[A] Indisciplina primaria: ¿ Cómo los consumidores libres, caprichosos, indecisos, histéricos, etc., van todos juntos a obedecer las leyes de mercado sin que se los guíe, ni vigile, y además sin conocerlas ?
Los mercados teóricos difieren de los imprevisibles seres de carne y hueso, pero, si la sociedad fuera una ecuación matemática, amor y odio opuestos se "simplifican" saliendo de la ecuación, y así los consumidores lentos se compensan con los listos, los ingenuos con los perspicaces, etc.
Quien inventa un miniacondicionador de aire más silencioso se lo vende al que quiere obtener más confort a cambio de su dinero, pero también al que lo compra para presumir, y otro no comerá hasta comprarlo porque lo mata la envidia hacia el vecino que ya lo tiene, y un mercado lleno de gente miserable después será el salomónico encargado de repartir premios y castigos, y así hace millonario al cantante de un hit de verano mientras miles de músicos con una esforzada capacitación y una larga carrera, deben subirse a los escenarios hasta los 70 años, o no comen.
El mercado son los consumidores, y no el espacio físico lleno de góndolas, y mucho menos es una oficina apartada donde un grupo de empresarios deciden cómo quedarse con la riqueza de los consumidores [los "carteles" que imaginan complotando los políticos en cada area de la economía, idea regada porque ellos mismos son un círculo cerrado de personas complotantes].
El mercado y el electorado son prácticamente las mismas personas [del electorado están excluidos los niños], sólo que en lo económico los mercados terminan por ser racionales al gastar sus recursos, mientras que en su face política son emocionales básicamente porque votar es gratis, y no es fácil hacerle ver la conexión entre un mal voto con un futuro perjuicio económico.
Sin embargo en esta caldera de pasiones que es la sociedad, no en todas las áreas pero hay carteles, monopolios, ganadores indefendibles, y grandes injusticias: ¿ deben entonces ser los políticos, desatendiendo las funciones puras de gobierno, los que deban meterse a ser almaceneros para "nivelar" las cosas ?
El sistema liberal es relativamente justo para el que está adentro, pero, para el desocupado ni siquiera hay un plan "B" y así resultan preferibles las injusticias, pero adentro, y así el sistema que excluye se vuelve injusto sin importar que adentro cada uno sea recompensado según su esfuerzo individual.
El liberalismo "descompensado" no es económico si desperdicia el trabajo no de una persona sino de generaciones que quedan marginadas para vivir de la asistencia social y el delito. Pero... ¿ se puede acusar al liberalismo al mismo tiempo de desperdiciar trabajo y ser "chupasangre" ?
El problema es que no ha fallado el liberalismo económico sino el liberalismo político que posibilitó la imposición de leyes laborales "proteccionistas" que han obtenido
en el mercado laboral el mismo efecto que el proteccionismo comercial, donde sus malos y caros productos tuvieron un paralelo con
malos y caros trabajadores que salen más caros si se los trata de despedir debido a leyes que supuestamente defienden al
trabajador contra arbitrariedades, sin reparar en que perjudicar a una empresa no terminará siendo gratuito para todos sus empleados, y que el mal trabajador irremovible
imposibilita acceder a un puesto de trabajo a otro trabajador.
El liberalismo es desordenado y alérgico a las regulaciones, pero también al
activismo político [porque siempre han preferido el "perfil bajo" y simplemente transferir cualquier aumento de los
costos a los precios]. El activismo es necesario para evitar que políticos demagogos y descerebrados hagan imbecilidades
contraproducentes.
Entonces se deben desalentar las regulaciones laborales [temas 56 al 62], junto con equiparar las exportaciones e importaciones
[tema 52], garantizar los depósitos [tema 55], para obtener una economía compensada entre capital y trabajo, dos fuerzas
que se necesitan mutuamente [y los capitales de los trabajadores no son clase "B"].
Las decisiones de los mercados suman tantas excepciones a su supuesta racionalidad [bastante alta, pero un promedio que nunca está libre de ser empujado hacia abajo], que cuestionan a un dogma que tambalea al punto en que hoy ninguna nación del mundo es disciplinadamente liberal [y con mejores o peores políticos, estos son los que eligen los mercados].
[B] Progreso indisciplinado: El crecimiento tiene hasta ahora dos palancas:
una rápida pero de efectos cortoplacistas representada por la inversión de capitales privados, y otra lenta pero de
efectos acumulativos representada por la inversión pública principalmente en educación que es la semilla de
todos los procesos de innovación tecnológica, y aunque es manifiesta la superioridad de la educación privada,
los inventores y creativos salen por igual de las universidades públicas, de hecho, algunos ni terminaron la universidad.
