- Una guerra convencional se gana o se pierde, pero, una guerra civil inevitablemente en parte se gana y en parte se pierde.
- Me tocó ver dos guerras en mi vida: Una la ganamos cobardemente, y otra la perdimos valientemente. Una no la
podíamos perder, y la otra no la podíamos ganar. Una no la empezamos, y la otra sí la empezamos nosotros. Y
las dos se podían haber evitado.
- Los militares argentinos no comenzaron una guerra civil, pero, sin relación con el intento subversivo ya controlado tras el fallido ataque de Monte Chingolo, derrocaron al lamentable pero legal tercer gobierno peronista encabezado en aquellos momentos por una ex-bailarina de cabaret, inexperta como política, y con muy pocas luces propias y ajenas dentro de su equipo de gobierno [responsabilidad del partido justicialista, dándole un pésimo servicio a la Nación].
- Tras ello, se desató una insensata "caza de brujas" ideológica, que asesinó entre 6.500
y ¿ 30.000 ? personas emblemáticas [y se trata de un emblema de la izquierda, y no un emblema nacional].
Pocas víctimas
desde el extraño punto de vista militar, o un genocidio desde el más extraño punto de vista de los
sobrevivientes de esa ideología que, poco después también desaparecería al caer la Unión Soviética. Con un "barniz" que colorea todo con un toque de locura: ¡ mataron hasta a hijos de militares !, a los que vaya uno a saber por cuál método científico, los consideraban "irrecuperables". Eso sí: tenían la delicadeza de entregarles los cadáveres a sus padres que, hacían la venia, y se llevaban al cuerpo de un hijo sin "explotar" ni matar a nadie. Un circo de dementes no podría dar un espectáculo más insano.
- Mientras tanto, en las antípodas, la pequeña Camboya vió triunfar a los subversivos, que también desataron un genocido [estimado en 3.300.000 almas].
- La conclusión para cualquier militar, con o sin pericia con los números [más bien sin pericia o absoluto desconocimiento de un principio como el de "proporcionalidad"], es que a mayor cantidad de muertes, a la larga peor le va al que toma el poder. Sí, es evidente que Lenin, Stalin, Mao, y Castro mataron a todos los que quisieron y no recibieron castigo, pero... ¿ cómo le va hoy al comunismo ?: pues agoniza en todo el mundo.
- Hoy murió en prisión y por causas naturales, la cabeza de la primera etapa de los militares en el poder: un fundamentalista cristiano y anti-comunista que más que probablemente, pese al odio que le salía hasta por los poros, nunca haya inspeccionado en persona alguno de sus campos de exterminio, ni torturado, ni matado, ni mucho menos robado a los hijos de sus víctimas, en un principio, autodefinidas como combatientes [y sobre el mandamiento cristiano "no robarás": ¿ alguien tiene datos sobre la fortuna de Videla, o sea: la tuvo, la hizo estando en el poder ?].
- En Argentina tuvo el poder absoluto un asesino puro que se entrenó toda su vida para asesinar, pero que no robaba, ni mucho menos asesinaba en persona, que ni tampoco combatía, ni -caso único- no se atornilló al poder, pero, que soltó a una jauría de psicópatas, con el resultado primario ya conocido, más el secundario de haberse perdido para siempre al ejército de la Nación: no hay vocaciones, no hay respeto, no hay fondos, y no quedó nada de la gloria que nuestros militares supieron ganar en el siglo XIX, por lo que se cae de maduro la siguiente pregunta: ¿ Para qué mantenemos en el siglo XXI a un ejército costoso e inservible que, más que probablemente, todos los golpes de Estado que dió en el siglo XX, fueron obedeciendo órdenes de U.S.A. ?
- Nuestras fuerzas armadas ganaron una guerra de segundo nivel, o sea: una guerra civil, pero, que no fue cualquier guerra civil, sino la peor guerra civil posible, o sea: una guerra contra el comunismo. Yo he calificado a Videla como "asesino", simplemente porque todos los militares son asesinos, y no sólo les permitimos serlo, sino que les pagamos para que se entrenen bien entrenados en las tácticas para matar. Después de hacer eso, nos da remordimiento y nos llenamos la boca en contra de la pena de muerte, de no haber sido socialmente tan pelotudos y políticamente correctos, simplemente los militares tras capturar a alguien que hubiese puesto una bomba, rápidamente lo hubiesen fusilado "para que no lo haga más", y para disuadir a sus madres y abuelas de seguir mandando a más de sus hijos y nietos a poner bombas. De esta manera en vez de hipotéticos emblemáticos desaparecidos, se tendrían apenas un par de docenas de fusilados posteriores a la victoria en Monte Chingolo [que debería ser fecha patria], y punto: un ejército derrotado y descabezado, posteriormente una tregua, negociar una rendición con habilitación para que el conglomerado sobreviviente de Montoneros, E.R.P. y F.A.R. pueda presentarse como partido político en las próximas elecciones -convocadas para dentro de seis meses, en las que con suerte habrían de sacar el 1% de los votos-, y fin de la historia.
