Comencemos por poner la verdad por sobre cualquier subjetividad: Ni los combatientes y militantes de izquierda, ni la izquierda completa con sus adherentes, simpatizantes, y circunstanciales votantes es un pueblo o una raza, luego, contra ellos no se cometió un genocidio sino una aniquilación parcial que desde el punto de vista de los ejecutores ha sido una matanza de casi 9.000 personas, mientras que desde el de los perdedores ha sido una masacre de 30.000 desaparecidos, pero que en ningún caso ha sido un genocidio, ni tampoco lo hubiera sido con 60.000 muertes.

Yo seguramente hubiese estado dentro del millón de personas que los líderes guerrilleros dijeron que había que eliminar [en las antípodas, en la lejana Camboya, triunfaron los revolucionarios comunistas y el saldo de muertes se estima en 3.300.000 de civiles expulsados de las ciudades y llevados como esclavos a los campos de arroz... ¡ para que sean todos iguales !], por lo tanto, lógicamente he celebrado la victoria a la que nos llevó el General Videla que, una vez concretada, no se atornilló al poder, se fue a su casa, y sin que se lo haya vinculado nunca con algún ilícito cometido con dineros públicos.

Sin embargo, cualquiera se pudo dar cuenta de que Videla nos mintió con cierta soberbia propia de los que se saben ganadores e intocables [momento en el que se dicen más estupideces], y pasados los años resulta increíble que haya dicho: "mientras sea desaparecido no puede tener ningún tratamiento especial, es una incógnita, es un desaparecido, no tiene entidad, no está ni vivo ni muerto", cuando tuvo que decir: "al desaparecido lo secuestramos para matarlo a sangre fría, pero, no lo matamos en el acto sino después de cansarnos de torturarlo para que nos diga lo poco o nada que pudiera saber".

La estrategia triunfante "a posteriori" me pareció desproporcionada, imbécilmente brutal, y a la larga contraproducente: Yo creo que sí se podía fusilar a los cabecillas de la guerrilla [como corresponde, sin discriminar a las mujeres], invitando a los familiares de sus víctimas a integrar los pelotones de fusilamiento junto con los militares. Un par de docenas de fusilados, más unas elecciones rápidas, y nos hubiésemos ahorrado 9.000 muertes y el desprestigio de las fuerzas armadas.

Comparada con otras naciones atacadas por la guerrilla, Argentina solucionó el problema rápido y a bajo costo en vidas, bienes, y dinero perdido, porque Videla hizo "la fácil", sin ser un gran estratega militar, ni tampoco un héroe venciendo con una honda a un adversario superior, sino simplemente actuando de manera decidida y pragmática: "¿ Ellos nos matan como sea ?, pues hagamos lo mismo, sin reglas, y cortando por lo sano, o sea... matemos de más para que no haya nunca ningún rebrote".

Esta estrategia funcionó pese a que el cáncer comunista venía avanzando con rápidas metástasis favorecidas porque el cuerpo social estaba debilitado por culpa de décadas de adoctrinamiento peronista anticapitalista, pero, justo cuando la iglesia estaba comenzando a ser infiltrada por los "curas tercermundistas" [o sea: comunistas con otro nombre], en el ejército se produjo el ascenso de Videla, y de ese modo la dirección del "proceso" vino a quedar en manos de un cristiano ortodoxo con el apoyo de la iglesia para darle a las fuerzas armadas el sustento moral y la firme convicción de que lo que estaban por desencadenar era lo que había que hacer sin opciones, lo que fue decisivo para resistir a la contraofensiva internacional instrumentada por las organizaciones defensoras de los derechos humanos [creadas por liberales pero desde entonces copadas y convertidas en cómplices de los comunistas], y que aquí, rápidos de reflejos, la llamaron "campaña anti-Argentina", neutralizándola y evitando que impida la derrota del comunismo en todos los frentes, pues incluso en el siglo XXI con los peronistas setentistas en el poder rejuntados entre los sobrevivientes por decisión de Néstor y Cristina Kirchner, no ha cambiado para nada la percepción general de que se trata de un minúsculo grupo de comunistas que, sin chances de llegar al poder, únicamente sirven otra vez como "idiotas útiles" para que los peronistas tengan un porcentaje más alto de votos en las elecciones, aunque estos "idiotas útiles" son rentados y muy bien pagados, a diferencia de la "juventud maravillosa", aquellos pseudo-idealistas de los setentas a los que por sobre el dinero, lo que más les gustaba era asesinar.

Y así fue cómo los hombres de Videla mataron de más, convencidos de liquidar a fanáticos irrecuperables, pero, también mataron por venganza, mataron por pedido de algunos empresarios, mataron para robar, y hasta violaron a mujeres, se apropiaron de los hijos de sus víctimas, y torturaron por el más puro sadismo, y pese a todo ello, hubo montones de terroristas que se les escaparon y que todavía hoy están en el gobierno y con fueros parlamentarios, en vez de pudriéndose en la cárcel.

Por como fueron las cosas, lo que más allá de todo lo ilegal hecho por las fuerzas armadas durante la dictadura, incluye...

...ante todo esto, nuestra generación no pudo sino dejar morir a Videla en la cárcel como el mayor culpable de todo, liberando a la izquierda de su responsabilidad como la verdadera causante de este drama, para que desde su lloriqueante papel de pobre víctima no utilice a su nueva impunidad para calumniar a nadie de ser cómplice de la dictadura [que de todas maneras lo hacen, pero, sin repercusiones fuera de su microclima interno y el de los derrotados "ultra-K" nostálgicos de un poder que jamás van a recuperar], por lo que no dudo que las próximas generaciones le reconocerán, al Teniente General Jorge Rafael Videla, su fiel servicio a la patria en uno de sus momentos más difíciles.

"Click" para ver el tema:
"Usurpación del poder estatal, y chantaje izquierdista."