Hyperhospital: Violencia de género

EL SINDROME DEL ESPEJO

En los escasos abusos de menores y violaciones que llegan a los tribunales, una serie de circunstancias hace que los jueces involuntaria pero manifiestamente se pongan de parte del abusador o violador, y muy rara vez lo hagan de parte de la víctima [lo que también está mal, pues los jueces deben ser imparciales]. Esta tendencia hace que además del abuso, la víctima deba pasar por un juicio en donde se la torturará psicológicamente desde el primer minuto en que, invirtiéndolo todo, por lo general se procede juzgando a la víctima.
Si el juez se ve reflejado en el atacante y se horroriza por todo lo que un adulto puede perder por la simple denuncia de un menor o de una mujer, ambos nunca probada pero históricamente con tendencia a fabular, es porque prefiere olvidar que todos los violadores y estafadores del mundo son hombres adultos y mentirosos comprobados.
Además de tener más experiencia en mentir, los hombres adultos tienen más fuerza para soportar juicios tan duros que sólo el 3% terminan con condena, lo que quiere decir que los jueces han hecho desdecirse al 97% de los menores y mujeres agredidas.
Creo que a los ladrillos de todos los tribunales del mundo se les han pegado las injusticias de las que fueron testigos, y por eso el aire que se respira en esos lugares deprime y asusta más a los inocentes que a los culpables que vienen de respirar el aire de algún centro de detención, y a quién puede caberle alguna duda sobre que los niños y las mujeres son más influenciados por este clima opresivo.
Una menor que acusa a un adulto [generalmente padrastros, luego padres, maestros, y sacerdores], no tiene por qué confrontar ni con su agresor ni tampoco con el juez "espejo" en su tan especial entorno opresivo, y por lo tanto sólo declarará dos veces seguidas en un solo día, y ya no volverá más a los tribunales. [Primero] Sin ser interrumpida la víctima narrará los hechos supuestamente delictivos ante una persona de su confianza únicamente autorizada a decir "escucho lo que quieras denunciar", y "si querés decir algo más, yo te escucho". A la víctima sin importar si lo sabe o si lo entiende, se le grabará la declaración en audio y video pudiendo la defensa y la parte acusadora hacer sus copias con sus propios aparatos, mismos que siempre estarán ocultos. [Segundo] Se repetirá la declaración en las mismas condiciones pero esta vez bajo la droga de la verdad, o usando un polígrafo, o combinando ambos métodos, y en cada ocasión según lo que los peritos médicos [anestesistas mujeres] recomienden por efectividad y por tratarse de drogas inyectables que serían un método invasivo, aunque obviamente menos invasivo que una violación.
Si se llega a legislar esto y se asienta textualmente el nombre de una droga, que nunca va a ser otra cosa que un somnífero fuerte, después van a pasar siglos hasta que se modifique la ley para poner el nombre de alguna droga nueva más eficiente [y los laboratorios van mucho más rápido que las legislaturas], por lo tanto lo que hay que legislar es que los médicos decidirán en cada momento y según el tipo de paciente cuál droga será más conveniente [inyectable o por vía oral], sin sentar jurisprudencia para los casos siguientes.
Con las dos declaraciones grabadas coincidentes, se le dará al acusado la posibilidad de repetir exactamente lo mismo que hizo la víctima, o ir preso sin perder el tiempo en interrogatorios, careos, idas y vueltas de testigos falsos de ambas partes, jueces recusados, ni apelación, ni arresto domiciliario, y sin que se necesite la mentada "sentencia firme" que en nuestro sistema de justicia nunca llega, pues ya habrá una mucho mejor "declaración firme" de la víctima, a la que le seguirá una sentencia sumaria definitiva.
A partir de ahora debe estar prohibido retirar toda denuncia por violencia de género, acoso sexual, y violación, de modo que el proceso en contra del acusado sólo se detendrá tras la confesión de la falsa denunciante y su arresto inmediato.
Esto evita las injusticias del sistema en contra de mujeres y menores, y le da las suficientes garantías a los hombres contra posibles acusaciones falsas: sin excepciones: o va preso uno, o va preso el otro [por el mismo tiempo].
O sea que, si bien los delitos no son comparables, los castigos serán "en espejo".

Claudio Corniola