- Ya no hay dudas, los estados de ánimo son respuestas psicológicas disparadas por muy pequeñas dosis de compuestos químicos producidos por nuestros cuerpos y que hoy pueden ser reproducidos en los laboratorios, como la dopamina, serotonina, cortisol, oxitocina, vasopresina, y adrenalina [entre los más famosos]. Si hay personalidades sedentarias o activas, alegres, tristes, pacientes, impacientes, irascibles, enamoradizas, miedosas, rencorosas, pues eso depende de la facilidad con la que sus organismos fabrican a estas sustancias. Lo no resuelto es por qué es mejor que el cuerpo produzca las cantidades necesarias en los momentos precisos, en vez de
recurrir a un batallón de pastillas diarias.
- Usted tiene todo el derecho a no creer en esto, y a suponer que es más importante la
relación de un hijo con su madre durante sus primeros años, o tal vez le asigne una mayor importancia al
entorno y al nivel económico, bueno, pero hay mellizos obviamente con la misma madre, entorno, y poder adquisitivo
de los padres, y uno es de Independiente y el otro salió de Racing, o los dos son de All Boys y uno es comunista y
el otro a la inversa es liberal, o los hermanos son de Nueva Chicago, uno es gay, y el otro travesti, o tuvo dos niñas
y una es estudiosa y trabajadora mientras que la otra no estudia y vive de noche, o el peor choque de personalidades cuando
uno de los hermanos es un envidioso avaro, mientras que el otro es feliz con lo poco que tiene y hasta lo comparte. Bueno,
los padres se dan cuenta rápidamente del tipo de personalidad y las diferencias que hay entre sus bebés de
cualquier edad [y no sólo de las diferencias más patentes que se ven entre mellizos], desde mucho antes de
empezar a llenarles las cabezas con sus prejuicios, miedos, y fobias, sin embargo, los psicoanalistas van a negar esto
incluso descartando las pruebas que aportan gemelos y mellizos, para cargar las tintas especialmente sobre la madre, y
agrego algo más "antifreudiano": la inmensa mayoría de pacientes psicológicos graves han
tenido pésimas infancias pero no por culpa de sus madres, sino por padres o padrastros abusadores o golpeadores,
como se sabe que fueron las infancias de Hitler y Stalin [excepto por Perón, odiado por su madre y criado por su
abuela].
- Tomemos por ejemplo a la depresión, que es inmerecidamente el más popular de los
desajustes psicológicos [se desprende de esta sección del "Hyper Hospital", y de los temas incluídos en la columna del márgen izquierdo, que yo considero que el peor, más peligroso, y más difundido desquicio psicológico de todos es el fanatismo religioso y/o político]. La depresión es una cosa de adultos que rara vez se ve en menores de edad, y en estos casos suele ser producida por bullying, o sea: por culpa de otros menores, y no por culpa de sus madres.
Pues bien, la depresión nos plantea variadísimos casos, pero, por su intensidad las podemos subdividir en cuatro tipos: Al depresivo eventual sólo hay que darle tiempo para recuperarse, en cambio el depresivo "leve" además de tiempo requerirá de medicación, el "medio", medicación más terapia, mientras que el paciente "grave" con medicación lo van a terminar por convertir en un adicto, por lo que éste necesitará tener una verdadera metamorfosis.
Lo importante aquí y ahora para usted lector, es que un problema que visto desde afuera parece sencillo de resolver, para el afectado, la cosa es muy diferente porque no tiene "herramienta" alguna a la que acceder, entonces: a no subestimar el problema porque el afectado necesita de su ayuda y, entre otras cosas, ni sabe cómo pedirla.
- Si el depresivo no toma las riendas en su recuperación y sólo se dedica a arrastrar los pies hasta el consultorio de su analista o hasta la farmacia más cercana, necesitará un gurú, guía, o amigo en que apoyarse [casi nunca los padres], no puedo probarlo, pero creo que por esto mismo intuitivamente la iglesia inventó a los "confesores": si alguien no tiene las herramientas necesarias, las pide prestadas, incluso se puede pedir prestada "sabiduría" y eso reside en quienes han vivido mucho, o en quienes han leído mucho y por ello han ganado cierto respeto [en gran parte de nuestra historia fueron los religiosos, y hoy lo son nuestros profesionales universitarios].