.
Hay una ignorada tercera palanca menos evidente incluso para los liberales demandantes de mayores libertades, la "disciplina", y hay una cuarta que es la "resiliencia", o la capacidad de cicatrizar y la fuerza de ánimo para volver a empezar y reponerse de las catástrofes económicas o naturales.
Desde el antiguo Egipto hasta la Alemania nazi, vemos modelos económicos que no dependieron para progresar tecnológicamente de los mercados financieros que pueden traer una deslumbrante prosperidad como también una recesión. Y en los casos de recesión y aumento de la desocupación los políticos han decidido que el Estado haga de financista y preste dinero, de una forma definitivamente demencial y a la larga suicida: emitiendo dinero, entre otras cosas para aumentar la ocupación con obra pública. Esto tuvo un pico en la década del 70 como consecuencia del reinado de las ideas de Keynes y, puntualmente, de la decisión de Nixon de abandonar la convertibilidad del dólar [que era convertible en oro].
La década del 70 se ahogó en inflación y atrajo hacia sí a la ola neoliberal que solucionó
el problema en casi todo el mundo, pero, trajo otros problemas que la llevaron al fracaso político, entre ellos, la
inconsistencia de un "neo"liberalismo sin "neo"patrón oro, lo que le permitió a U.S.A. seguir
usufructuando a la única máquina de imprimir billetes que genera riqueza en vez de inflación, injustamente
a expensas del resto del mundo... hasta que se percató de ello el mundo árabe y subió el precio del petróleo.
[C] Progreso indisciplinado "plus": El bienestar general [tener trabajo, un salario digno, excedentes que ahorrar, etc.], es más simple de obtener cuando hay capitales disponibles, pero, esto no es tan simple, excepto en U.S.A. en donde cualquiera va a un banco, solicita un crédito y lo obtiene casi automáticamente, porque la ley de U.S.A. le permite al banco prestar lo que no tiene. Este procedimiento que crea dinero sin control estatal desde los bancos, suele entrar cíclicamente en crisis, y estas se solucionan socializando las pérdidas de los bancos, y emitiendo toneladas de billetes.
Esto en cierta medida pasa en todo el mundo, [en Argentina recordamos a estas épocas como la de "la plata dulce" y de la "convertibilidad": todos felices durante algún tiempo, y después... crisis], pero, nuestros niveles de endeudamiemto son mínimos comparados con el endeudamiento público y privado de U.S.A., más el volumen del dinero que imprimen, que permiten afirmar que es un milagro que sus dirigentes no hayan metido a esa nación hace ya varios años en una hiperinflación. El problema es que nuestras crisis son nuestras, pero, las crisis de U.S.A. debido al uso mundial del dólar, terminan siendo exportadas y las economías más frágiles son las que reciben los peores golpes.
Ya he explicado como defendernos de esto con el balance automático entre las exportaciones e importaciones [tema 52], pero, la solución definitiva pasa por crear una moneda mundial que no dependa de ningún gobierno, y que no sea dinero "fiat", sino que tenga algún tipo de respaldo físico.
[D] Inversión pública, indisciplina, y despilfarro: El Portugal colonial fue más esclavista que Egipto y concentró capitales "bien cuidados", pero, no calificó nunca entre las naciones más pujantes tecnológicamente de su época [e igual fue Alemania antes de Gutemberg]. Tal vez si Portugal hubiese hecho obra pública, como dos o tres pirámides, hubiese disparado una serie de sucesos que terminarían hoy con Portugal convertido en una potencia industrial como Inglaterra. Bueno, suena a disparate, pero, es lo que sostiene Keynes.
La inversión pública en infraestructura importa más por la presencia del Estado fijando metas y orientando a la sociedad que por las ganancias que debería obtener de sus inversiones [sabido por todos: usted, yo, y todos los demás electores], pero, ¿ por qué los mercados no presionan sobre este despilfarro de millones de dólares sin efectuar cualquier tipo de reacción como las que tienen apenas comienza a correr un rumor sobre el aumento del 1% en algún impuesto, cuando estos apenas afectan a sumas insignificantes frente a las ya señaladas que se pierden con las obras públicas sobrefacturadas ?, un campo en donde los dirigentes sólo atienden a sus proyectos y dejan inconclusos o mutilados a los que no son de su paternidad. Aquí, por el contrario, los mercados hacen lo opuesto a lo racional y reaccionan favorablemente cuando se informa que aumentará el gasto público, y todos sabemos que se va a gastar dinero mal, en pavadas, excediendo el presupuesto inicial, e incumpliendo los plazos prometidos, porque siempre fue así, y el dinero va a salir de nuestros bolsillos, o va a representar un aumento de la deuda pública.
