el premio Nobel.
Si la razón última para aceptar que los líderes carismáticos concentren en sus manos todo el poder público, está en que sólo bajo su mando todos trabajan al 100%, ganémosles de mano creando la Secretaría Federal de Incentivación o Motivación Psicológica [si hay Salud Pública, ¿ por qué no puede haber "terapia pública" ?], después de todo si Argentina tiene un Ministerio de Trabajo que no le da trabajo a nadie, bien puede tener un "Ministerio de Autoayuda"].
¿ Y cómo se motiva psicológicamente a la gente para que trabajen más y mejor ?: pues bajándoles los impuestos.
Comentario C: Todo lo que haga el Directorado afuera de sus manejos internos es temporal y deberá ser ratificado por los departamentos al convertirlos en ley, o de lo contrario vamos a volver a tener un legislativo "levantamanos" y un ejecutivo todo poderoso, aunque seguramente ahora el "capanga" no sea el presidente sino algún director poderoso armando "camarillas" internas ["camarillas" son pequeñas cámaras deliberativas reunidas con el objetivo de cuestionar a la autoridad].
El derecho de veto en manos de los intendentes puede parecer excesivo, pero eso sí que es ser federal en espíritu.
Comentario D: Es recomendable que los Departamentos tengan en el Directorado a pares antagónicos. Si las empresas petroleras lleva allí a su líder, detrás debe llegar el líder del supersindicato de obreros del petróleo. Su conformación irá cambiando con el correr del tiempo "darwinianamente", y le corresponde al Directorado poner la firma "ceremonial" para que una corporación nueva tenga una banca, algo protocolar pues no es tan importante como para convocar a un plebiscito.
Por mayores ganancias, mejores precios, condiciones de trabajo, y por más eficiencia, bienvenida sea la independencia y el autogobierno de toda secretaría y subsecretaría de Estado que pueda hacerlo.
La corporación que asciende debe demostrar su poder en las alianzas estratégicas que ofrezca, por ejemplo en el caso de los petroleros, cubrir los gastos de reformar todos los puertos necesarios para poder recibir barcos "supertanques".
John Fitzgerald Kennedy dijo: "No es lo que su país hace por ustedes, sino lo que ustedes pueden hacer por su país", y tuvo razón pues todo esfuerzo estratégico vuelve más rápido que los esfuerzos forzados por el Estado que reiteradamente malinvierte nuestros recursos.
Al primer directorado se deberían sumar los industriales, sindicatos, productores agropecuarios, banqueros, capitalistas, exportadores, importadores, profesionales, fuerzas de seguridad, propietarios de medios de comunicación, periodistas, empresas transportistas y sus sindicatos, ecologistas, comerciantes mayoristas y minoristas, etc. Si es tan difícil entenderse en un gabinete de doce como de veinticuatro personas, opten por veinticuatro y no dejen a ningún sector afuera por cordialidad y para que el nuevo sistema no arranque con odios y peleas con los grupos que se sientan excluidos.
Comentario E: Los tipos de mandatos para redactar leyes son tres, el representativo que se impuso con la revolución francesa, el imperativo como el de los delegados uruguayos a la Asamblea de 1813 [los políticos obedecen instrucciones de sus votantes o les revocan el mandato], y el del corporativismo que reutiliza el mandato imperativo y le agrega un tercer tipo de mandato "puntual" por el que los médicos podrán legislar sobre medicina sin pedirle permiso a nadie fuera de la medicina, pero hay zonas grises en donde podrían legislar dos departamentos superponiéndose, y un buen sistema de gobierno es el que permite ir reduciendo esas zonas grises, pero, el sistema es dirigido por personas, y esto es para que los funcionarios se comporten con caballerosidad y no como prepotentes semidioses por haber sido votados en sus corporaciones.
No se llegará jamás a la presidencia por la fuerza de una personalidad ni
por la unidad y el espíritu de cuerpo de una corporación, sino por el respeto de los demás colegas
directores, pues con tantos problemas por solucionar los directores podrían destituir al presidente electo
temporalmente y poner a la presidencia a rotar de mano en mano por todos los directores.