El ritual de confesión y perdón de los pecados es parodiado por el psicoanálisis:
en la confesión el pecador sabe lo que hizo, y lo que siente se llama "culpa", se le indica cumplir una penitencia, que no es obligatoria... ¡ y el paciente sale curado !, sin haber tomado ninguna medicación, y más que probablemente sin haber reparado el daño causado a terceros [porque de eso tratan los mandamientos: de no hacerles a los demás, lo que no se quiere que los demás le hagan a uno mismo]. A diferencia de esta milagrosa cura largamente probada como efectiva, en el psicoanálisis el "pecador" no sabe lo que hizo o de alguna forma consiguió olvidarlo, luego se siente triste de manera crónica. La culpa es un tipo de tristeza, las tristezas pueden producirse por cualquier motivo, y la diferencia es que en el caso de la culpa, la tristeza proviene de acciones de entera responsabilidad del "paciente/pecador". Por lo tanto la tarea del psicoanalista es hacer que el paciente se haga cargo de sus faltas, e incluso puede ser a la inversa demostrándole que no debe autocastigarse por faltas o fallas que asume como propias y de las cuales es inocente. Pero, llegado a este punto, o sea: puesto en claro el motivo que atormenta al paciente, no hay forma de revertirlo ni de volver atrás los años perdidos, pues el paciente no los va a superar mágicamente. Durante el tratamiento la compañía del psicoanalista genera un "efecto placebo" sin medicación, y la sensación que genera el bienestar del paciente es la esperanza. Esta esperanza tiene por fin descubrir la raíz del problema del paciente, pero, suponiendo que un profesional eficiente y que no sea un charlatán le encuentre la causa al estado de su paciente... ¡ el psicoanálisis no le puede enseñar a nadie a convivir con eso, o sea: a superarlo, a que deje de importar, a que su recuerdo ya no lastime ! y el psicoanalista enfrentará el dilema de dar por resuelto el caso, dar de alta al paciente [o autodarse de baja], dejar de percibir futuros pagos, y encima dejar al paciente sin curar y sin poder recibir más placebos.
- Claro que con dinero se le puede pagar a un psicoanalista por diez o más años para que haga eso, que es lo que cualquiera le alcanza y sobra para estudiar y recibirse de psicólogo [que no es lo mismo porque el psicoanálisis todavía hoy es una teoría y no una ciencia... ni lo va a ser]. Esto no es broma: para arreglar problemas de adentro de la cabeza hay dos formas: o abre la cabeza un cirujano, o se entra en la misma por sus dos puertas naturales que son los ojos y los oídos. Con los ojos se lee y resulta que estudiar en Argentina es gratuito, mientras que con los oídos se puede escuchar al psicoanalista que no lo va a hacer gratis, y Freud fue puntualmente claro sobre que parte de la "cura" -improbable- a la que se accede vía psicoanálisis radica en que el paciente deba hacer un concreto esfuerzo económico [creo que este esfuerzo viene a ser algo así como el equivalente al ejercicio de rehabilitación por el que debe pasar por ejemplo quien se recupera de algún hueso fracturado], lo que pone en duda si tiene sentido psicoanalizarse vía "obras sociales", -aunque éstas cubran muy pocas sesiones- cuando el padre del psicoanálisis lo desaconseja.
- Supongamos que alguien está pasando por la lógica depresión post separación de quien en algún momento fue una persona amada, o peor aún, de alguien a quien se sigue amando. Pues bien, una lógica rehabilitación post fractura emocional sería ésta: enamorarse y separarse varias veces seguidas, porque de esa forma la última ruptura no le va a importar absolutamente nada, y la primera y más dolorosa de todas también se habrá diluído. Pues bien, esto funciona sin ninguna duda, pero el problema obvio radica en que es imposible hacerlo por varios motivos, como porque aunque sobra gente libre resulta ser muy difícil el encontrar a una pareja, además, siempre se piensa que es la última, y para colmo, el amor es algo involuntario y por eso nadie puede programar una sucesión de enamoramientos temporales. Por todo esto debemos descartar a las soluciones de los traumatólogos para aplicarlas a los problemas psicológicos [entre los que los problemas mal llamados "del corazón" son apenas un subgrupo]... y ni opinar -para no perder el tiempo- de las soluciones pseudo matemáticas de Jacques Lacán para tratar de investir de cierto rigor científico al psicoanálisis, aunque sí voy a opinar sobre su "manotazo de ahogado" dado a la lingüística de Ferdinand De Saussure, que advirtió sobre el uso inapropiado de su lingüística en otras disciplinas [como un tirón de orejas para Claude Lévi-Strauss], citando algo esclarecedor aportado por el lingüísta Emile Benveniste, que dijo: "Hay diferencias esenciales entre la lengua y el inconsciente: Una lengua se aprende, el inconsciente no, el signo lingüístico es arbitrario, los signos freudianos motivados, el lenguaje está estructurado en variadas lenguas diferentes, el inconsciente es uno" [aunque hay que disculpar a todos los intelectuales, casi en su totalidad de izquierda, que quedaron shockeados cuando Saussure les abrió la cabeza al colocar separados y cada uno en su lugar, al "significante" y el "significado"].
Lo más intersante sobre Lacan -que no merece más espacio en este ensayo-, es resolver el misterio del éxito de su "acting" en el papel de genio difícil de entender, tomándoles el pelo a una generación de intelectuales que, cuanto más intencionalmente críptico, surrealista, improvisado, y hasta incoherente regodeándose de decir incoherencias, pues bien... ¡ más lo idolatraban !
