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Por lo tanto en Turquía no hubo campos de concentración ni
alambres de púa, sino dos genocidios seguidos pues hubo un cambio de
gobierno de los jóvenes turcos al de Kemal, que siguió
incrementando el sadismo hacia los armenios, que en la mente de los militares turcos fueron los
responsables por haber perdido su imperio, cuando un imperio sólo puede
perderse por culpa de los incompetentes y atrasados militares turcos y nunca
por culpa de los granjeros armenios, sobre los que el genocidio funcionó
como una victoria nacional compensatoria que llenó de orgullo a Turquía.
Expansión del Imperio Turco-Otomano
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