- Lo que sigue es por cierto 100% contrafáctico, pero, el objetivo declarado de la izquierda en armas era asesinar a un millón de personas... ¡ eso sí que hubiese sido un genocidio ! [y seguramente hubiese implicado mi temprana muerte], y como por donde pasó el comunismo ha cumplido con su "ingeniería social" sangrienta, eliminado opositores con toda su familia, el resultado final de nuestra guerra civil no sólo ha sido positivo, sino que incluso pese a todas las violaciones de los derechos humanos que se les antojó cometer [entre lo que se inicia con un secuestro, y termina con un "vuelo de la muerte"], ganarle una guerra al comunismo en su momento de mayor expansión, y con tan pocas muertes totales merece incluirse dentro de las páginas de gloria de nuestras fuerzas armadas, pero, los peronistas que no son de izquierda, y que expresamente por boca del coronel Perón declaraban ser anticomunistas, pues bien: estos cínicos que empezaron la "represión paramilitar" al organizar a la "A.A.A"... en los años siguientes les robaron toda la gloria.
- Algo se ganó: Alejar al comunismo de estas tierras, y algo se perdió: la vida de cientos de inocentes y miles de colaboracionistas... y no sé si su martirio habrá de servir para ganar la democracia para siempre, porque hay muchas formas de ahogarla, además de la fórmula de hacerlo "en sangre", opción usada por los sujetos más salvajes y poco inteligentes [que por algo no optaron para sus vidas el estudiar medicina, ingeniería, abogacía, etc.], a los que precisamente se nos ocurrió encargarles cuidar nuestra seguridad.
- Sea cual sea el discurso sobre la pena de muerte políticamente correcto hoy gracias a la llegada de la reciclada
izquierda peronista al poder judicial [del que va a ser muy difícil expulsarlos], es una pena que Videla no haya recibido
lo que todos nos merecíamos ver: un juicio militar oral, una condena por crímenes de guerra dictada por sus pares, y
un fusilamiento, o una condecoración... porque con menos de 10.000 muertes liquidó a la subversión que mataba
a dos o tres personas por día y prometía llegar a 1.000.000 salvando de morir a 990.000 personas y, si por cuestiones
no morales sino matemáticas no se lo fusilaba, podíamos fusilar al almirante Massera expiando nuestros pecados con un
sacrificio de sangre de la misma magnitud, porque se ha probado que ha lucrado económica y políticamente durante su
reinado impune sobre el coto de caza que la dictadura le asignó a la marina.
- A la larga, inevitablemente los asesinos y corruptos [ya sean civiles o militares], se van muriendo, pero, para resolver mejor eso de "que Dios y la patria se los demanden", ¿ no sería mejor ejecutarlos, en vez de esperar a que el supremo, que está tan ocupado, se decida a llevárselos ?, y poco importa si tienen, o no, uniformes militares, o alguna ideología como causa sagrada, o si asesinan durante una dictadura o una democracia.
- ¿ Recurrir a la pena de muerte para hacer justicia, nos pondría en el mismo nivel moral que el de los asesinos ?: No, porque de lo contrario no estaríamos siendo coherentes frente al asesinato: si ya tenemos, y no nos cuestionamos, la existencia de un ejército, que está hecho precisamente para que sus integrantes en algún momento asesinen por nosotros [y no nos engañemos ni tampoco nos hagamos los inocentes: a los nuestros hasta les hemos pedido que gobiernen por nosotros], la pena de muerte para hacer justicia cuando lo hacen por placer, o para obtener poder o dinero, es lo lógico y justo: las muertes se pagan con la muerte, y los jueces se encargarán de efectivizar esos asesinatos por nosotros, y si Videla no mató a nadie porque su religión le prohibía matar, pero, utilizó a 200 ejecutores para que maten por él, pues bien, que obtenga la cadena perpetua efectiva y sin ningún tipo de beneficios, pero, que los 200 ejecutores o torturadores sean fusilados.
- Algo se ganó: es improbable/contrafáctico, pero, comparado con experiencias externas, murió menos gente que si hubiese triunfado la izquierda revolucionaria [que no neguemos que ya estaba en armas contra el gobierno constitucional desde antes del golpe militar], y algo se perdió: la posibilidad de que sea la última vez que nos masacremos entre nosotros, o que en el futuro se masacren nuestros hijos o nietos.
- Pero lamentablemente nos quedó sin definir la cuestión de la pena de muerte: si no podemos asumirnos como una especie animal que mata a sus congéneres, y que dentro del entorno de una sociedad organizada para la mutua protección, en determinadas circunstancias asesinar es una solución necesaria para conservar el orden y el respeto a nuestras leyes, va a volver a pasar que un grupo para no asesinar "desaparezca" personas, en vez de encarcelar a cien, fusilar a media docena, y liquidarle en sesenta días las ganas de recurrir a la violencia a cualquier grupito de enajenados psicóticos con deliros de próceres y líderes de masas, que tampoco asesinan, sino que "ajustician".
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