- La solución visual [que está siendo capitalizada con notables éxitos editoriales por los libros de "autoayuda", la mayoría bastante estúpidos], o sea la solución que es vía lectura y estudio, es tan lenta como la auditiva vía sesiones con un psicoanalista, pero, el psicoanalista comienza a "curar" desde antes de la primera sesión cuando el paciente decide iniciar un tratamiento. Por lo que incluso los más acérrimos enemigos del psicoanálisis deberían reconocer que tenemos una herramienta útil, el tema es cuándo, con quién, y por cuánto tiempo utilizarla. Volviendo a nuestro amigo traumatólogo, él automáticamente envía a sus pacientes a "rayos" o a hacerse una tomografía o resonancia magnética, pero, ¿ de qué le sirve a un psicólogo ver la radiografía del cráneo de uno de sus pacientes ?, bueno, obviamente no le va a servir de nada, en cambio [NOTA: en los hospitales públicos hay neurólogos y psicólogos, pero no hay psiquiatras ni psicoanalistas], si el psicólogo en la primera consulta deriva al paciente a un psicoanalista, por ejemplo dos veces por semana durante tres meses, en donde la última semana debe ser con un psicoanalista diferente [sin ningún tipo de contacto con el primero], en la segunda visita del paciente al psicólogo, éste ya va a contar con los informes confeccionados por separado por esos dos psicoanalistas [el primero informando sobre el paciente, y el segundo informando sobre el paciente y sobre el efecto de las previas sesiones de psicoanálisis] para poder decidir qué hacer, y para poder iniciar un estudio estadístico sobre los pacientes, sus problemas, sobre la efectividad de las terapias, y sobre el efecto en el paciente de saber que su problema es medible, cuantificable, que tiene una cura de plazo pronosticable, aunque pueda necesitar repetir las sesiones de psicoanálisis [si así lo desea el paciente, puede ser con el mismo terapeuta] y tener que pasar una segunda vez por un psicoanalista examinador, que creo que debería ser uno distinto al de la primera vez.
- Para el paciente la vía visual, o sea el leer y estudiar, además de permitirle conocer a muchos más profesionales de los que podría pagar, implica un ejercicio que pone al cerebro a enfocarse en otras cosas en vez de "perderse" entre sus dolores internos, y le da al depresivo, neurótico, etc., una buena oportunidad para conocer gente pues, entre otras cosas, necesita resocializarse. Un psiquiatra trata a las enfermedades mentales patológicas, mientras que el psicólogo y el psicoanalista deben curar algo que ni siquiera tiene una precisa terminología médica, y luego es difícil definirle sus objetivos porque, por ejemplo, si un corazón funciona mal se va al cardiólogo que sabe a ciencia cierta que es imposible que un corazón "no quiera" funcionar bien, que es lo que hace la mente, por lo tanto él puede confiar en lo que ve en un electrocardiograma, mientras que el psicólogo y el psicoanalista deben confiar en lo que les dicen los pacientes porque de nada les va a servir un electroencéfalograma... y los pacientes por diversas razones pueden mentirles, de hecho la inmensa mayoría se miente a si misma, entonces... ¿ por qué no habrían de mentirle a un desconocido ? [yo en mi adolescencia le mentía a mi cura confesor, inventando pecados que no había cometido, el motivo práctico radicaba en que yo estudiaba en una escuela religiosa que nos obligaba a asistir a una misa semanal y, el día previo, nuestro cura párroco tomaba confesiones en la escuela, y entre la espera haciendo "cola", más la confesión, y posteriormente el tiempo consumido en rezar la penitencia, yo conseguía escaparme de mi aula y el peor castigo de tener que soportar por una hora a algún profesor molesto]. Ahora bien, si yo le mentía por esta pavada a uno de los empleados de Dios, pues se me ocurren docenas de razones distintas por las que los pacientes podrían llegar a mentirles a sus psicoanalistas.
- NOTA: ¿ Quién es quién ? No todo lo que falle en la cabeza puede ser arreglado, y para ayudar al paciente a aprender a convivir con eso tal vez el más indicado sea el hoy desprestigiado psicoanalista [que supo tener una época de esplendor, incluso mayor de la que hoy tienen los idiotas que estropean a la gente haciéndoles tatuajes gigantes imborrables].
Los psicoanalistas, como todos saben, vienen a ser los últimos orejones del tarro "psi", y son importantes porque si no fuera por ellos media población de las grandes ciudades estaría haciendo cola frente a las farmacias.