Nos hemos distinguido por convertir a las obras públicas en un pandemonio de incumplimientos, demoras, marchas atrás, negociados, presupuestos nunca respetados, coronando todo eso con una incomprensible falta de mantenimiento, actualización y administración medianamente eficiente.
Que los capitales sean indisciplinables no debe desviar al Estado de ocuparse de su propia indisciplina y despilfarro. Los mercados valoran la previsibilidad y el Estado sólo contará con las tres palancas del progreso simultáneamente controlando su propia disciplina y no especulando con que si se equivoca, la cuarta palanca "resilencia" con el tiempo lo va a arreglar todo.
La clave del crecimiento del Estado moderno está en crecer hacia arriba y no hacia los costados dedicándose a destruir a los Estados vecinos como en las épocas del saqueo colonialista y, crecer hacia arriba, es construir. El Estado que administra, recauda, y redistribuye, es secundario del que construye [pirámides, murallas, represas, y escuelas] de la misma forma que una persona es definida por lo que hace [carpintero, maestro, médico, etc.], el Estado está cuando hace y no cuando quita.
Aunque esté cumpliendo con funciones indelegables, cuando el Estado recauda "molesta", cuando administra "embrolla", cuando redistribuye "mejor vigilarlo" y sólo cuando el Estado construye se justifica [incluso cuando keynesianamente se pone a emitir dinero para hacer obra pública cuando hay recesión y alto desempleo].
Cuando alguien ve por primera vez Machu Pichu, las pirámides de Egipto, o la muralla China, inevitablemente se pregunta quiénes hicieron eso, cómo lo hicieron, y cuánto tiempo tardaron. En cambio cualquiera que llegue a la Argentina y vea lo que nosotros hicimos se pregunta: ¿ quién tuvo la culpa ?
El mercado es lo mejor que tenemos asignando recursos, pero, es el Estado el más poderoso aunque indeciso inversor que invierte millones en algo y después lo abandona para invertir millones en otra cosa, pero, ¿ por qué adjudicarle esta falla del estatismo al liberalismo ?: porque, ¿ quién cree que hace "lobby" para que el Estado financie determinadas obras públicas ? sí, el gran capital privado con su habilidad para satisfacer los delirios de los dirigentes "inauguracionistas" en vez de satisfacer las necesidades de la sociedad [según las leyes de mercado, que es su principal función].
Esto no es el mercado asignando mal nuestros recursos, sino los capitalistas [a los que propongo separarlos del liberalismo] más los
políticos dilapidando y repartiendo nuestro dinero y la culpa es nuestra por no ponerlos "en vereda" y dejarlos
concentrar cada vez más poder, reacudar cada vez más impuestos, y redistribuirlos a su antojo.
La tendencia de los círculos empresarios a crear carteles y monopolios, por ciento más mítica que real, existe, pero nunca para crear carteles que hagan lobby para que el gobierno implante un plan de garantías para los depósitos, ni para que las exportaciones e importaciones se autorregulen [sí para solicitar proteccionismo y políticas activas con dineros públicos].
Una política central de la revolución al sistema liberal para transformarlo en otro capitalismo pero equilibrado, está por debajo de lo que se considera el círculo natural de los liberales [o sea: el empresariado], y es la organización de los supersindicatos ¡ que el mercado tuvo que haber creado hace siglos poco después de terminada la revolución francesa !, pero, el mercado laboral en tanto "cobrador" y no "pagador", es más irracional, indisciplinado, y antiorganizable. Otra es la intervención estatal sobre el círculo que está sobre los empresarios, o sea: los banqueros y financistas que se llevan "la parte del león", con la creación de un nuevo concepto para nuestro Banco Nacional [tema 44].
[E] Por último, la indisciplina menos pensada es la poblacional. Es irreal la ilusión de progreso perpetuo del liberalismo, primero, por una cuestión de agotamiento de recursos naturales no renovables, y segundo, por el aumento de la población: para manterer un mismo nivel de vida, cada una de las futuras generaciones deberá tener una cantidad menor de población del que tuvo la generación precedente.