EL CIGARRILLO EN LOS MENORES DE EDAD:
CORRUPCION DE MENORES.
Las mujeres son el segmento de mercado que más ha crecido
tras décadas de consumo casi exclusivamante masculino.
Las tabacaleras indisimuladamente apuntan al mercado de menores de
edad para ganar clientes para toda la vida, en parte porque un adulto
fumador está más cerca de morirse y por lo tanto de dejar de
consumir.
Entre los menores los varones son más propensos a divertirse
practicando deportes, y por lo tanto son menos vulnerables, aunque
repitiendo la historia de Eva y Adán, las niñas en su anhelo por ser
grandes imitan acciones de adultos como el fumar, y para ello buscan y
saben consigir la complicidad de los varones.
En este sentido la prohibición que les imponen los adultos para
fumar, siendo ellos mimos fumadores, no podía sino tener el efecto
contrario, y a 5.000 años de escrito el "Antiguo Testamento", alguien tuvo que haberlo previsto.
El anhelo es tan grande que incluso supera al asco general que
provocan los primeros cigarrillos fumados, y contra un deseo tan poderoso
hay que oponer otro deseo más poderoso y no una
prohibición "sin premio", por lo que desde la salud
pública se deberían diseñar políticas
que instrumenten rápidamente deportes más competitivos
dentro del sistema educativo, pues toda competencia aunque implique un
balance entre premiados y derrotados, siempre será un premio en
si misma.
Crecer o verse más adultos es un premio para los menores que
sólo al ser realmente mayores descubrirán que fue un
castigo: el tabaco cambia la voz y comieza a cambiar [en realidad a
deteriorar] la piel, independientemente del premio químico que
otorga el consumo de nicotina que no es equivalente a lo mucho que
deteriora al sistema circulatorio, ni a los residuos de alquitrán que el
fumar dejará para siempre en los pulmones.
Si fumar es en el balance general una verdadera estupidez, pues ante el
vacío de la ley las tabacaleras optaron por venderles a los
más estúpidos.
Pero, no es la ley precisamente la que desprotege a los menores, sino
que los jueces no han sabido interpretarla, o habrían sido comprados.
Si por ejemplo un menor llega
golpeado a un hospital los médicos se ven obligados a hacer la
denuncia presuponiendo violencia familiar, pero si un menor llega al oculista
con las córneas de un adulto de cuarenta años, nadie denuncia a su
madre por forzarlo a ser fumador pasivo, y peor a condicionarlo para ser un
fumador activo en cuanto pueda, y como esto las tabacaleras lo
saben y no hacen nada para evitarlo, por lo tanto son culpables de
corrupción de menores por interpósita persona, pues hasta
que no lleguen a la mayoría de edad, para los menores el alcohol,
las drogas, y el cigarrillo, tienen el mismo estatus inmoral.
Con los resultados a la vista, si las tabacaleras no actuaron
intencionalmente [que es lo más probable], de todas formas lo
hicieron con negligencia y deberían pagar una multa por cada menor
fumador que exista.
Cerrando el círculo, las escuelas podrían hacerles las
correspondientes revisaciones médicas a sus alumnos para conseguir
los fondos para cubrir los gastos del deporte estudiantil.