En la cima de las especialidades del rubro "psi" están los neurocirujanos que no pocas veces terminan curando a pacientes violentos e irracionales extirpándoles un tumor que presiona sobre la parte del cerebro que se encarga de medir las consecuencias de sus actos, pero, hay casos en donde lo que falla no es por la presencia física de algo ajeno al cerebro, como es en el caso de los tumores, sino que lo que sobra o falta es un componente químico que rompe el equilibrio químico-hormonal dando como resultado a un desequilibrado. Pues bien, la ciencia médica ha decidido que sean los psiquiatras los encargados de recetar las medicaciones psicotrópicas indicadas sin mucho trámite y hasta con poca información, por ejemplo: si un trabajador muerde a sus compañeros de trabajo.
Los psicólogos [que algunas drogas pueden recetar, dependiendo de las reglamentaciones de sus países] hacen diagnósticos de personalidad, patrones de conducta, y falta o exacerbación de emociones, para aplicar ciertas técnicas para ayudar a superar conflictos internos o grupales, por ejemplo: [lejos del ejemplo anterior] desde un mal clima de trabajo que los termina perjudicando a todos, hasta un equipo de fútbol que no rinde según sus expectativas pueden recurrir a la ayuda de un psicólogo, que han ayudado a solucionar problemas en muchas empresas, pero también han intervenido con buenos resultados en escuelas conflictivas, y dando otros servicios como el de la contención necesitada por las víctimas de la violencia, accidentes, o catástrofes naturales.
La confusión entre psicólogo y psicoanalista se debe a que muchos profesionales cursan las dos carreras [en algunos países es obligatorio, en otros no, y por eso hay psicoanalistas que no son profesionales universitarios], mientras que los psiquiátras previamente estudian medicina y después se especializan en psiquiatría.
Finalmente, la psicología es una ciencia, mientras que el psicoanálisis es una técnica fundada sobre la suposición [obra de Sigmund Freud] de que la fuente de las dolencias del paciente están en su "subconsciente" suponiendo que nunca tenemos el control voluntario ni consciente de nuestras acciones, por lo que hay que realizar un lento y profundo análisis del subconsciente [al que no se le pueden sacar rayos "X", ni hacer tomografías, ni ningún tipo de medición u observación empírica, ni antes, ni después del tratamiento], por lo que hay que recurrir a los sueños, fallidos, asociaciones libres de palabras, o entre dibujos y palabras [las famosas y bastante ridiculizadas por el humor popular "manchas de Rorschach"], más una muy voluntarista identificación de ciertos elementos con "símbolos", para tener una visión de lo oculto en ese subconsciente.
Es una teoría muy interesante, y Freud fue un excelente marketinero de su invención, que siguió adelante incluso tras su muerte y tras la demostración científica del completo fraude freudiano, desde cero, porque nació mal con algo graciosamente bochornoso para la ciencia: Freud elabora su teoría sobre los traumas y tendencias sexuales reprimidas como causa de la histeria... ¡ y la histeria no existe !, el diagnóstico de la "enfermedad histeria" fue oficialmente retirado de la práctica médica en 1952 [los vibradores que hoy se consideran como "juguetes sexuales", se inventaron y vendieron en sus comienzos como masajeadores portátiles del clítoris, o sea, como terapia anti histeria para la
salud femenina].
Más o menos la explicación de la histeria es esta: los ignorantes hombres primitivos no entendían ciertos fenómenos naturales y para justificarlos se inventaban dioses. Pues bien, los ignorantes primeros médicos no entendían a las mujeres, y para explicar su conducta inventaron a la histeria [derivada de la palabra "útero" en griego].
El sexo vende, es una fuente de deseo tanto como de curiosidad, pero yo tengo mi teoría más abarcativa de
todas las cosas que pasan por la cabeza, y que "a priori" es válida por ser anti-freudiana: El subconsciente no
existe.
Tumores, accidentes, y sobre todo esquilas de granadas durante las guerras, han dañado la suficiente cantidad de
partes del cerebro como para que los neurólogos ya tengan mapeado en cuál parte del cerebro se ejecuta cada una
de sus funciones, excepto por el famoso subconsciente que definitivamente no está en ningún rincón del cerebro.
Entonces el subconsciente no existe, y simplemente en su lugar hay respuestas mentales automatizadas aprendidas y por lo tanto modificables, aunque el origen de esas respuestas se haya perdido en el tiempo e, incluso, haya sido modificado hasta quedar tergiversado. El subconsciente tiene la misma categoría que la oscuridad y el frío que no existen y simplemente son la ausencia de cosas reales y existentes como lo son respectivamente la luz y el calor.
Pero, pese a que el psicoanálisis está errado y alejado de la cientificidad y su método, igual le ha servido a muchos pacientes [evidentemente como placebo], y todavía podría serle útil a muchos más replanteando algunas cosas, finalmente con algo de método.
No veo por qué no enseñar higiene y nutrición en la escuela primaria, y educación sexual y fundamentos de psicología en los primeros años de la secundaria, que es una reunión forzosa de gente que no quiere estar reunida, para hacer algo que a muy pocos nos gusta [estudiar-aprender, o sea: ansias de noble ciencia nunca saciadas], y esto ha sido una eterna fuente de evitables conflictos, bullying, violencia, y hasta violaciones y embarazos.