Por ejemplo el tiempo de recuperar a la democracia ganó respeto para Alfonsín, el de la economía para Menem, y el del proteccionismo para Kirchner, pues sin Alfonsín, Menem, ni Kirchner, otros hubieran cubierto su lugar con muy pocas variaciones, empujados por fuerzas superiores imposibles de torcer.
Cada presidente ha "encarnado" una época, y cuando ocurre al revés, o sea
que un personaje cambia a una época, el juicio de la historia no deja dudas: la filosofía es pre-socrática o
post-socrática, y hubo que esperar a Kant para que ocurriera una división similar, o en religión a la llegada de
Cristo, y en Argentina es obvio que ni Perón alcanzó ese estatus... sitial reservado para la Constitución de 1853.
Existen fuerzas superiores que son como "vientos" sociales. Hay un respeto por lo que
piensan o sienten los demás que va más allá de las convicciones personales y, aunque con nuestra furia lo
ocultemos, adherimos en parte pues somos seres sociales.
Pese a que la dictadura militar [1976-1983] no atacó directamente por ejemplo a
comerciantes liberales de clase media o alta y sin hijos en la universidad pública, estos igual no podían
soportar la opresión, pues excepto por la censura que afectaba a todos por igual, lo que les estaba pasando a sus
vecinos los terminó afectando aunque no hubiera ninguna amistad entre ellos. Así, la opresión le
causó depresión a toda la sociedad que, enferma, perdió su vitalidad [una foma de entropía].
Sin la presión del riesgo de muerte, la depresión social prosiguió en la democracia, por ejemplo durante la hiperinflación de Alfonsín, donde hasta el que trabajaba comprando y vendiendo dólares [y por lo tanto lucraba con ello], estaba cansado de la inflación que nos enfermaba a todos.
Durante los primeros años felices de Menem, ellos mismos llegaron a proponer
dejar de robar por algún tiempo ¡ porque los afectaba psicológicamente su propia
corrupción !
Durante el gobierno de De la Rúa, todos nos cansamos al primer año de gobierno y hasta sus funcionarios se cansaban y le renunciaban [el record lo tiene su tercer ministro de economía que amenazó con renunciar en una reunión en la quinta presidencial, y todavía no había asumido].
El dolor interno por la injusticia que genera ser señalado como "equivocado" cuando no se cometió ningún error, se aplica a la elección presidencial, y castiga a los perdedores con varios años de ser señalados, y si se hace interminable un lunes después de perder un clásico de futbol, el que obtenga la presidencia un partido opositor le depara al perdedor un "lunes" [el día más deprimente de la semana] que durará cuatro años.
Esto cambia nuestra percepción de la realidad y así, por ejemplo, los sindicalistas peronistas y los piqueteros durante los diez años de gobierno de Menem no se dieron cuenta de lo mal que estaba la situación socioeconómica del país hasta que, por fin, diez días después de asumir el siguiente gobierno tomaron clara conciencia de ello.
Si en el sistema nuevo el Presidente es elegido por voto popular directo obteniendo apenas la primera minoría, para presidir una mesa redonda que lo puede destituir si llueve mucho nombrando en su reemplazo al Director de Obras Públicas hasta que su gente consiga drenar las aguas, ser "Presidente" ya no importa tanto como el ser eficiente cuando a uno le toque.
¿ No es estúpido pasarse cuatro años amargado por el signo político de un sujeto al que nunca se va a ver, y que cuando le salga una bien nos va a beneficiar a todos o, si le sale mal, nos va a perjudicar a todos sin importar de qué partido seamos ?
El sistema de la multidemocracia hace que ya no nos perjudiquen a todos en bloque: si se equivocan los exportadores pierden ellos y se hará responsable su jefe abandonando el gobierno, y si usted desde otra área simpatizaba con sus ideas, ni gana ni pierde nada con ese asunto, en realidad, la sociedad en conjunto se benefició de que usted no se haya metido a mediar [con su voto] en cosas que no sabe, y no dejarlo votar sobre lo que no sabe no es antidemocrático sino sencillamente "optimizar" la democracia y "derramarla" hacia todas las áreas de interés de la sociedad que hoy sólo decide quien encabeza el Ejecutivo y qué porcentaje de su lísta sábana podrá incrustar en el Congreso.
