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Arteria femoral: El método Corniola.
La rotura de la arteria femoral desangra al accidentado tan rápido que incluso si la ambulancia llegase en apenas diez minutos igual sería tarde, y por lo tanto hay que actuar con decisión haciendo algo excepcional... y tener algo de suerte.
Primero que alguien, que no sea el que está atendiendo al herido, llame a la ambulancia y le avise que no manden a un clínico con un tensiómetro, sino a un cirujano con tijera y pinzas de hemostasia.
Mientras tanto se deberá hacer presión entre la herida y la ingle tratando de que la arteria quede aplastada entre el fémur del accidentado y el puño del socorrista.
Si la herida está muy cerca de la ingle es casi seguro que la
arteria haya saltado como un resorte hacia arriba, en este caso crítico el socorrista deberá ponerse de rodillas pero no con ambas sino con una sola rodilla en tierra.
El muslo de la pierna que no tiene la "rodilla en tierra"
será la mesa de operaciones: ponga el pie bien adelante para que el muslo quede horizontal, no en la pose de los que rezan, sino en la de los antiguos enamorados cuando pedían casamiento, y a
continuación suba al herido a su muslo de forma que las nalgas de este queden sobre su muslo, con las piernas cayendo hacia un lado, y con el tronco y la cabeza cayendo hacia el otro, o sea, con el paciente "a dos aguas".
La sangre igual que cualquier líquido busca el punto más bajo, por lo tanto, de la mitad del tronco y cabeza se ahorrará sangre pues bajará hacia la cabeza y no hacia la femoral rota.
Eso quita presión, pero no evita que el corazón siga
bombeando sangre que se estará saliendo del cuerpo, por lo tanto el socorrista deberá hacer la mayor presión posible colocando su propio puño entre la herida y el ombligo del accidentado, probando hasta pescar la arteria y aplastarla contra los huesos de la cadera.
Para hacer esto más efectivo, por un momento olvídese
de todo pudor o recato, y sin importar sexo ni edad, que alguien le ayude a desnudar al paciente para poder verificar en cuál punto de presión de esta maniobra corta o no corta la hemorragia.
Para su tranquilidad, no hay absolutamente nada que el socorrista pueda hacer para empeorar al paciente, al que si se lo mantiene parado, sentado, o acostado horizontal, se terminará por desangrar [lo ideal sería ponerlo cabeza abajo, pero muy pocos tendrán la fuerza para sostener así al paciente durante mucho tiempo].
Yo inventé este método, pero por suerte nunca me vi en
situación de tener que usarlo, y por último, si bien un menor se desangra más rápido, también por tener menos masa corporal es posible llegar a aplastar a la arteria a tiempo, por lo tanto en estos casos tenga menos dudas, porque incluso es posible que habiendo un médico presente este desconozca mi método, así que sea más decidido y asuma el papel protagónico, o el accidentado se morirá.
Claudio Corniola
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