- Como ya lo expuse, el paciente comienza a curarse cuando decide pedir ayuda e inicia un tratamiento. El hecho de "tomar las riendas" debería proseguir con el confeccionar una "hoja de ruta" y, si ya ha elegido seguir el consejo expuesto en este trabajo, la primera indicación es consultar a un profesional, la segunda es respetar la medicación [ni más ni menos de lo recetado, y nunca automedicarse ni hacer cócteles], y el tercer paso sería ser muy crítico con lo que le receten pues hay quienes se quitan de encima a los pacientes enviándolos a la farmacia para convertirlos en sus clientes crónicos.
- Ya sea que acepte o que no coincida con mi opinión [el psicoanálisis no es como el yeso sobre la fractura, sino como la placa de rayos "X"], sea crítico y no "propagandista" del psicoanálisis, psicodrama, terapia gestáltica, logoterapia, enfoque sistémico, y todo lo que se invente por presión del factor económico [y lógico] producto del psicoanálisis clásico que dura una eternidad. Yo creo que no hace falta documentar la importancia del "factor humano": no es lo mismo escuchar su canción favorita a todo volumen desde el mejor equipo de sonido y con los mejores parlantes, que estar en vivo frente a su admirado artista, pese a que el sonido le esté llegando sucio porque junto a usted hay miles de personas gritando. Por eso mismo hasta arriesgo una nueva terapia de "oyentes": ver tema 12, punto 11: Modernizar la psicología, porque estoy convencido de que si Freud viviera y diese conferencias, muchos de los que acudan a verlas luego dirían cosas como: ¡ es un genio, fui a verlo una vez y a los tres minutos ya me había curado !... y apuesto todo lo que tengo a que si después de una de sus conferencias, incluso la más críptica y aburrida de la historia, si alguien pudiera presentarse y estrechar su mano, o mejor aún: sacarse una foto juntos, pues bien, esa persona va a sentir los efectos curativos de una oleada-tsunami de endorfinas que le van a barrer todos sus problemas. No ha sido estudiado el balance de endorfinas de ningún paciente nunca, pero, arriesgo una teoría: ir al psicoanaliasta genera endorfinas por dos motivos, el primero es que a todos nos gusta hablar de nosotros mismos, y segundo, obviamente nos gusta ser oídos, de lo contrario la gente se hablaría más seguido frente al espejo [el caso más famoso de los que se hablan a ellos mismos, no lo hacía frente a un espejo, sino insólitamente rodeado de una multitud, me refiero a las hilarantes autocríticas de Gastón Gaudio jugando al tenis].
- La verdad es que excepto por envenenamientos que requieren para la cura de la toma de antídotos, por lo general el cuerpo se cura solo [y si no se cura, los cirujanos tampoco curan sino que amputan lo que perturba la salud]. La mente no es la excepción, y si para enfermedades el cuerpo necesita vitaminas, vacunas, etc., para la mente lo que se necesita es información, y supuestamente un analista debería detectar mejor que nadie qué necesita saber el paciente sobre la disfunción mental que le impide superar sus problemas, para que el paciente lo procese y al final se cure solo. Hay que pensar en el cerebro como un recipiente, pero no sólo de datos, por ejemplo: "el cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos", porque... ¡ el cerebro es un recipiente de emociones, que para colmo es un recipiente inviolable ! y no se puede tomar una jeringa y pincharlo para extraer una pena, una fobia, o una neurosis.
- También podemos pensar en la mente como si fuera una biblioteca en donde no se almacenan libros, sino los datos que están en ellos. Podemos imaginarla como una biblioteca virtual, con estantes virtuales, en donde los libros, informes, ensayos, y teorías, se acomodan solos y, lo más curioso, es que esta biblioteca si le falta determinada información... ¡ se la inventa ! [y no es cosa de perder el tiempo con pavadas, pues para explicarnos algunas cosas que no sabemos o no comprendemos, hemos tenido muchas ideas inspiradas, y hasta nos hemos inventado dioses]. Hoy sabemos que todas las cosas están hechas con distinos tipos de átomos o combinaciones de estos, pero mucho antes de descubrirlo, los griegos ya habían llegado a la misma conclusión, o sea, las cosas complejas están hechas con otras cosas más básicas o "elementos", que para ellos eran cuatro: aire, agua, tierra, y fuego. A simple vista el aire no se ve, pero, se siente [viento], y es difícil pensar que entre usted y yo haya algo, pero el asunto es así: nuestros sentidos lo ignoran pero estamos sumergidos en el aire [que es una mezcla de gases]. Mucho más simple es sumergirse en agua [líquido], y en tercer lugar es imposible hacerlo con la tierra o cualquier tipo de sólidos porque "la materia es impenetrable". Esto es claro, simple, y fácil de entender incluso pese a la dificultad de confundir sensorialmente al aire con la nada misma, pero, nos resta el cuarto elemento: ¿ qué demonios es el fuego ?, porque evidentemente no es ni un gas, ni un líquido, ni mucho menos es un sólido.
