Viendo el problema desde afuera [yo ni siquiera tomo café] trataré de acomodar mi visión filosófica [en realidad "ontológica"] siempre a favor de la libertad, a las dos posiciones dominates que son: [A] Guerra total contra las drogas, y [B] Libertad total. Pues bien, propongo pensar en un muy económico punto medio: Si se despenaliza el comercio y consumo de las drogas pacíficas, que son las más consumidas, se aligera el trabajo policial y se ingresa un poderoso sector de la economía informal al grupo de los bendecidos ciudadanos que pagan impuestos.
Las drogas pacíficas más consumidas son, primero, la cannabis o marihuana [hojas], o hachís [savia / resina], o THC [tetrahidrocannabinol]. En segundo lugar y en aumento viene el éxtasis o MDMA [metilenedioximetanfetamina], una "droga de diseño" hecha en laboratorios, pero, que en dosis microscópicas -y antieconómicas- está en la nuez moscada, nuez que consumida en grandes cantidades... ¡ es un vomitivo !, y finalmente el poderoso psicodélico ácido lisérgico o LSD [dietilamida del ácido lisérgico], de pasado auge en la década de 1960.
Este bonito hongo es el Cornezuelo [porque le sale un "cuernito"], cuya imagen es muy conocida porque a los dibujantes de cuentos para niños les encanta, sin embargo, no creo que ellos sepan que de este hongo se obtiene el L.S.D.
Este bonito hongo es el Cornezuelo [porque le sale un "cuernito"], cuya imagen es muy conocida porque a los dibujantes de cuentos para niños les encanta, sin embargo, no creo que ellos sepan que de este hongo se obtiene el L.S.D. |
Entre los varios tipos de hongos alucinógenos, más los cactus como el peyote del que se obtiene la mescalina, con sus derivados de laboratorio más poderosos [escalina y proscalina], tenemos a una amplia gama de drogas de baja toxicidad, baja adicción, y nunca probados casos de muertes por sobredosis, que no les causan problemas a terceros, con el agregado de ser sin dudas drogas de posible uso medicinal, cuya "acción terapéutica" es llevar de paseo a la mente del narcotizado por mundos imaginarios imposibles de distinguir de la realidad [más barato que ir de vacaciones, sin paros de aeroportuarios, sin valijas perdidas, sin indigestiones por comidas exóticas, y sin tener que vacunarse contra enfermedades todavía más exóticas].
En oposición están las drogas como la cocaína y la heroína más sus derivadas como el "crack" y el "paco", que son tóxicas, altamente adictivas, y peligrosas para el consumidor y para los terceros que generalmente son víctimas de robos y homicidios para obtener el dinero necesario para pagar la adicción. El alcohol es también una droga peligrosa y que en algunas personas desata su violencia, y ya hemos aprendido mucho en la derrota de la guerra contra el alcohol: la solución es aumentar su precio vía impuestos pues eso reduce el consumo, lo que no va a evitar que alcoholizados embistan gente con sus autos, o que en las fiestas de fin de año alguno cause una masacre familiar, pero, mientras se le sigue buscando una solución definitiva, hasta ahora es lo que ha dado mejores resultados.
El efecto de este último tipo de drogas no es desinhibitorio como el del alcohol, la droga al llegar al cerebro no convierte a nadie en homicida pues el drogado está sintiendo placer y no desea matar a nadie. Lo que debería estar claro para despejar la confusión a la que aportan los testimonios de las víctimas de robos, que afirman que los ladrones estaban drogados, cuando lo que en realidad estuvieron viendo es el actuar de personas desesperadas y no drogadas [que quedan "tendidas" e incapaces de caminar y, obviamente, también de robar]. Es el consumidor al que se le pasó el efecto de la droga, y por lo tanto ya no está drogado, el que en su desesperación por comprar más, sale a buscar dinero como sea.
Incluso sobre estas drogas peligrosas es posible darles un uso medicinal controlado, de hecho, tanto la cocaína como la heroína hicieron su entrada en sociedad como medicinas de venta libre.
Si se despenaliza lo que he propuesto, va a mejorar la recaudación, va a mejorar la instrucción de los consumidores, va a disminir la criminalidad, y se podrá volver a investigar mejor a estas drogas, lo que incluye encontrar la solución al problema de la dependencia y aumentar la efectividad de los tratamientos de desintoxicación, que hasta ahora los más exitosos se reducen simplemente a entregarles droga "oficial", gratis a los adictos, o sea controlada por médicos, y tratar de reingresarlos al mercado laboral subsidiando a sus contratantes, atacando una de las principales causas de depresión y "escape" de la realidad y caída en las drogas.
Finalmente, si el ánimo prohibicionista es muy fuerte en las encuestas hechas sobre el tema, siempre se puede hacer una "lista roja", y prohibir y forzar a periódicas revisiones médicas a docentes, personal de la salud [médicos y anestesistas],
policías, transportistas, pilotos, empleados y funcionarios públicos, más los subsidiados con planes sociales...
¡ todos a hisoparse !, porque si se van a drogar, pues que no sea con la plata de nosotros los contribuyentes, o
sanciones como la del despido por justa causa deberán aplicarse automáticamente.
Hay un sólo problema con todo esto: Mejoras en los cultuvos han obtenido a plantas de Marihuana con más de ocho veces la cantidad de THC de la que tenían cuando se popularizó su consumo en la década de 1960 y con esa potencia se está convirtiendo en otro consumo peligroso.
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