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EL SALARIO COMO VARIABLE DE AJUSTE

El liberalismo define al trabajo como "recurso", una mercadería que vende el trabajador, pero, si alguna vez lo fue ya no es así pues los salarios se fijan por acuerdos colectivos, o por regulaciones estatales que fijan salarios mínimos, así que el trabajo de millones se convirtió en un recurso pero para que los políticos y los sindicalistas lo canjeen por poder.
Tal vez la ley de mercado más conocida sea esta: "los recursos son escasos, y las necesidades son ilimitadas", pues define y divide las aguas, por una lado la oferta con sus recursos y, por el otro, la demanda con sus necesidades. Lo que creo poder demostrar es que el trabajo no es un recurso simple, pues se trata de un recurso "más" una necesidad, sin contradecir con esto al espíritu de las leyes de mercado, sino a la doctrina ortodoxa liberal: el vendedor de naftas usa sin pagar al recurso aire con el oxígeno indispensable para la combustión, y además lo contamina sin ser penalizado, de la misma forma el comprador del recurso trabajo no paga la lenta demolición física que hace del trabajador, y rara vez se paga la capacitación del mismo.
En tanto necesidad, el trabajador "paga" para poder trabajar, y lo hace en parte con su salud, y en parte con paz social. A la paz social el empleador siempre la da como presupuesta, tal como las petroleras descuentan que sus combustibles serán usados en donde haya aire, y la paz social no es un recurso dentro del sistema, pues evidentemente lo precede: no está adentro, sino afuera, porque es el entorno de aplicación para las leyes de mercado.
Tanto en una anarquía post revuelta social como en los totalitarismos, las leyes de mercado no pueden aplicarse, y así la moderna sociedad liberal es un equilibrio inestable por los tironeos de los empresarios que quieren salirse del liberalismo para pasar al feudalismo, de los sindicatos para ir a una anarquía en donde prevalezca su poder corporativo, y finalmente de los políticos que quieren salirse para ir a un totalitarismo.
Hay otras dos anarquías más "de diseño" la centenaria ultra comunista, y el medio centenario o si se quiere milenario sistema de cooperación social de la anarquía de propiedad privada, donde alguien vende lo que es de su propiedad, otro lo compra, y el Estado ausente ni se entera ni molesta, un tipo de anarquía muy diferente a la ultra izquierdista que además de abolir al Estado pretende abolir a la propiedad privada y que, adivinen, ha fusilado a los que no querían entregarle la propiedad de todas sus posesiones al partido anarquista para crear granjas comunitarias, y mataron a mucha gente pero los bolcheviques con los que se enfrentaron mataron a muchos más [para eso sí es muy eficiente el Estado] incluyendo a los anarquistas que en Kronstadt se declararon libres de la "comisariocracia" soviética por 16 días lo que terminó con la muerte de la mitad de la población de esa ciudad norteña.
Así la disputa por la propiedad privada o la obligación de tener que pagarle al Estado por tenerla ha hecho correr ríos de sangre, y el camino más transitado para conservar el equilibrio de la paz social, es el pactado entre el poder económico y el poder político que optan por usar al trabajo como variable de ajuste de sus desatinos.
En vez de izquierdas y derechas hoy el mundo se divide otra vez en dos, pero en dos concepciones sobre el trabajo: en el primer mundo se sube el salario real, mientras que en el tercer mundo se sube el salario nominal al mismo tiempo que se baja al salario real, método por el cual abaratan su producción para que se la pueda consumir en el primer mundo al que le exportan.
Por eso puedo afirmar que nunca hubo ninguna política económica anti-liberal sino "no-liberal pero accesoria", pues de ser anti-liberal debería competir contra ella, y "competir" es un verbo liberal.
Los trabajadores independientemente triunfan, fracasan, y viven según las leyes de mercado, más las regulaciones estatales a las que aceptan tácitamente, con una resignación que "puentean" los empresarios que buscan leyes proteccionistas, subsidios del Estado, o contratos sobrefacturados.
Todas las variables de ajuste son cómodas pero incorrectas: una empresa no llega a sus metas de ganancias habituales y, en vez de corregir su política de ventas, despide a un porcentaje de empleados haciendo que el resto trabaje más horas pagándoles las horas extras a menor valor de lo que estaba gastando en sueldos.