Yo debería tener ocho años cuando mi dentista me dijo: "Vos que sos tan inteligente... ¿ qué es el fuego ?", pregunta que se convirtió en mi primera investigación, la que después de fracasar preguntándoles a mis mayores, fue resuelta por el diccionario que, si no me funciona mal la memoria de lo que leí hace como 50 años es: "Forma de energía química que emite luz y calor"... breve, claro, y contundente, ¿ no le da placer saberlo ?, ¿ no es como quitarse una espina virtual de encima ?... bien, es el placer de poner un libro nuevo en los estantes de la mente, o al menos es un placer que disfruta la gente curiosa. Y aquí estoy yo ahora contando esta anécdota con el diccionario sobre mi escritorio abierto en la página en donde está la palabra "emoción", porque hay emociones desparramadas por todos los estantes del cerebro, pero una emoción no es un recuerdo, ni algo memorizado, ni tampoco es algo inventado como una idea. Una emoción, ¿ es un sentimiento que no puedo parar ? lo que es sin dudas una pregunta poética [y el diccionario tampoco aporta mucho sobre la palabra "sentimiento"], y tal vez a falta de definiciones contundentes sobre estas cosas intangibles, me sirva esta respuesta también poética: "las emociones son el fuego de la mente". Entre los cuatro elementos griegos, tres eran materia y uno era una enigmática energía, mientras que entre los elementos intangiles, invisibles, e inmedibles de la mente como los instintos, recuerdos, e ideas, están las emociones que evidentemente están hechas con otra cosa aún más enigmática, pero, [en una vuelta de tuerca inesperada] no son voluntarias pero sí demostrablemente activadas por cosas materiales químicas como la dopamina, oxitocina, etc., que el cerebro produce voluntariamente sin nuestro permiso, o sea: no sabemos cuál fue el revólver que disparó, pero ya encontramos a la bala.
- El actual aluvión de nuevas drogas químicas ha forzado la experimentación con nuevas terapias más breves, económicas, eficientistas, y con métodos científicos aceptables. Era inevitable en un mundo en el que el tiempo es dinero, y la misma demanda que generó semejante oferta de posibilidades será benéfica porque eliminará a las terapias oportunistas del mismo modo que acabará con los psicoanalistas clásicos malos, ineficientes, desactualizados, y tercamente dogmáticos [y no con todos los psicoanalistas de la vieja escuela Freudiana que seguramente saldrá fortalecida por la depuración de profesionales y sobre todo, de docentes momificados], claro que esclavos de una formación universitaria desactualizada, terca, e ideologizada [¿ por qué inexplicable motivo habrán dejado entrometerse a los izquierdistas con su profesión ?] muchos están condenados al fracaso y a contemplar pasivos la fuga de pacientes a los que pudiéndolos ayudar dejaron emigrar a terapias experimentales no aplicables 100% a todos los pacientes, lo que condenará a muchos a una reincidencia todavía más dolorosa, o a la peligrosa dependencia de los psicofármacos.
- En conclusión, en conjunto la psiquiatría, la psicología, y el psicoanálisis, deben elaborar su duelo en vida, mientras están siendo asesinados por la farmacología. ¿ Y mientras los doctores hacen una especie de concilio y resuelven sus problemas, qué deben hacer los enfermos ?
Soluciones:
[1] Su problema es psicológico, pero, usted no es ninguna excepción, o sea, a todos nos da tristeza, miedo, nervios, desgano, obsesiones, nostalgia, derrotismo, culpa, etc., el problema es que a nosotros se nos pasa y a usted no ¿ de acuerdo ?, bueno, entonces pida turno con un clínico y hágase un chequeo completo, porque a la larga toda esa porquería se somatiza y lo peor que le puede pasar es terminar con una úlcera en el estómago.
[2] Aunque pueda parecerlo, no es broma: Todos sus problemas psicológicos están obviamente en su cabeza, pero... ¡ a usted no le duele la cabeza !, y sus síntomas están más abajo, por ejemplo: una sensación de "nudo" en la garganta, más abajo siente una opresión en el centro del pecho, y todavía más lejos de la cabeza siente "mariposas" en el estómago, un peor malestar estomacal, pérdida del apetito, e incluso puede llegar a tener vómitos y diarreas.
[3] Pues bien, desde la cabeza y hacia el resto del cuerpo bajan muchos nervios, y lo hacen en pares [uno para el lado derecho y otro para el izquierdo], y todos los síntomas recién nombrados son responsabilidad del décimo par craneano, o "nervio Vago", que va a dar la insólita orden de llenar el estómago de ácidos digestivos en los momentos incorrectos.