Si desde el exterior se preguntan si no sería mejor buscar a un psicólogo antes que a un economista para resolver nuestros problemas, analicemos cuánto nos afecta psicológicamente el tener un presidente de signo diferente al nuestro, y nos condiciona a la hora de comprar un auto, o un terreno para construir una casa, o hasta para tomarse una semana de vacaciones en vez de dos, en una época de recesión en la que no hay tanto que hacer [a no ser que se lo justifique en la desconfianza hacia el gobierno presidencialista, y en que hay que estar siempre muy cerca "vigilando" lo que estos sujetos hacen].
Aunque los partidos no sobrevivan al cambio de sistema, se sabrá por qué simpatizaban antes nuestros nuevos funcionarios y para los que no coincidan reaparecerá el sentimiento frustrante de: "tanto cambio y al final tenemos otra vez a un presidente peronista o radical".
Si se toma conciencia de esta carga negativa, las corporaciones elegirán gobernadores "impecables" abandonando la prepotencia del "nosotros elegimos lo que queremos",
o sea que igual cada corporación se autogobernará, y será un supersindicato, o hasta un Departamento
de Estado, pero, pensando en la imagen que dan ante el resto de la sociedad [al revés de lo que hacen hoy los partidos políticos] no evitando la mentada falta de gobernabilidad que no está en juego, sino evitando la conflictividad en busca de una más productiva amistad social.
Esto debería colmar las necesidades de los políticos que claman permanentemente por un gobierno de "unidad nacional" y ya sabemos que hasta ahora sólo lograron ser de "conveniencia personal".
Comentario F: Sin llegar a la parálisis del sistema por perder el tiempo consultándose
absolutamente todo, el gobierno debe desparasitarse tanto de los funcionarios muy vivos como de los muy tontos. Si el Director de la
Salud Pública presenta sin exceder sus atribuciones un proyecto de ley para despenalizar ciertos estupefacientes, tema sin
dudas de su competencia, debe avisar al Directorado antes de que su congreso se lo apruebe, pues no puede desconocer que al mismo
tiempo la justicia, la policía, y hasta las religiones, pueden estar trabajando en contrario gastando esfuerzos y recursos
económicos. El congreso de ese departamento evaluará [y no los medios convulsionando a la opinión pública]
la conveniencia de ser permisivos con algunas drogas muy populares pero menos dañinas, para concentrar sus esfuerzos en otras
menos populares pero más mortales, y la prensa puede investigar si hay corrupción policial asociada al narcotráfico,
pero no hacer lobby, algo que el Director de la Salud va a discutir en el Directorado con el Director de Información Pública
con la participación de todos los Directores para acordar ejecutar "una" política coherente.
Pese a que un congreso de todas las religiones convocado por el Estado tenga a un obispo nombrado dentro del directorio del Departamento de Estado de la Salud Pública [por ser la fe una parte estratégica del sistema de salud], ¿ un opositor dogmático, sistemático, equivocado, y además con tendencia a la violencia, se contentará con poder expresar su opinión en ese directorado sectorial menor ?
Pues bien, ¿ puede el Director de Información Pública, bloquear los
intentos de otro Director para llegar hasta la opinión pública con un mensaje en contrario de lo acordado dentro del
Directorado ?, pues sí y hasta el Directorado lo puede expulsar sin derecho a apelar ni a volver a trabajar en su
departamento en algún puesto dirigencial. Tener un improductivo conflicto de poderes por culpa de terquedades personales
deberíamos aprender a conjurarlos instantáneamente "por reglamento", algo antes innecesario cuando a los
gabinetes los dirigían los presidentes o primeros ministros con "puño de
hierro", pero que quede claro que bajo ningún concepto en disputa una corporación menor como la de los jerarcas
religiosos [no toda la cristiandad], los sindicalistas, los transportistas, o los docentes, va a seguir haciendo lo que quieran en
nuestra multidemocracia.
