NO HAY ROSA SIN ESPINAS




NO HAY ROSA SIN ESPINAS


  1. El primer coaching industrial causado por la fuerza centrífuga del trabajo de Frank Gilbreth y el posterior coaching metodologizado de John Whitmore, capacitando coachs, dieron notables frutos pero... no hay rosa sin espinas, y una de las cosas tal vez más repugnantes del coaching ontológico, ya criticado, es que sirve para entrenar a ejecutivos y personal de R.R.H.H. enseñándoles trucos de programación neurolingüística para despedir empleados, y que estos en vez de ponerse beligerantes, se sientan felices por la nueva gran oportunidad de progreso que se les presenta en la vida... ¡ quedando en la calle !

  2. Esto existe e insisten con él aunque no funciona, no es broma, y es un hijo del coaching ontológico izquierdista que, en el colmo de sus contadicciones, resulta ser funcional para los peores tipos de empresarios negreros históricamente asociados a la derecha, aunque en realidad [si investigaran un poco lo sabrían] no son liberales sino keynesianos proteccionistas con vínculos con los políticos [o sea: con el Estado], y a escondidas con los sindicalistas [o sea: con algún tipo de representante de la izquierda].

  3. Las reglas de juego laborales son abusivas en extremo contra los empresarios pequeños actuales, por culpa de los grandes empresarios abusivos característicos de la primera revolución industrial que ya casi no existen y, sin embargo, un siglo después siguen perjudicando a la sociedad aunque esta vez "por derrame" los perjudican a sus nuevos colegas empresarios modernos, diametralmente opuestos a las prácticas negreras de los primeros empresarios.
    Nota: La pintura "Pan, paz, y trabajo" de Ernesto de la Cárcova, representa a un trabajador que debe quedarse en su casa mientras ve por la ventana a sus compañeros protestando frente a una fábrica, es tal vez la única pintura izquierdista buena, e incluyo a los murales y a las propagandas.

  4. El empresario no vino al mundo para hacerle la vida feliz al trabajador, sino al consumidor, y si algo tienen en común los empresarios y los empleados, es que ambos son consumidores, por lo tanto deberían ponerse de acuerdo por mutua conveniencia sin recurrir a intermediarios como son los políticos y los sindicalistas, pero, estos últimos ya están instalados y tienen una alta cuota de poder, entonces, ¿ qué hacen los empresarios si hagan lo que hagan los van a tratar igual que a los empresarios negreros ?... pues lo que hacen es ir lentamente conviertiéndose en negreros.

  5. Cuando el empresario piensa en el consumidor recurre al coaching de equipos.

  6. Cuando el empresario devino en negrero, recurre al coaching ontológico, incluso el coach puede estar programado para creerse que ayuda al trabajador cesanteado a buscar nuevos y prometedores horizontes, cuando en realidad ayuda al empresario a lidiar mejor contra las leyes laborales que lo asfixian y casi no le dejan otra salida, o sea: el empresario puede ser un verdadero hijo de puta, pero aceptemos que fue forzado a volverse un hijo de puta o quiebra, y si el empresario va a la ruina, entonces mucho peor va a ser para todos sus empleados ahora desocupados.

  7. Un desocupado no necesita a ninguno de los dos tipos de coachs, ni capacitación, ni nada, sino el mismo trabajo ya sea bien o mal hecho, productivo o improductivo, por el mismo salario, y con los mismos compañeros de trabajo. Cosas que sumen como trabajar con aire acondicionado y herramientas nuevas, o una secretaria atractiva, o la posibilidad de hacer horas extra, serán bien venidas, pero cosas que resten como cambios de sedes, de horarios, de funciones, y sobre todo de ingresos, serán rechazados, generarán depresión, conflictos, y beligerancia que implicarán una merma inevitable en su productividad y también en su salud y presentismo.

  8. Por lo tanto, si no quiere fracasar el coach contratado para adoctrinar a los empleados, antes que nada debería ser el coach de los empresarios o empleadores que van a pagarle, para que tengan todos estos hechos a la vista de los que no van a poder zafar haciendo cambiar a los demás cuando los que tienen que cambiar son ellos [las leyes tienen "delay", y van a cambiar mucho después que ellos], como ya cambió un empresario pionero como Henry Ford, o como los actuales empresarios de las empresas de informática que, no sólo cambiaron la relación entre jefes y empleados llevando hacia arriba el nivel de vida de ambos, sino que desde la década del 80 a la fecha, prácticamente nos cambiaron y modernizaron el mundo sin forzar, ni adoctrinar, ni programar mentalmente a nadie.



Lo ontológico
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ontología

Sabotaje
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Frank Gilbreth

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