[4] Entonces, en este caso y por tratarse de medicamentos de venta libre, automedíquese sabiamente con antiácidos y sales digestivas antes que el vago le produzca una úlcera gástrica y, entonces, pase a estar justificadamente triste, desganado, y deprimido, porque al estár enfermo del estómago, tendrá reflujo, y éste no sólo no lo va a dejar vivir en paz, sino que encima ni lo va a dejar dormir, y tener insomnio y no dormir es malo para el cerebro que fue el que empezó toda esta cadena de desgracias, y dormir mal va a hacer que se despierte todo contracturado y los remedios contra las contracturas son históricamente "enemigos" del estómago.
[5] Entonces ya sabe, y ni lo dude: a la primera sensación de "mariposas en el estómago" se toma unas sales digestivas, y aunque la tristeza obviamente no se va a ir con un eructo... bueno, después me cuenta si le funciona o si no le funciona.
- Pero usted necesita saber algo más que el mecanismo por el cual su estómago se llena indebidamente de ácido clorhídrico y pepsina. Bueno, ya que lo pide... hay varias escuelas de psicoanálisis [Freud, Lacan, Jung, Adler, etc.] donde cada una le da mayor relevancia a lo consciente o a lo subconsciente, al yo, al super yo, al ello, el alter ego, es como si dentro de su cabeza hubiesen muchas personitas tomando el control de sus actos por turnos. Bien, para mi todo esto son pelotudeces fantasiosas porque me temo que en su cabeza hay sólo dos cosas: [A] lo que es hecho para salir de la cabeza, como por ejemplo lo que se hace y se dice, y [B] Lo que se queda adentro, como la tristeza, el desgano, el miedo, etc., y sobre todo la culpa. Ahora bien: ¿ lo que está adentro, como demonios entró ?
- ¿ Se ha fijado en que los bebés no le tienen miedo a la oscuridad sino a los ruidos ?, el concepto o sentido del miedo lo aprenden cuando descubren que hay cosas que pueden lastimarlos o causarles dolor.
- Hace poco vi tres videos, uno en donde una madre grita y simula que está por golpear a una
pequeña niña, que grita, se cubre, y se esconde, mientras la madre golpea sobre el sillón, y donde los que
reaccionan son los dos perros que se interponen entre ella y la niña para protegerla.
Incluso uno de ellos le sujeta el brazo entre sus dientes, pero, sin morder para lastimar.
Con un "Click" sobre la foto puede ver la escena en Youtube [después vuelva, no se quede en Youtube mirando
pavadas.
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Incluso uno de ellos le sujeta el brazo entre sus dientes, pero, sin morder para lastimar.
Con un "Click" sobre la foto puede ver la escena en Youtube [después vuelva, no se quede en Youtube mirando
pavadas.
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- En el segundo video, un padre filma la reacción de su gata mientras simula golpear a un bebé.
Esta sale en su defensa [a diferencia de la niña anterior, el bebé parece divertirse porque no le
tiene miedo a lo que no entiende que es una agresión]. La gata primero intenta disuadir a su dueño, y después
ante la insistencia de éste golpeando la cuna, a diferencia del perro, ella lo muerde con todas sus fuerzas lastimándolo.
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Esta sale en su defensa [a diferencia de la niña anterior, el bebé parece divertirse porque no le
tiene miedo a lo que no entiende que es una agresión]. La gata primero intenta disuadir a su dueño, y después
ante la insistencia de éste golpeando la cuna, a diferencia del perro, ella lo muerde con todas sus fuerzas lastimándolo.
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- El tercer video no es un experimento de los dueños de una mascota para ver sus reacciones, sino que es
una cámara de seguridad filmando el ataque por la espalda de un perro a un niño de cuatro años.
El ataque se produjo en Bakersfield - California, y Tara es el nombre de la gata heroína que salió en defensa
del niño, embistiendo a un perro tres veces más pesado que ella.
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El ataque se produjo en Bakersfield - California, y Tara es el nombre de la gata heroína que salió en defensa
del niño, embistiendo a un perro tres veces más pesado que ella.
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- Adorables mascotas ¿ no ?, y además siempre están disponibles para venir a
consolarnos con su compañía cuando estamos tristes o estresados.
Comparemos lo visto con lo que hacen los adolescentes cuando uno de ellos sufre una agresión física, y todos hacen
"ronda" para mirar sin intervenir en defensa del más débil.
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Comparemos lo visto con lo que hacen los adolescentes cuando uno de ellos sufre una agresión física, y todos hacen
"ronda" para mirar sin intervenir en defensa del más débil.