El Directorado es informativo, un lugar en donde se debate para mejorar y no donde se discute para destruir, y al que no lo entienda así se lo expulsa. Salud Pública sin dudas sabrá quienes se le oponen, quienes lo apoyan, y quienes son neutrales, por ejemplo, la Dirección de Seguridad puede ser perfectamente neutral, pero, debe ser avisada pues es fácilmente
predecible que de aprobarse ciertas leyes habrán protestas callejeras. Salud Pública y no Economía va a ser el
Departamento que va a estar más tiempo concentrando la atención de la opinión pública, pues va a asumir
el control de las obras sociales y el PAMI, ambas históricamente herramientas de control social y financiación del
peronismo, que se va a resistir incluso debilitado después de que su responsabilidad por los 130.000 nuertos por Covid
deposite a varios de sus funcionarios tras las rejas.
De la misma forma podrán defenderse los transportistas de un impuesto inventado por los
fabricantes de automotores para financiar la investigación en medidas de seguridad contra accidentes, o un sistema
anticontaminación, pidiendo al Congreso que ponga un límite, por ejemplo, para que se pague el impuesto sólo si
las automotrices también los cobran en sus países, o para que queden excentos los trabajadores como taxistas y
camioneros, mientras que el Directorado se encarga de frenar todo tipo de lobby hasta que el Congreso se decida a mediar.
De lo contrario cada disputa entre el patrocinante de un proyecto y su natural opositor, hará que alentados por los microclimas de
sus respectivos Departamentos de Estado, nos van a llevar a todos a tener que plebiscitar cualquier cosa, causando la
fatiga y desinterés del electorado.
Con tantas garantías sería estúpido que el Presidente vete una ley,
por eso el derecho de veto se lo debemos ceder a los gobernadores [y luego intendentes cuando se eliminen a las
provincias], y aunque sea muy estúpido, si un intendente no quiere que se aborte en su intendencia no se lo
hará [con toda razón, por ejemplo, en Luján], y que después explique cómo se le vació
su sector de la salud porque profesionales e instituciones privadas se mudaron a otra intendencia vecina, o cómo
permitió que un municipio lechero se quede sin tambos porque todos se pusieron a cultivar marihuana.
La cuestión puntual de los límites que se puede ser ejemplificada con el
ejemplo de un Director de Salud Pública que reemplaza a otro que fracasó en frenar una epidemia de dengue
hemorrágico y que adentro de un paquete de leyes de emergencia, manda la de volver a penalizar el aborto porque se
están gastando más fondos en las adolescentes promiscuas que en lo necesario para enfrentar una epidemia mortal,
obviamente excediéndose aunque tenga toda la razón del mundo para redireccionar mejor los recursos económicos
en ese momento de crisis.
Comentario G: El Presidente puede ser una eminencia en epidemiología,
cirujía, etc., y por lo tanto sus mejores neuronas no están dedicadas a convertirlo en un buen orador, y
por lo tanto tiene derecho a nombrar para que haga su exposición frente al Congreso a un locutor de carrera,
que también podrá representarlo frente a su Congreso natural para que allí motorice sus iniciativas
para que sus colegas no pierdan sus proyectos en cajones sin fondo.
El delegado o locutor pese a que puede ser un no-médico, será [sin voto]
el Presidente de la comisión interna del Congreso del Departamento de Estado de la Salud, si éste decide
analizar un proyecto complejo sin tratarlo en el acto.
El delegado designado es en los hechos el Presidente, y tras una interpelación se
puede destituir a un Presidente por lo que diga su delegado, que obviamente es mucho más que un locutor
encargado de hablar con la prensa, para ser un "espejo".
Comentario H: Un problema latente de toda democracia es que lleguen al poder quienes con los votos necesarios para dominar un Congreso convoquen una constituyente que les redacte una Constitución a su medida. De hecho uno de los pre-requisitos de un sistema democrático radica en la separación del poder constituyente sobre el constituido, pero, como le pasa repetidamente a la democracia, las cosas que intenta evitar tarde o temprano le suceden y se queda sin mecanismos correctivos para algo que suponía imposible de suceder.
Esto ya pasó en Argentina y en otros países, siempre con tristes
resultados, y sólo en Roma el Senado, por afuera de la ley, decidió apuñalar a César. Creo que
lo más sensato es que el Congreso interno de cualquier Departamento de Estado modifique la Constitución sin convocar
a una Convención Constituyente, y que la entrada en vigencia de esa reforma sea a partir de las próximas
elecciones generales que pueden o no incluir un referendum "ad hoc".