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Mala práxis forense: la permanente destrucción de pruebas de delitos.
- La mayoría de los delitos siguen siendo interpersonales, y eso deja rastros tanto en la víctima, como en el "escenario", e incluso sobre el agresor.
- Gracias a Vucetich y su método para comparar huellas digitales [Galton se anotó como propio un viejo descubrimiento, pero no elaboró nada aplicable] Argentina fue pionera en criminalística, después de eso involucionamos hasta hacer de los apremios ilegales el método básico de investigación policial.
- Los peritos médicos [y de otras ramas de la ciencia como por ejemplo la física] a los que la justicia acude cuando ya no tiene en qué otra cosa perder su tiempo, realmente no están capacitados, y si lo están es en forma autodidacta, y por más talento que tengan si la policía arruinó la "escena del crímen", ya nada pueden hacer sino arriesgar tantas hipótesis diferentes como peritos se consulten.
- En especial cuando los casos policiales interesan a los medios de prensa, los peritos pierden toda objetividad y durante sus "15 minutos de fama" llegan a decir burradas como la de "la mancha de semen sin espermatozoides" del caso Gimena Hernández, donde obviamente la ropa de baño de esta chica estaba sucia por una simple mancha blanca, y no por semen sin espermatozoides, pero, con una mancha blanca no se hace nada, mientras que gracias a una mancha de semen se puede salir reporteado en los noticieros, sin importar que todo el entorno de la víctima pase a quedar sospechado de violación.
Claudio Corniola
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