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- Pensemos en los bebés que saben por lo menos dos cosas de fábrica: cómo llorar para pedir que los alimenten, y cómo sacar la leche de adentro de sus madres. Porque además de eso, yo creo que saben que tienen que saber, que aprender es su primera herramienta de supervivencia. Los animales e insectos utilizan como recurso de supervivencia al mimetismo haciéndose invisibles dentro de su entorno natural, evolutivamente, y por lenta selección natural. Curiosamente los bebés que van a vivir en un entorno humano, también recurren aunque mucho más rápido al mimetismo, pero, no se mimetizan por ejemplo con los azulejos del baño cuando quieren esconderse, sino que copian e imitan las conductas que ven en sus padres, obviamente porque los tienen cerca, y con el paso del tiempo van a decidir copiar algunas cosas que consideran valiosas de otras personas puntuales como sus maestros e ídolos, y también van a mimetizarse copiando/adoptando cosas impersonales y colectivas, como el idioma, religión, mitos populares, algún tabú, varias modas, ideologías, etc.
NOTA: Hay un curioso mimetizaje entre el psicoanálisis y la religión: los psicoanalistas a su vez deben psicoanalizarse, eso no sólo huele a rituales internos de una "secta", sino que plantea la pregunta sobre quién psicoanalizó a Freud. Pues bien, así como Dios se creó a él mismo, pues Freud se autoanalizó, ¿ y por qué Freud pudo autoanalizarse y los demás psicoanalistas no pueden hacerlo, acaso Freud es distinto... es un ser superior ? Finalmente, Freud reconoce la influencia bíblica al hacer referencia a José, famoso por interpretar los sueños [en todas las religiones los chamanes, augures, o los sacerdotes, interpretan los sueños, luego Freud encuentra que hay un mercado desatendido, y se encarga de explotarlo].
- El mimetismo funciona bien para la inmensa mayoría, y con ello el cerebro se llena de saberes útiles, y algunos de los cuales se automatizan por economía, y no porque se los haga de manera inconsciente. Algunos muy especiales entre ellos pasan a ser parte de lo que llamamos nuestra "personalidad", otros serán nuestros "hábitos", y otros nuestras "fobias", con una muy amplia gama de posibilidades y combinaciones, como la de tener algunas fobias graciosas, unos hábitos deplorables, y una personalidad de mierda, o viceversa, y de la misma forma en que se carga el cerebro, se puede crecer y cargar cosas nuevas que nos mejoren en todos los aspectos... o no, porque podemos fracasar en el intento y terminar en la depresión, el alcoholismo, la droga, o la más estúpida salida de todas que es la de tratar de vivir la vida de otras personas, que es la evasión a la que recurren los patéticos fanáticos de músicos, actores, y hasta políticos, a los que endiosan y convierten en los centros de sus vidas.
- Ahora bien, en el proceso de "cargar datos" en el cerebro pasa algo que no debería asombrarnos, porque no tenemos una fotocopiadora en la cabeza, y los datos ingresados muchas veces resultan ser parciales, o por error se pudieron cargar datos falsos creyéndolos correctos, e incluso los hay auto-tergiversados para hacerlos coincidir con conceptos previos ya adoptados y que conforman parte de la memoria e incluso hasta de la personalidad y, por último, también hay datos borrados porque su recuerdo nos causa tristeza, vergüenza, frustración, etc.
- Así es sintéticamente mi teoría sobre como funciona su cerebro, y como le cargó saberes y experiencias vividas, a algunas como simples recuerdos, y a otras experiencias pese a que ya se las olvidó, les dejó que sus secuelas se incrusten en su personalidad, y todo lo que usted haga, o reprima para no hacer, va a ser el producto final de todo lo que ha estado haciendo durante toda su vida ya sea que recuerde, o no, el por qué lo hace, y si gracias al psicoanálisis usted llegase a desenterrar esos recuerdos borrados, pues bien: ni su analista ni nadie va a poder adivinar qué cosa va a hacer usted con esos saberes, de hecho entre el registro de los pacientes del mismísimo Sigmund Freud, hay casos de cura, de agravamiento, y hasta de suicidio después de varios años de terapia.
- Pero, alégrese porque ahora sabe que el conocer una teoría nueva como la que acaba de leer, o sea: [A] Algunas cosas que hace -bien o mal, no importa- aprendió a hacerlas imitando a otros, y [B] Otras cosas que hace que aprendió hace ya mucho y por lo tanto ya olvidó de quién o por cuál suceso terminó por aprenderlas, usted las ha automatizado y convertido en algo parecido a las respuestas instintivas o inconscientes, pero que no son nada de eso sino creaciones suyas y, por lo tanto, así como las hizo, mañana puede modificarlas, porque no son ni incorregibles ni incontrolables. Esto sumado a otros saberes que a partir de ahora se esfuerce en adquirir, pueden ayudarlo a curar o aligerar sus pesares, y si mi modesto aporte [no tan modesto: yo creo que es genial en tanto que para ser comprendido no requiere del conocimiento previo de una jerga como la freudiana, ni la mil veces peor lacaniana] resulta que no le ayuda para nada, pues puede olvidarlo sin daños colaterales, y nunca estarán de más los antiácidos en su botiquín.
Claudio Corniola
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