En Argentina "fascista" se dice "facho", y es el apodo que le han puesto los militantes de izquierda [o "progres"], a las muy raras personas de derecha militantes o por lo menos bien plantadas como para enfrentarlos. El izquierdismo tiene una compulsiva predilección por escupir ese insulto cuando se les objeta el que están por hacer alguna de sus pelotudeces 100% improductivas e irritantes... ¡ y para colmo con nuestro dinero, en vez de hacerlo con el suyo !
Como usted bien lo sabe, la gallina que cacarea es la que puso el huevo, y el peronismo no es la excepción, y por eso juzga o acusa a los demás según su condición de anemia moral, y ya sea que se trate de su derecha o de su izquierda: lo testifica el hecho de ser un partido corporativista, que relega a las masas a votar, acumular levanta-brazos en todos los parlamentos posibles, y después de eso a manejarse entre su cúpula y los grupos de poder [e infiltrándose en muchos de esos grupos de poder].
Muchos jóvenes "progres" han sido educados en tiempos del kirchnerismo y tienen más lavado de cerebro que cultura política: saben poco y nada de política, historia, y economía, excepto por saberse algunos simples slogans de memoria, más la delirante historia mítica que se han inventado endiosando a sus líderes.
El fascismo fue la escuela del nazismo, tomando elementos comunistas para aplicarlos ampliados en Italia [que era un teatro mucho más chico], antes que madurasen en la misma Unión Soviética, que obviamente con el tiempo rompió todos los records de abusos imaginables, y las diferencias entre Mussolini, Hitler, y Stalin no están en el estilo, sino en la cantidad de muertos opositores a sus ideas [poco opositores, medio opositores, o muy opositores... no importa], porque cuando alguien tenía la mala suerte de que el Estado totalitario pusiese sobre él su mirada, lo más posible era que muriese incluyendo a toda su familia.
La diferencia entre el fascismo y el comunismo ha sido muy poca: el fascismo nacionalizaba toda la producción como una izquierda clásica, excepto porque negociaba y no nacionalizaba las tierras ni fábricas de la nobleza italiana [o sea: no los combate sino mucho más rápidamente, se fusionaba con el poder económico], y la razón por la que muchos ignorantes consideran al fascismo como de "derecha" está en que igual que los nazis, los "camisas negras" de Mussolini se presentaban en cada acto, marcha, o toma de fábricas hechas por dirigentes socialistas o comunistas, para romperles la cabeza [no por los derechos que reclamaban, sino sólo por ser de izquierda], luego, por oposición, el que le rompe la cabeza a alguien de izquierda debe ser de derecha, cuando en realidad se trató de dos ramas diferentes de una misma izquierda totalitaria, intolerante con sus propias disidencias internas.
En Argentina en el mediático siglo XXI, el fascismo se hace más ampuloso por los medios masivos de comunicación, mientras sigilosamente acumula poder económico utilizando recursos del Estado para adquirir tierras, empresas, y contratos millonarios con el Estado.
Perón se presenta en sus primeras elecciones haciendo una alianza con los conservadores, y los Kirchner hacen un "Frente transversal" con los sobrevivientes provinciales más exitosos electoralmente del radicalismo en retroceso terminal, y con un grupo difuso de traidores de la clase media [economistas, publicistas, periodistas, actores] obsecuentes con los nuevos millonarios que detentan el control del partido de los pobres [o sea izquierdistas duros o "combativos", de aquellos que quieren una revolución no hay, pero de los que hablan hasta por los codos de una revolución que no existe... sobran].
Con el peronismo del siglo XXI, el poder infiltró a sus testaferros en empresas privadas contratistas del Estado, y se fusionó con la nueva aristocracia [no la de la "sangre azul" sino la de las grandes fortunas], ¡ con el apoyo fanatizado de sus seguidores de izquierda !, absorbidos mansamente por el verdadero y único partido cívico-militar: con militancia, combatientes, cuadros [como los ejércitos], unidades básicas [como las unidades de combate], más un riguroso verticalismo sin democracia interna, comandado por millonarios que compraron periodistas y medios para imponer un discurso único absurdo, indigerible, idiotizante, embrutecedor, e intolerante, o sea: fascista.