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- Ocupar países y poner allí bases militares. Eso es similar a la estrategia de la
"transversalidad" que le permitió quedarse con provincias enteras, apenas adquiriendo los servicios de los
gobernadores radicales temerosos de ser arrastrados por la debacle radical post-De la Rúa.
- No pelear en soledad, sino estableciendo todas las alianzas posibles, al mismo tiempo que se trata de
romper las alianzas enemigas [que no quede nadie neutral]. Argentina nunca hizo alianzas salvo estando en guerra, y excepto
durante el kirchnerismo, estableciendo y hasta festejando alianzas con Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba, y Angola.
- Apoyar con dinero y asesores a los gobiernos, o en su defecto, a las insurgencias afines. Esto se ha
probado que sucedió, por cierto en sentido inverso, mediante las valijas con dinero enviadas desde Venezuela para
la campaña electoral kirchnerista.
- Aumentar considerablemente el presupuesto del espionaje. Tristemente comprobable, incluso,
tras la designación de Milani, arriesgándose a perder el prestigio de "defensores de los derechos
humanos", que el gobierno se ha comprado.
- Hacer campaña propagandística sistemática en contra del enemigo. Aquí
además de lo infatigable que ha sido su campaña proselitista permanente desde el mismo día en que
asumieron, y de la evidente campaña "sucia", como han sido sus ataques permanentes a Macri, el grupo
Clarín, Lanata, y las organizaciones del campo, son muy interesantes los ataques a Blumberg [quien nunca se
manifestó como anti-K, y sin embargo lo acusaron de ser nazi, hasta que finalmente pudieron desprestigiarlo al
descubrir que no era ingeniero],
junto al ataque fallido y luego abandonado en contra del Cardenal Jorge Bergoglio, cuya popularidad saltó
inalcanzablemente hasta la estratósfera cuando fue elegido Papa [en el medio hubo pequeñas ejecuciones
para quienes hicieran la menor crítica al gobierno, como Legrand, Subiela, Darín, Francella, y Casero],
y hasta una desvergonzada censura contra algunos periodistas [por orden alfabético] como: Pepe Eliaschev, Eduardo Feinmann,
Antonio Laje, Juan Miceli, y Marcela Pacheco [esta última sólo por poner cara de "no les creo nada"],
dejándolos sin trabajo, por suerte algunos con rápida recontratación en otros medios.
- La táctica del salame tiene un estilo particular: Por cierto se usó docenas de veces
en contra de los fiscales y jueces que investigan sus negocios turbios [los remueven, los amenazan, o a falta de nazis
cercanos, les inventan causas relacionadas con la dictadura a ellos, o a sus parientes], pero, lo particular del estilo
"K" es cómo defiende a sus propias fetas [las que deberían cortar y tirar por las suyas por estar
podridas, sin esperar a que nadie se las señale, evitando que los opositores capitalicen esas denuncias]. El gobierno
"K" ha preferido tragarse toda la podredumbre, pero, sin dejar caer ni una feta jamás... están
convencidos de que se juegan la vida en ello, y de que la primera feta caída funcionaría como un
"dominó" imposible de frenar.
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