Un municipio en estado de emergencia se atrasa crónicamente en el pago de los salarios de sus empleados.
El Estado inflacionario deprecia la moneda, como consecuencia de ello todo menos los sueldos se ajustan por el valor del dólar, lo que es igual a haber bajado los sueldos y dejar los precios en su lugar, o peor, porque los precios suben más que proporcionalmente a lo emitido, aunque desde el punto de vista del político es mejor porque la gran mayoría del pueblo no sabe que la emisión es igual a "reducción salarial", y tarda en entenderlo porque la emisión de hoy tendrá efectos entre el año y el año y medio posterior de modo que no la ve a diferencia de los efectos automáticos de una devaluación.
Al devaluar en vez de aumentar los precios día a día como con la inflación, se opta por dar un salto gigantesco, y en cualquier país del mundo las estadísticas de reactivación que vienen después de toda devaluación son artificiales: Si se devalúa a la mitad en consecuencia el dólar sube al doble de su valor anterior, y eso divide por dos a todos los salarios, y si durante los cinco años siguientes la economía crece al 20%, el nivel de salarios no aumenta proporcionalmente: el 20% de los salarios más altos se recuperan en el primer año, al 20% que le sigue le lleva dos años recuperarse, al siguiente tres años, al siguiente cuatro, y al último escalón le lleva cinco años volver a estar como al principio, pero los cuatro años subvaluados no se los reintegrarán nunca.
Si un país fuera solamente su clase alta que es generalmente la dueña de los medios de producción y la que exporta, entonces el país habrá crecido tras devaluar, si medimos el resultado desde el último escalón salarial que involucra al grueso de la población, el país habrá retrocedido subiendo su nivel de pobreza, y por último si lo miramos en conjunto ni creció ni retrocedió sino que hubo una fuerte transferencia de ingresos internos.
El sol sigue saliendo por el este pese a que ya todos sabemos que es la Tierra la que gira y que nuestra subjetividad nos hace creer que es el sol el que está girando y, de la misma manera, para la persona común que sólo cuenta con su trabajo, éste es el eje del universo y si por ejemplo se le pregunta a qué le deben su valor las cosas responderá que a la cantidad de trabajo involucrado en crearlas.
Supongo que a partir de esta percepción Marx elucubró el disparate del "polilogismo" que propongo cambiar por "laborocentrismo" [por lo ya explicado: en las economías liberales el sueldo tiende a la suba y en las periféricas tiende a la baja].
Al aceptar que el trabajo tiene una doble naturaleza [como recurso y como necesidad] se le estaría dando por primera vez en años una batalla ideológica por perdida a la derecha.
Claro que la izquierda al mismo tiempo perdería a una de sus banderas: Si la patronal es la "demanda" y el mercado laboral la satisface, esto contradice a quienes ven fantasmas entre los que satisfacen las demandas, por ejemplo, los empresarios que fabrican televisores u otros productos para satisfacer la demanda de electrodomésticos a los que "indefectiblemente" les pondrán precios abusivos tras pagar antes salarios subvaluados.
Ocurre que el mismo empresario que es la oferta de televisores, es a la vez demandante de pantallas, microchips, y de mano de obra, entonces, ¿ si algunas veces están detrás del mostrador y otras en frente de él, qué cosa define a una posición como ventajosa a la hora de hacer negocios para que una de las partes le pueda imponer su voluntad a la otra y lucrar gracias a ello ?
Pues bien, si tratamos de resolver esto comparando las posesiones materiales de un empresario contra las de sus mil empleados, fácilmente los empleados tienen más, pero si lo comparamos "uno contra uno" la ventaja es del empleador, y finalmente si comparamos la fortuna personal dividida por el capital invertido, los que ganan por mucho son los sindicalistas millonarios, y una solución para esto es intervenir los sindicatos y auditar sus obras sociales, fijarles un número máximo de afiliados, la libre afiliación, eliminar el descuento automático del salario de la cuota sindical, y abrir la posiblidad de crear asociaciones mutuales abiertas y no eclusivamente de un rubro laboral que le alquilen mano de obra a las empresas que así no tendrán empleados propios, ni necesidad de despedir personal inepto, ni obviamente tendrían jamás juicios laborales pues el trabajador sería socio de su mutual, de la que recibiría el pago por su trabajo.

Claudio Corniola